Capítulo 29- Hay mucho de mí que te faltó conocer

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6 días para la vuelta a Jaén
LAIA

-Bua, echaba de menos darme un baño relajado en la piscina- dijo Gavi. Tragué saliva, el baño "tranquilo" no iba a durar mucho, estaba esperando el momento para decirle la noticia que me estaba matando. Intentaba esconder la ansiedad que sentía en aquel momento pero mis manos temblorosas me delataban, suerte que Gavi no estuviera prestando atención a mi lenguaje corporal.

-Sí, yo también- mentí e intenté cambiar de tema- Sira me dijo que fuésemos mañana a su casa, que iba a hacer una fiesta.

-Ya lo sé, no hace falta que finjas, mañana es la fiesta sorpresa que me han preparado- No sabía de qué me hablaba- No hace falta que disimules ¿eh?- realmente no tenía ni idea de lo que hablaba así que ignoré sus comentarios y me acerqué nadando hacia él, que apoyaba la espalda en la pared de la piscina.

-Acércate más que te dé un beso- me dijo.

-No- negué y pude ver en su cara la clara confusión por mi respuesta- tengo que contarte algo importante- por fin lo dije, sintiéndome mal al instante. Su cara expresó una preocupación y miedo que nunca había visto en él.

-¿Qué pasa Laia?- pronunció con dificultad. Me dio la sensación de que sabía lo que le iba a decir, pero que quería escucharlo de mi boca para creérselo, aunque ni yo misma me lo creía.

-Me quedan 6 días para irme a Jaén- fui directa y no me anduve con rodeos, guardar esta información me estaba carcomiendo por dentro, pero decirla fue aún peor. Al decirla en voz alta sentí como que mi mayor miedo se hacía realidad, al contrario que al pensarlo, que parecía una simple pesadilla.

No contestó, pero tampoco hizo falta que contestase para saber cómo se sentía. Noté como sus ojos se llenaban de lágrimas, las cuales intentaba ocultar.

-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Desde cuándo lo sabes?- preguntó intentando que no se le fuera la voz, pero fue en vano- Podría haberte ayudado a solucionarlo.

"No tiene solución" pensé. No me dio tiempo a contestar, ya que apoyó sus manos en el bordillo de la piscina y salió de esta, dejándome sola en el agua con la palabra en la boca.

-¡Gavi!- lo llamé mientras veía como se envolvía en la toalla y se dirigía con pasos rápidos hacia dentro de la casa, dando un fuerte portazo al entrar en ella.

Comencé a notar como las lágrimas recorrían mi cara. Sabía que esto iba a pasar y era lo que más me dolía. Lo que empieza jugando termina gustando, ley de vida.

Salí de la piscina rápidamente y me dirigí hacia la puerta de entrada de esta de manera rápida. No me dio tiempo ni a coger la toalla para secarme, necesitaba hablar con Pablo.

Llamé a la puerta de la casa, ya que Gavi al haber cerrado la puerta me había quedado en el jardín y como no tenía llaves no podía entrar.

Alguien abrió rápidamente la puerta, me dirigí hacia dentro de la casa sin mirarle a la cara, pero me frené de golpe al notar como sus manos se estampaban contra mis hombros parándome.

-Eh eh, Laia- me frenó- ¿qué haces?- Era Pedri,

Temía que ya supiera lo que había pasado y que no me dejase entrar a su casa.

Mi amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora