Bendito seas, gran Facebook.

70 14 126
                                    

Con el vaivén de las olas se resbalaba la arena haciéndole cosquillas en los pies. Estaba sentada en la orilla del mar contemplando su majestuosidad, reflexionando sobre lo pequeños que somos. De pronto una mano cálida tocó su hombro; sin voltear, ya sabía que era él. Como en todos sus sueños, nunca se sorprendía al sentirlo.

—Parece que me esperas —lo escuchó decir detrás de ella.

—Para mi nunca te has ido...

Lara abrió los ojos en medio de la oscuridad de la noche, se sintió molesta por despertar de los sueños donde aparecía John. Intentó volver a dormir, pero ya no pudo. Se levantó para ir al baño y luego fue por un vaso de leche, que calentó y endulzó con un poco de miel, en un intento por relajar su cuerpo y volver a conciliar el sueño. Media hora después, seguía dando vueltas en la cama; se levantó de nuevo y encendió su computadora buscando algo que calmara su mente intranquila. "¿Qué hora será en Madrid?", preguntó para sus adentros.

Abrió Facebook, donde muchas veces había puesto el nombre en el buscador y aparecían decenas, pero ninguno era el que ella buscaba. Antes de terminar de escribir, una notificación apareció en la pantalla: Solicitud de amistad de John Álvarez.

—Uhh

Aspiró una buena porción de aire llevándose las manos a la boca; su corazón latía al ritmo de redobles y volvió a imaginarse a la princesa en su cabeza asomándose por una ventana.

De inmediato aceptó y abrió el chat para saludarlo, pero no quería parecer desesperada, así que esperó unos segundos antes de escribir. Los puntitos en movimiento indicaron que del otro lado estaban escribiendo, lo que la hizo levantarse de la silla y empezar a dar vueltas por la habitación. Pronto advirtió que estaba hiperventilando, contó hasta diez para calmarse un poco, aunque las manos le sudaban.

—¿Es que está escribiendo un testamento? —se quejó, impaciente porque el mensaje no terminaba de aparecer en la pantalla.

Del otro lado, John no sabía cómo saludar, escribía y borraba sin decidir cómo empezar una conversación después de tanto tiempo.

John: ¿Te has vuelto nocturna?

—No, no, ¿cómo se te ocurre? —se reprocha, borrando el texto.

John: ¿Está buena la rumba?

—¿Eres estúpido? ¿Qué rumba? ¿Será que el bebé no la deja dormir? Sí, mejor eso le pregunto.

Blum, el sonido lo sobresaltó.

Notificación de mensaje.

Lara: Hola 🤚

A Lara le ganó la ansiedad. "¿Qué tanto escribe este hombre, Dios?". No aguantó y tecleó, saludándolo primero.

—¿Hola? eso era todo estúpido: ¡Hola Lara! y listo. Ook. Ya.

Se sentía un adolecente frente a la chica que le gusta, hasta tartamudeaba y eso que no era hablando con ella que estaba, sino escribiendo.

John: Hola Lara.

John: ¿Cómo estás?

Lara sonrió y se relajó al darse cuenta de que él había estado pensando en qué decir, sin conseguir las palabras.

Lara: Bien, qué alegría saber de ti.

John: Gracias, también me alegra poder comunicarme contigo. Y ¿Qué tal la universidad?

John deseaba hacer preguntas menos triviales, pero estaba nervioso.

Lara: Bueno, aún estoy un poco loca, pero ya entiendo algunas cosas jeje. Ya estoy en el último año. ¿Y tú? Supe que habías continuado tu carrera por allá.

Mil Veces Contigo (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora