Capítulo 23- je t'aime🤍🔞

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Tras entrar al Estadio, uno de los guardias nos dirigió a Sira y a mí hacia la zona donde estaban los jugadores descansando después de un poco de calentamiento, el cual seguirán después, quince minutos antes de empezar el partido.

Estábamos en la parte más alta del Estadio, allí había una zona especial en las gradas, el palco deportivo, el cual estaba separado del público con un pequeño muro que impedía que la gente entrase. La terraza donde estábamos situados era grande, pero no tanto como la habitación que había dentro, la cual tenía varios sofás y mesas, incluso había comida para los acompañantes. Allí nos quedaríamos todos durante el "concierto", pero a la hora del partido solo nos quedaríamos Sira y yo.

Nada más entrar a la zona donde nos quedaríamos, todos los jugadores empezaron a aplaudir.

-Oleee, han llegado las damas- escuché decir a uno.

Muchos de ellos se acercaron a saludarnos dándonos dos besos, otros tantos, solo nos saludaron con un simple "hola".

Gavi se me acercó después de que hubiera saludado a todos sus compañeros.

-Hola, ¿nervioso?- le pregunté.

-Un poco- me contestó. Sabía que mentía, se le notaba que estaba bastante estresado y nervioso pero no insistí más.

Acercó su cara a la mía y me dio un beso. Yo le cogí la cara y lo profundicé, intentando así que se relajara un poco.

Me cogió de la mano, y me dirigió a un sitio.

-¿A dónde me llevas?- pregunté de manera curiosa.

-Shh- supe a dónde me estaba llevando cuando vi la puerta del baño abierta, indicando que no había nadie.

Entramos al baño, cabe decir que era bastante grande, y Gavi rápidamente cerró la puerta con cerrojo.

-No te lo he dicho, pero esa camiseta te queda de maravilla, incluso mejor que a mí. No sé si estaré dando muchos detalles pero al verte con mi camiseta se me empalma.

-PABLO- le dije mientras me reía. No estaba acostumbrada a que me dijeran ese tipo de cosas, no podía evitar el ponerme roja cada vez que escuchaba una de las miles de guarrerías que decía por su boca al día- qué poético.

-Me dicen Romeo, pero no Santos- me guiñó un ojo. Se acercó a mi y me dio un beso en los labios. Este beso no fue tranquilo y suave como el otro, este estaba subido de tono. Pablo me estaba besando con ganas, unas ganas que jamás había visto. Yo intentaba seguirle el ritmo, cosa que era compilada, pero al parecer lo estaba consiguiendo.

Pablo me llevó contra la pared del baño y pegó su cuerpo al mío. Me agarró del culo mientras me besaba y eso solo hizo que me excitara más de lo que estaba. Mentiría si dijera que no había imaginado varías veces el hacerlo con él, pero nunca pensé que podría llegar a ocurrir. Me estaba dejando llevar, quizás debería de poner frenos e ir más lento en mi relación con Pablo, pero ese no era el momento de planteárselo, era demasiado tarde y no me iba a echar para atrás a esas alturas.

Me dejé llevar y empecé a notar como él intentaba quitarme la camiseta desesperadamente. Le aparté las manos para hacerlo yo misma ya que estaba claro que él no podía, estaba demasiado concentrado comiéndome la boca, incluso se llegó a molestar cuando tuve que apartar mis labios un segundo de los suyos para quitarme del todo la camiseta, pero la molestia se le pasó en cuanto me vio en sujetador.

Me quitó el sujetador con bastante facilidad y lo tiró al suelo. Al momento me sonrojé, me estaba mirando las tetas, sin ningún tipo de disimulo.

Mi amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora