Capítulo 5- El trato: Parte 2

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Salí del coche y me dirigí a la enorme casa. Pablo abrió la puerta y me dejó pasar.

-Wow- dije asombrada. La casa tenía un enorme jardín con piscina incluida y contaba con 2 pisos visibles.

Seguimos caminando y él abrió la puerta de la casa. Yo pasé y me quedé aún más asombrada, tenía una decoración moderna pero acogedora.
Las dimensiones de la casa me sorprendían mucho, jamás había estado en una casa tan grande, yo no venía de un barrio humilde pero tampoco de tanto dinero.

-Ven, siéntate aquí y hablamos- dijo ofreciéndome una silla en frente de una gran mesa.

Me senté, estaba temblando, no sabía qué me iba a proponer.
Pablo cogió otra silla y se sentó en ella.

-Antes de que digas algo, las preguntas aquí las hago yo, ¿vale?- dijo mientras sacaba su móvil y mandaba un mensaje a alguien- Primero de todo, ¿cuál es tu nombre?

Pensé durante unos segundos si debería de decirle mi nombre real o no, pero previendo futuros problemas preferí ir con la verdad.

-Mi nombre es Laia.

-Vale, Laia- pronunció mi nombre de una manera que me puso los pelos de punta- puede que lo que te vaya a decir ahora te suene un poco raro pero...- se quedó callado durante unos segundos- alguien nos ha grabado en el callejón mientras te tenia acorralada contra la pared- se pasó las manos por la cara, claramente nervioso y angustiado- Sabes lo difícil que es conseguir una buena carrera deportiva y no puedo permitirme que eso arruine la mía, así que estoy aquí para ofrecerte grandes ofertas económicas a cambio de que finjas ser mi novia, la gente no se sorprenderá tanto de que haya tenido a una mujer acorralada contra la pared, con su boca a centímetros de la mía si digo que es mi novia.

-¿¡Qué!?- me esperaba de todo menos eso- Esto tiene que ser una broma, ¿dónde están las cámaras?- maldije el día en el que nací, ¿por qué todo esto me tenía que pasar a mi? Ahora entiendo por qué el hijo de p*ta quería darme la mano de camino a su coche, para que la gente pensase que éramos pareja y que lo que había pasado en el callejón no armase un gran escándalo en su club o en donde quiera que entrenase.

-Primero de todo- dijo mientras se levantaba de su silla y apoyaba ambas manos encima de la mesa- he dicho que las preguntas aquí las hago yo y seg...

De repente la puerta de la casa se abrió

Mi amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora