Me importas
Estaba siendo completamente abrazado por los fuertes brazos de Levi, se le hizo extraño pues a esa hora su amado está arreglándose para ir a trabajar o por no decir que ya estaba con su hermoso traje.
—Levi – lo movió un poco para despertarlo – Despierta llegaras muy tarde al trabajo, Levi – le beso en la mejilla –
—Eren, amor déjame dormir – al escuchar esas palabras sus mejillas se tornaron rojas – No tengo que ir a trabajar; estoy cansado.
—Lo siento – se acomodó de nuevo en el pecho del mayor y lo abrazo – descansa mi príncipe.
Sintió las manos acariciando sus largos cabellos y su espalda, no sabía cómo podía sentirse tan tranquilo a su lado y mucho menos cómo hacer para calmar el latido desmesurado de su corazón cada vez que Levi lo trataba como su ser más especial.
Sintió un dolor en el vientre y trato de ignorarlo, quería pasar más tiempo con Levi en esa posición, pero cada minuto que pasaba era más intenso, odiaba esos momentos, pero a través de los años logro entender el dolor que su madre, abuela y hermana pasaban y sabía que no eran nada agradables.
Se levantó de su amado refugio y fue en busca de su abuela, la vio sentada frente a la piscina y con el teléfono en sus arrugadas manos, sonrió y llevo de inmediato sus manos a su vientre.
—Abuelita – trato de llamar su atención, pero su voz era muy baja y temblaba un poco – Buenos días.
La vio moverse y verlo con ternura, lo llamo con la mano y ahí entendió que debía estar hablando con sus padres. Se acercó lentamente y se sentó en la silla contigua a la de su abuelita, se curvo con desesperación y unas lágrimas salieron.
—Claro que si hijo, deben dejar en claro que no deben acercarse a la vivienda de Levi y Eren – afirmo mientras consentía su cabello – Hijo mío debo dejarte, Eren está algo enfermo y debo atenderlo. Salúdame a todos, te quiero.
Ella se acuclillo y beso su cabeza, lo acaricio con más cuidado, se sentía muy adolorido.
—Cariño te preparare una infusión de estrellas de castaño – el solo pudo asentir – Vamos hijo debes levantarte.
—Hoy me duele demasiado – afirmo y levanto su rostro topándose con la mirada tierna que su abuela siempre le daba – Llevaba ya casi tres meses sin sentirme así.
—Ven te ayudare y mientras se hierve el agua te hare un masaje – él se dejó ayudar y sabía que su abuela se esforzaría por hacer que mejorara pronto – Llamare a tus padres de nuevo y les diré que traigan tus medicamentos.
Se recostó en el sofá de la sala y vio cómo su abuelita corría a la cocina a preparar lo prometido, trato de respirar profundo y regularizar también su respiración, siempre que se preocupaba solía desmayarse y esta vez estaba solo con su abuelita, sería imposible auxiliarlo asi que se preocuparía más de la cuenta si aquello ocurría.
A los pocos minutos ella llego con una pomada, levanto su blusa y bajo un poco el pantalón, con suavidad empezó a esparcirla sobre su vientre y las suaves manos le daban cierta tranquilidad; mas su cuerpo aun temblaba por el dolor, por lo que rogaba a los dioses que le ayudaran a sobrellevarlo.
—Te sentirás bien en pocos minutos cariño – afirmo y lo vistió de nuevo – Debes tranquilizarte, iré a ver si el agua ya está lista.
—Gracias abuelita – beso sus manos y la vio alejarse –
Cerro sus ojos, estaba sintiendo como la pomada empezaba a calmar de a poco su malestar, pero era desesperante y agobiante, si tuviera el medicamento le pasaría relativamente rápido, pero había decidido no comprarlas porque ya llevaba varios meses sin ese pequeño inconveniente.
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tu eres mi flor de loto
RomanceRivaille Ackerman el mejor soldado que tiene las fuerzas armadas de Francia, mejor conocido como Levi, poseía todas las mejores cualidades para llevar a cabo las funciones de seguridad, análisis, no se puede negar que el trabajo que más le gusta es...