capitulo 16

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Me importas

Estaba siendo completamente abrazado por los fuertes brazos de Levi, se le hizo extraño pues a esa hora su amado está arreglándose para ir a trabajar o por no decir que ya estaba con su hermoso traje.

—Levi – lo movió un poco para despertarlo – Despierta llegaras muy tarde al trabajo, Levi – le beso en la mejilla –

—Eren, amor déjame dormir – al escuchar esas palabras sus mejillas se tornaron rojas – No tengo que ir a trabajar; estoy cansado.

—Lo siento – se acomodó de nuevo en el pecho del mayor y lo abrazo – descansa mi príncipe.

Sintió las manos acariciando sus largos cabellos y su espalda, no sabía cómo podía sentirse tan tranquilo a su lado y mucho menos cómo hacer para calmar el latido desmesurado de su corazón cada vez que Levi lo trataba como su ser más especial.

Sintió un dolor en el vientre y trato de ignorarlo, quería pasar más tiempo con Levi en esa posición, pero cada minuto que pasaba era más intenso, odiaba esos momentos, pero a través de los años logro entender el dolor que su madre, abuela y hermana pasaban y sabía que no eran nada agradables.

Se levantó de su amado refugio y fue en busca de su abuela, la vio sentada frente a la piscina y con el teléfono en sus arrugadas manos, sonrió y llevo de inmediato sus manos a su vientre.

—Abuelita – trato de llamar su atención, pero su voz era muy baja y temblaba un poco – Buenos días.

La vio moverse y verlo con ternura, lo llamo con la mano y ahí entendió que debía estar hablando con sus padres. Se acercó lentamente y se sentó en la silla contigua a la de su abuelita, se curvo con desesperación y unas lágrimas salieron.

—Claro que si hijo, deben dejar en claro que no deben acercarse a la vivienda de Levi y Eren – afirmo mientras consentía su cabello – Hijo mío debo dejarte, Eren está algo enfermo y debo atenderlo. Salúdame a todos, te quiero.

Ella se acuclillo y beso su cabeza, lo acaricio con más cuidado, se sentía muy adolorido.

—Cariño te preparare una infusión de estrellas de castaño – el solo pudo asentir – Vamos hijo debes levantarte.

—Hoy me duele demasiado – afirmo y levanto su rostro topándose con la mirada tierna que su abuela siempre le daba – Llevaba ya casi tres meses sin sentirme así.

—Ven te ayudare y mientras se hierve el agua te hare un masaje – él se dejó ayudar y sabía que su abuela se esforzaría por hacer que mejorara pronto – Llamare a tus padres de nuevo y les diré que traigan tus medicamentos.

Se recostó en el sofá de la sala y vio cómo su abuelita corría a la cocina a preparar lo prometido, trato de respirar profundo y regularizar también su respiración, siempre que se preocupaba solía desmayarse y esta vez estaba solo con su abuelita, sería imposible auxiliarlo asi que se preocuparía más de la cuenta si aquello ocurría.

A los pocos minutos ella llego con una pomada, levanto su blusa y bajo un poco el pantalón, con suavidad empezó a esparcirla sobre su vientre y las suaves manos le daban cierta tranquilidad; mas su cuerpo aun temblaba por el dolor, por lo que rogaba a los dioses que le ayudaran a sobrellevarlo.

—Te sentirás bien en pocos minutos cariño – afirmo y lo vistió de nuevo – Debes tranquilizarte, iré a ver si el agua ya está lista.

—Gracias abuelita – beso sus manos y la vio alejarse –

Cerro sus ojos, estaba sintiendo como la pomada empezaba a calmar de a poco su malestar, pero era desesperante y agobiante, si tuviera el medicamento le pasaría relativamente rápido, pero había decidido no comprarlas porque ya llevaba varios meses sin ese pequeño inconveniente.

tu eres mi flor de lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora