Dèjá vu

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Lara seguía viviendo con Norbida y Alonso. Después de que esos viejos entraron en su vida, le fue imposible dejarlos; les debía tanto. No solo el que le hayan abierto las puertas de su casa en un momento difícil, sino el brindarle tanto cariño. Hay lazos que son más fuertes que los sanguíneos.

—Norbi, Lorena nos invitó este fin de semana a la playa. ¿Quieres venir?

Dijo Lara entrando a la habitación de los viejos, donde estos estaban acostados en su cama viendo en la televisión "Escenas de matrimonio". Reían a carcajadas con Pepa y Avelino, que ciertas veces se parecían un poco a ellos.

—¿Y qué van a hacer tres chicas cargando con esta momia por ahí? Ve y diviértete tú, que bastante falta te hace estos días. Estás muy aburrida, ya hasta quieres cargar conmigo. Además, ¿cómo dejo solo a este viejo pelón? No puede estar sin mí.

—No sé de dónde sacas eso, mujer —dijo Alonso y se rió con picardía tomándole la mano—. Por mí no te preocupes, acompaña a la niña si quieres.

—¡Que no! Si tuviera veinte años menos me anotaría, para refrescar un poco la vista viendo chicos guapos en traje de baño, pero a esta edad ya no se me pega nada.

—Pero si es que hace veinte años ya estabas vieja. Es igual antes que ahora, lo que se te puede pegar es un resfriado.

Norbida le dio un suave manotazo a su marido, y Lara se reía tanto con los dos. Lo único que soñaba era llegar a anciana con alguien viviendo un amor así.

—Bueno, entonces los dejaré solos el fin de semana, para que hagan travesuras.

Lara salió de la habitación viendo a Alonso frotarse las manos, mientras Norbida le lanzaba una mirada sospechosa. Luego llamó a Lorena.

—Lore, invité a Norbida pero no quiso venir con nosotras. Me habría gustado sacarla a distraerse un poco, ha estado un poco decaída.

—Luego hacemos un viaje a una playa más cercana y nos llevamos a los dos, el camino a Choroní es complicado para ella.

—¿Choroní? Sí, tienes razón porque capaz se nos queda en el camino la pobre. Bueno, ¿a qué hora nos vamos?

—Tengo que organizar algunas cosas y les aviso. Por favor, dile a Roberta que prepare su equipaje con tiempo, ya sabes que siempre deja todo para última hora. Y tú, lleva el traje de baño más sexy que tengas. ¿Quién sabe si te encuentras al amor de tu vida por ahí?

—Payasa.

—Amiga, es mejor andar como los scout: siempre lista.

—Ajá, está bien.

—Te aviso en un rato la hora. No, mejor yo paso por allá más tarde, así te ayudo a hacer la maleta.

—Ok, nos vemos entonces, bye.

Más tarde, estaban las tres chicas cotorreando en la habitación de Lara, mientras Roberta se pintaba las uñas, Lorena le depilaba las piernas a Lara.

—Después que termine aquí, vamos a darle limpieza a la cuevita, para que quede radiante y glamurosa.

Mencionó Lorena refiriéndose a la parte íntima.

—NO. ¿Estás loca? No, no, no, eso duele muchísimo. Yo me las arreglo con la hojilla, quedará igual de linda.

Protestó Lara, levantándose de la cama para huir de su amiga que amenazaba con una paleta de madera embarrada de cera caliente.

—Ay, qué cobarde, yo sí quiero.

Habló Roberta tomando el lugar de Lara.

—Ok, después me lo haces a mí.

Mil Veces Contigo (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora