Capítulo 9- La primera noche

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Tras todos estos problemas, Pedri me ofreció enseñarme la casa mientras Gavi iba con unos amigos con los que había quedado. Me sorprendió para bien el hecho de que Pedri fuera un chico muy majo y gracioso, con todo el problema que había tenido con Gavi no había tenido tiempo de conocerlo ni de hablar con él y por eso tuve una imagen bastante distinta a lo que él era en realidad.

-El jardín es mi parte favorita de la casa, es prácticamente la entrada a ella, me gusta verlo bonito y bien cuidado y también que los demás lo vean así- me dijo mientras me lo enseñaba con bastante ilusión. Tenía bastantes flores pero mayoritariamente había césped- por ahí -señaló para la derecha- tengo unas porterías para jugar a fútbol y una canasta para baloncesto, otro día podríamos jugar.

-Me gusta mucho tu jardín, y sí, podríamos jugar otro día. No soy muy buena jugando al fútbol pero sí que es verdad que estuve en un equipo de basket durante cuatro años, no es para echarme flores pero tengo que decir que era la mejor de mi equipo, así que probablemente te dé una paliza si jugamos- dije mientras me reía. El baloncesto había significado bastante para mí, pero tuve que dejarlo a los quince años debido a que mis notas no eran las mejores de la clase y mis padres decidieron que ya no iba a ir más a baloncesto ya que suponía una gran distracción para mis estudios. Mis padres no son demasiado estrictos en el día a día, pero cuando tiene algo que ver con los estudios se transforman en bestias súper exigentes.

-Bueno, ya veremos, puede que yo haya estado en la NBA y no lo sepas, ehh- se rió.

Pedri continuó enseñándome la casa, era muy elegante y espaciosa; tenía razón al decir que aún los dormitorios no estaban amueblados, ya que habíamos pasado por varias habitaciones vacías, las cuales me había dicho que tenía aún que amueblarlas, pero que últimamente no tenía mucho tiempo libre para hacerlo.

En la planta baja de la casa estaba el salón, la cocina, dos cuartos de baño, un gimnasio, una sala de juegos (en la que había una gran mesa de billar, dos plays y máquinas de juegos), un dormitorio vacío y el despacho.
En la planta de arriba estaba su dormitorio y el de Gavi, dentro de los cuales había un baño y un vestidor.
También había más habitaciones vacías, otro baño fuera de los dormitorios, una sala de cine y una enorme terraza, la cual daba unas vistas espectaculares a la ciudad de Barcelona, sin duda esta casa debía de haber costado un pastón.

Pedri ya me había enseñado toda la casa excepto la habitación en la que iba a dormir ya que estaba esperando a que Pablo volviese para hacerlo, pero viendo que ya era de noche y que su amigo no asomaba procedió a enseñármela.

-Y por último pero no menos importante, te voy a enseñar tu habitación- me dijo mientras giraba el manillar de la puerta y esta se abría.

Pude ver un dormitorio precioso, con una cama de matrimonio en medio de él, dos mesitas de noche a ambos lados de la cama, un gran ventanal con una mesa de estudio en frente de él, en ella había varías fotos de Gavi con sus amigos, las cuales me acerqué a ver; él era muy guapo y en las fotos se le veía muy feliz, todo lo contrario a como le había visto hoy. En el suelo de la habitación había una pelota de fútbol y en las estanterías que estaban en la pared había varios trofeos. También vi dos puertas, una de ellas llevaba a un baño y la otra a un vestidor, el cual estaba lleno de ropa de Gavi; se podía ver que vestía muy bien, tenía el estilo de ropa que a mi me encantaba ver en los chicos, les daba mucho rollo. Alcancé a ver equipaciones y tenis de fútbol, supuse que le gustaba.
La habitación estaba muy ordenada y me gustó el estilo que tenía, no podía mentir; pero de solo pensar que tenía que dormir en ella con Pablo se me erizaban los vellos de la piel.

-¿Y bien? La verdad la habitación está bastante bien, tendrás que hablar con Gavi para que os organicéis y os dividáis el espacio.

-Me la esperaba peor. Aceptable- tuve que admitir.

Pasé todo el resto de la noche en el sofá de Pedri, viendo películas en netflix. Me aburrí un poco debido a que no podía usar mi móvil; en el contrato firmé el no poder usar internet (no entendía mucho el por qué) y tampoco podía comunicarme con nadie ya que había perdido la tarjeta SIM así que el uso que tenía mi móvil ahora era nulo.
A las doce de la noche decidí irme a dormir, no tenía pijama así que tendría que buscar una camiseta en el vestidor de Gavi.

-Buenas noches Pedri- me despedí.

-¿Ya te vas a dormir? - dijo con decepción- justo empezaba un programa que seguro que te iba a gustar.

-Estoy muy cansada, ha sido un día muy largo.

-Lo entiendo, buenas noches- finalizó la conversación.

Me dirigí escaleras arriba hasta llegar al dormitorio que hasta entonces había sido solo de Pablo. Me senté en su cama y me quité las Converse que había llevado en los pies durante todo el día. Entré al vestidor del chico, no sabía qué ponerme y me daba cosa coger algo que no debiera. Al final, escogí una camiseta sencilla Nike, la cual me quedaba un poco ancha y me tapaba lo suficiente para que no se me viera nada que no quisiera.
Dejé la ropa encima de la cama y fui al baño del dormitorio, allí me desnudé y entré a la ducha. Me duché con agua hirviendo, como acostumbraba a hacer todos los días y me enjaboné con el gel que había allí. El olor del gel de hombre me recordó a Gavi y esto a su vez me hizo acordar de que no había cogido la toalla a la hora de entrar a la ducha. Me quedé perpleja y entré en pánico. Allí había una solo toalla, supuse que era de él. La había cagado de nuevo pero bien  ¿Qué iba a decirle cuando viera que su toalla no estaba donde siempre o viera que estaba mojada? No tenía otra opción, no quería salir desnuda y mojada a pedirle a Pedri una toalla para poder secarme. Me envolví en la toalla de Gavi y salí fuera del cuarto de baño. Al salir me lo encontré allí, sin camiseta, poniéndose el pijama. Me paré de golpe y me miró de arriba a abajo.

-Lo siento de verdad, se me olvidó coger una toalla y he tenido que usar la tuya- la vergüenza me estaba carcomiendo por dentro- pensé que ibas a llegar más tarde así que cogí esta camiseta tuya para ponérmela de pijama, ¿te importa?

Tardó unos segundos en responderme, los cuales dedicó a mirarme de arriba a abajo lentamente con una expresión con la cual no podría adivinar en lo que estaba pensando.

-No me importa- retiró su mirada de mi cuerpo- ponte lo que quieras- se calló por un segundo- Y respecto a mi toalla, me da igual que la hayas usado, échala a la secadora y ya.

Se puso rápidamente la camiseta del pijama mientras que yo entraba de nuevo al baño para ponerme la que me había dejado.

Salí del baño y lo vi tumbado dentro de la cama, desde donde yo estaba la cama se veía más pequeña que antes y al estar Gavi dentro quedaba muy poco espacio para mí. En ese minúsculo espacio evitar el roce iba a ser misión imposible para ambos.

Mi amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora