capítulo 21

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Distancia l


Esa mañana cuando sonó la alarma se levantó con el corazón bastante oprimido, no quería que Levi se fuera, pero sabía a la perfección que su trabajo era extremadamente importante, él no podía decirle que se quedara a su lado; depositó un beso en la blanca frente dándole a entender que debía despertar, por su parte salió de la cama, fue a la cocina.

Odiaba la idea de estar en esa casa sin él, pero debía aprender a vivir este tipo de situaciones porque su novio primero conoció su trabajo antes que, a él, soltó un fuerte suspiro, después se palmeo con fuerza sus cachetes, no le prepararía un delicioso desayuno con un toque de tristeza; fue hasta la nevera, con una actitud un poco más positiva empezó a preparar el café que tanto le gustaba a su azabache, con huevos fritos y tostadas con mantequilla.

Acomodo la mesa, cuando estaba terminando de colocar los platos, lo vio llegar con su elegante uniforme, dando un gran bostezo, sus cabellos estaban desordenados, tomo asiento con pesadez.

—Buenos días – lo saludo, dejo un beso en la mejilla - ¿descansaste?

—Desde que duermo contigo la respuesta siempre es si – lentamente abrió sus ojos, los poso en él, sabía que no le mentía – Buenos días para ti también.

—¿Estás seguro que no olvidas nada para el viaje? – el negó, mientras empezaba con el desayuno – si al llegar allá te das cuenta que algo falta, avísame y te lo hare llegar.

—De acuerdo – mastico un trozo de tostada, bebió un poco de su café – ¿no vas a desayunar?

—No, es muy temprano, aun no tengo hambre – le dio una cálida sonrisa – además no tengo clase y podré dormir un poco más, también quedamos con las chicas de vernos hacia el mediodía para empezar con los arreglos de nuestra tienda.

—Diviértete – él le mostro la más hermosa pequeña sonrisa que jamás había visto – solo recuerda que tu prioridad es el estudio.

—Lo se Levi, por cierto – el levanto su mirada, espero a que continuara – recuerda que te amo.

El dejo el recipiente de su bebida con un fuerte estruendo, llego a su lado para besarlo, sabia a café oscuro, pero era el mejor sabor que podía tener en ese momento, lo abrazo, dejo que él lo consintiera, serían los últimos besos y mimos que sentiría por un largo tiempo.

—Mocoso de mierda – dijo sin separar sus labios – ni te imaginas cuanta falta me vas a hacer.

—Y tú a mí – dejo varios besitos sobre el rostro del azabache, lo aparto, debía terminar de arreglarse – ahora bien, termina el desayuno que ya casi deben venir a recogerte.

El asintió e hizo caso, podía afirmar que Levi era demasiado tranquilo a su lado, eso lo llenaba de felicidad; lo vio terminar su desayuno, recoger lo que utilizo, regresar a su cuarto, por su parte llevo la maleta a la entrada, quito el seguro de la puerta, espero atentamente a que llegara Erwin.

Escucho a su novio llegar, se giró lentamente, esos fuertes brazos lo abrazaron con fuerza, agradecía que el también entendiera que lo extrañaría.

—No le abras la puerta a extraños, ni aquí, ni en la finca – el asintió, luego suspiro – por extraños también me refiero a mi madre ¿de acuerdo?

—Si – quería quedarse así para siempre, fundirse en ese abrazo – cuida de mis padres y mi abuela.

—Lo hare, recuerda que también son mi familia – amaba que dijera eso, lo hacía sentir inmensamente feliz – si necesitas algo no dudes en llamar a Hanji, ella te ayudara.

Iba a contestar cuando el pito del carro hizo presencia al frente de la casa, ambos se giraron, vieron salir a Armin con la pequeña en brazos, Erwin ayudaba a bajar las maletas, ambos salieron de la casa, sin dudarlo ayudo recibiendo la pañalera. Vio a su pareja subir la maleta, sintió esa necesidad de pedirle que lo llevara, tenía miedo, tanto que sus lágrimas empezaron a salir.

tu eres mi flor de lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora