El menos culpable

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John terminó sus asuntos en la universidad, pero antes de irse a casa, decidió dar un paseo por todas las áreas del campus, donde pasó gran parte de su tiempo en los últimos años, buscando cumplir su sueño. Él quería tanto ser abogado, quería ayudar a cambiar el sistema, pero sobre todo, soñaba con hacerle justicia a su padre; un caso más, cerrado sin resolver. Hubo alguna vez un sospechoso del crimen, pero fue desestimado por falta de evidencia o por sobrado dinero; de cualquier manera así quedó, olvidado entre archivos polvorientos, el expediente de Juan Jesús Álvarez, un buen hombre, esposo y padre, que a nadie le importó más que a su familia.

—Adiós Yacambú.

Dijo mirando el edificios antes de entrar en su auto.

Lara estaba sentada en el balcón, esperando a Víctor para hacerlo pasar sin que Alonso se diera cuenta. Al verlo llegar, inmediatamente le hizo señas para que subiera. Él estaba muy extrañado pero le hizo caso. Ella fue a su encuentro a la puerta de entrada del apartamento.

Al verla, se asustó un poco; tenía los ojos hinchados como si hubiera estado llorando mucho. Esto pinta mal, pensó.

—¿Estás bien? ¿Qué pasa?

Le dijo, tomándola suavemente del brazo y atrayéndola hacia él para darle un abrazo. Realmente le conmovió ver el estado en que se encontraba.

—No, Víc, no estoy bien.

Contestó, alejándose en reversa y señalando el sofá para que tomaran asiento. Él cerró la puerta a su espalda y la siguió, sentándose a su lado en el mismo sillón. Dobló una pierna debajo de la otra y se acomodó para poder tenerla de frente.

—Lara, lo siento mucho... perdóname.

Confesó sinceramente, pero antes de continuar hablando, ella lo interrumpió.

—¡Estoy embarazada! —Soltó sin rodeos.

Él se quedó unos instantes pensativo, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar.

—¿Qué? —formuló dudoso.

—He quedado embarazada de ti, de la única vez que he estado con alguien... En mi primera y única vez.

Lo dijo con evidente molestia en tono de reclamo.

Él la miró seriamente a los ojos y, poco a poco, se le fue dibujando una sonrisa, una muy amplia sonrisa.

—¿En serio te divierte saber que nuestro futuro está arruinado? Ahora nada de lo que planeamos podrá ser y, ¿estás feliz?

—¿Y cómo esperabas que reaccionara? Esto es realmente maravilloso. Hay una criatura en tu vientre hecha de ti y de mí.

Víctor se arrodilló en el suelo frente a ella para abrazarla, tocó su vientre y al hacerlo, sus ojos se llenaron de emoción. Pero ella se levantó y empezó a caminar de un lado para el otro.

—Yo no creo que sea tan maravilloso, sabes. ¡Yo tenía proyectos, tenía planes! Tengo 18 años, por favor. Apenas empiezo la universidad, mis padres van a matarme, los he decepcionado infinitamente. No sé cómo voy a hacer para enfrentarme a ellos. Esto es tu culpa, por no haberte protegido, por no haberme protegido a mí, mejor dicho.

—No pretendas culparme por algo que hicimos los dos. Tú no me pediste que usara un condón, ni tampoco te negaste al ver que no lo estaba usando, así que no me vengas con eso. Nunca pensé que esto pudiera ocurrir, no lo hice a propósito. En serio, quería que tu primera vez fuera natural.

Si, naturalmente mala, pensó Lara, que se quedó callada porque sabía que él tenía razón en lo que decía, ella debió decir algo, de hecho lo que no debió hacer, fue acostarse con él aquella noche, es que ni siquiera debió aceptar ser su novia, pero ya era muy tarde para echar atrás.

Mil Veces Contigo (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora