No metas a Dios en esto.

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Estaba todo oscuro, no podía ver nada. "¿Qué está pasando aquí?" Escuchó voces y ruidos extraños; alguien grita, pero no sabe quién es. Le halan el cabello y la tiran al piso; siente un dolor agudo en la cabeza...

—¿Qué estás haciendo, estúpida? Nunca más vuelvas a hablarme, yo ya no soy parte de ti...

Era su propia voz la que escuchaba, pero no era ella la que hablaba. Fueron apareciendo rostros en la oscuridad que giraban a su alrededor; unos le gritaban, otros se burlaban.

—¡Estás jodida, estás jodida, estás jodida!

Salía como un eco del rostro sin cuerpo de Roberta.

—¡Caíste, estúpida post adolescente!

Escuchaba a Víctor susurrar en su oído y luego aumentaba el volumen de sus carcajadas.

—¿Sometida, Lara? Ya verás lo que es bueno... ¡Qué decepción tan grande!

Lloraba su madre sin consuelo.

Todo quedó en silencio y vio una silueta que se acercaba...

—Creer que todo está escrito nos resta la capacidad de hacernos responsables de nuestros actos...

—¿John? No te vayas, no te alejes de mí...

El llanto de un bebé se va escuchando cada vez más cerca con gritos de desespero.

—No llores, no llores, no llores... por favor, cállate.

Tapaba sus oídos acurrucada en un rincón; las voces acusadoras, carcajadas y gritos le aturdía su existir, todo daba vueltas a su alrededor...

El timbre del teléfono despertó a Lara de golpe. Miró a su alrededor y se dio cuenta con alivio que había sido una pesadilla, pero su corazón seguía acelerado. Era Víctor; buscó entre las sábanas y contestó el aparato.

—¿Hola?

—¿Estás lista?

—No...

—Trata de estarlo antes de las siete, mi madre es enferma con la puntualidad.

—Ok, estaré lista cuando llegues. Bye.

Colgó la llamada.

Estaba empezando a caer la noche, hacía frío y se abrazó a sí misma mientras permanecía sentada en su cama, sintiendo que se dirigía a la primera batalla que debía enfrentar, preparándose para la más importante: sus padres.

Se dio un baño rápido y luego se puso un vestido ligero con una chaqueta azul encima y unas sandalias de cuero que se amarran alrededor de sus pantorrillas. Se hizo una cola alta y colocó un poco de brillo en sus labios; estaba bastante pálida. Escuchó la bocina del carro de Víctor sonar y bajó rápidamente. De repente, se frenó de golpe al encontrarse con una visión que temía: Víctor saludando a John. ¡Oh no!

—Lara mi amor, mira quién está aquí, aprovechemos de darle la noticia.

John frunció el ceño, al percibir un toque de malicia en la voz de Víctor. Saludó a Lara con un beso en la mejilla.

—Hola John.

Dijo tímidamente sin hacer contacto visual.

—¿Cómo estás?

Le preguntó buscando su mirada pero ella lo esquivó.

—Bien, ¿Qué haces por aquí?

—Alonso me pidió que trajera las medicinas de Norbida, ya sabes que no maneja de noche.

Mil Veces Contigo (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora