Capítulo 24- "Reencuentro"

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PABLO

Había hecho un partidazo, toda la afición había estallado en gritos, aplausos y felicidad cuando metí el gol gracias a la asistencia de Pedri. Gracias a ese gol ahora tenía una satisfacción en mi interior que no era capaz de explicar, sé que soy un muy buen jugador, pero quería impresionar a Laia y, sin duda, marcar ese gol ha sido lo que necesitaba, porque he aprovechado y se lo he dedicado.

LAIA

Llegamos a los vestuarios, la música se escuchaba a kilómetros, estaban celebrando la victoria sobre el equipo francés. Muchos jugadores estaban en las duchas, sin embargo, otros como Gavi ya habían salido de ellas. En cuanto lo vi, me acerqué a él para darle un fuerte abrazo.

Le pillé por sorpresa, se asustó un poco, pero al ver que era yo me abrazó de vuelta riéndose.

-Mira que no sé de fútbol, pero has hecho un partidazo- afirmé.

-Lo sé, rizos- me guiñó un ojo.

-Que egocéntrico eres.

Ansu Fati se acercó a nosotros, bailando al ritmo de la canción que sonaba de fondo, Volando de Mora, Bad Bunny y Sech. Este chico no se cansaba nunca.

-Eyyy, ¿os animáis esta noche a la fiesta, no? ¿Tenéis ganas?

Iba a contestarle para decirle que sí, pero Pablo se me adelantó.

-¿Acaso lo dudabas? Eso sí, llegaremos un poco tarde.

A Ansu se le cambió la expresión, a una pícara.

-Ahhhhhhhhh, cosas de pareja ehh- nos miró con una sonrisilla pervertida que hizo que me sonrojase y se fue, al igual que había venido, bailando al ritmo de la canción.

Los demás jugadores, poco a poco salían de las duchas. Muchos de ellos se fueron directamente hacia el autobús para prepararse para la fiesta que les venía esta noche, que según lo que Sira me había contado, iba a estar movidita.

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Cuando llegamos al hotel Pablo me dirigió a nuestra habitación.

-No te enfades por lo que te voy a dar ahora, te lo debía.

No entendí a lo que se refería hasta que vi sacar de su maleta un regalo. Me lo tendió un tanto nervioso.

-¿Por qué me das un regalo?No puedo aceptarlo, yo no tengo nada para ti.

-Soy consciente de que no tienes nada para mi, no te preocupes y ábrelo.

Poco a poco fui desenvolviendo el regalo que me había dado. Me quedé de piedra. Me había regalado el IPhone 11, con tarjeta SIM incluída.

-¿Por qué? No me debías ningún móvil. El mío lo rompí yo, tú no tuviste nada que ver- le tendí el móvil, apurada, pero él me rechazó el que se lo devolviera.

-Nos conocimos gracias a que rompiste tu móvil, hazme caso que sí te lo debía. Aparte, que en el contrato te prohibí usar tu móvil, aunque dudo que pudieras usarlo con lo roto que estaba. Pero igualmente, te lo regalo. Por cierto, hablando del contrato, creo que deberíamos de romperlo, hemos incumplido la regla más importante.

Mi amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora