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                      Había escuchado el sonido de la ventana abrirse y como algo o alguien había caído a los pies de su cama, estaba seguro de que no fue un sueño y ahora buscaba por todo el lugar incluyendo debajo de la cama y su propio armario ...

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                      Había escuchado el sonido de la ventana abrirse y como algo o alguien había caído a los pies de su cama, estaba seguro de que no fue un sueño y ahora buscaba por todo el lugar incluyendo debajo de la cama y su propio armario donde todo parecía desordenado. Podía ver como faltaban algunas cosas, siendo común debido a que incluso Jack le robaba algo se ropa y él tenía cosas que no le pertenecían, aunque mal dicho pues nada era de su propiedad más que de algún ciudadano que ahora no tendría vida. Se sentía realmente molesto, aunque podría tratarse de un pájaro puesto que la altura no era fácil de escalar, solo una persona con mucha agilidad o un espectro podría haberlo hecho.

O el mismo señor Slenderman, pero eso era una idea imposible de pasar por su mente.

—Que estupidez...mira.—Se agachó encontrando pruebas de lo que podía ser el culpable: Una pluma.

Pasó una mano por su frente, se había molestado para nada. Salió de su habitación en camino al baño de la cabaña, quizás el agua no saldría caliente y el flujo fuera muy irregular pero necesitaba usar el servicio. Al abrir la puerta observó como el pomo no giraba del todo, dio unos golpes en la puerta, estaba encajada de nuevo.

—¡Hoodie, la puerta está encajada de nuevo!—Dio varios golpes con el puño intentando desencajarla.

—¡Ese es problema tuyo!

Sin verse con más opciones empujó con fuerza la puerta con el brazo, haciendo que lo que parecía atascado se abriera y la puerta se abrió. Se tambaleó un poco apunto de caerse, con la sorpresa delante de sus ojos se dio cuenta de que la puerta no estaba atascada, sino que alguien estuvo poniendo resistencia en el pomo con sus propias manos. Su cuerpo se encontraba apoyado en la pared, respirando un poco agitada puesto que no esperaba que tal fuerza le empujara, su cabello un poco desordenado y las marcas en su cuerpo le estremecieron, moráceas y ocultas por una de sus camisas que ciertamente le faltaba del armario.

—Jane...—Cerró rápidamente la puerta a sus espaldas.—¿Qué haces aquí?

—Siento no haberte respondido, perdí mi teléfono.

Mantenía una mirada agachada, culpable de lo que ocurría. Jeff abrió un poco sus labios sin poder decir nada, tomando aire y llenando sus pulmones para después suspirar y negar tranquilo, por un momento fue como recibir un pinchazo en el corazón con la aguja, cosiendo nuevamente todo lo que se había roto dentro de él.

—Eso no importa. ¿Qué haces aquí?—Se acercó a ella intentando levantar su mirada, pero no podía evitar fijarse en las marcas moteadas sobre su cuerpo.—¿Qué ha pasado?

Jane acariciaba sus brazos con cuidado, desprendía tristeza en sus ojos, pesados con unas grandes ojeras que hacían que sus grandes y hermosos ojos que imitaban el color de la naturaleza parecieran haber pasado por una catástrofe.

—He estado tomando la medicación todo lo que he podido, debe ser un efecto secundario, realmente no lo sé.

A ese punto ya no podía creerle nada, pero no era médico y podía tratarse de una verdad.

—Siento haber entrado así, no quería molestar a nadie a esa hora. La mayoría no están en la casa.

Asintió, sus ganas de orinar desaparecieron de forma repentina.

—Vamos a mi cuarto, no es el mejor lugar para hablar.

La tomó de una de sus manos, extrañamente se había dejado y la apretaba con suavidad para evitar soltarse. Una corriente eléctrica subió hasta sus mejillas sintiendo como el sonrojo se acumulaba, aquél tacto inocente podía con él y sus emociones. Rápidamente la metió en su habitación asegurando con el seguro de la puerta que nadie pudiera entrar, si no quería que nadie la viera entonces así sería.

Jane se sentó en su cama sintiéndose algo más relajada mientras él, de cara a la puerta, solo pudo recordar todo lo que había sentido en esa semana.

—Jane, lo que te dije...

—¿Es por ese niño?

Se quedó en silencio, sabía que se refería a la existencia de Jhaen y todo lo que ocurrió años atrás. Apoyó la cabeza en la puerta, sus sentimientos no llegaban desde ese entonces, posiblemente algo más tarde cuando sus peleas cambiaron a ser menos frecuentes. Posiblemente fue su ausencia lo que le hizo ver verdaderamente el por qué le gustaba pelear con ella.

—No es por Jhaen...¿Crees que si yo quisiera una familia le habría dejado abandonado?

Jane asentía, escuchándolo. Se acercó a ella lentamente, colocando una de sus manos sobre su cuello solo apretándolo con suavidad, no la suficiente como para que sintiera dolor. Se sentó a su lado acercándolo más a él por el agarre, no tenía más opción que dejarse puesto que podía estrangularla si quería, pero no lo esperaba.

—¿Por qué me mientes?

Acortó la distancia entre ellos, sintiendo la respiración de la chica sobre sus labios, aunque intentaba alejarse de él apretó un poco su cuello, en el fondo seguía molesto por todo lo sucedido.

—No te estoy mintiendo.—Tragó saliva, el agarre estaba siendo cada vez más fuerte.—Jeff, suéltame.

—¿Qué está haciendo Liu?

—No está haciendo nada, lo juro por mis padres.

Quedaron unos segundos de silencio, no podía estar engañándole con tal promesa, sabía lo importante que eran sus padres, no tanto como los suyos con quienes si se atrevería a mentir, esperaba que su padre le estuviera observando desde el infierno lleno de rabia, tal y como le dejó a él. Bajó la mirada a los labios de la chica, estaban ligeramente rotos pero húmedos, las cicatrices eran notables.

—Lo siento.

Susurró bajo sus labios para después cortar toda la distancia besando sus labios con suavidad, no quería hacerle daño. Dejando de apretar su cuello llevó la mano hacia su nuca acercándola más a él, estaba correspondiendo el beso. Quizás era la sensación de seguridad que Jeff le estaba brindando en esa situación, por algo no le quedó más opción que ir a la cabaña.

No le había mentido, se encontraba enferma y la única persona que podía ayudarla era el hermano mayor de los Woods, pero el menor, hablando de Jeff en esa cabaña rodeada de personas, sin poder probar la soledad, era como un hogar por el que empezaba a sentir morriña.

Fue la sensación de hogar, de la calidad que desprendía, por la que dejó que la habitación se llenara con el sonido de unos labios separándose para volverse a juntar.

De todos modos, tendría que volver a irse pronto.

•Buenos días niños, hoy la pregunta del día es: ¿Por qué Jane siente seguridad con Jeff?

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•Buenos días niños, hoy la pregunta del día es: ¿Por qué Jane siente seguridad con Jeff?

Les dejo eso a sus mentes, me voy.

Hemotoxin-

Text me back 『Janeff』HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora