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                    Estaba sentada sobre su cama, no tenía ni la más remota creencia de que de verdad iría a verle tal y como dijo, a pesar de haber escrito esos mensajes en un ataque de celos que consiguió no hacer notar mucho, o eso creía

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                    Estaba sentada sobre su cama, no tenía ni la más remota creencia de que de verdad iría a verle tal y como dijo, a pesar de haber escrito esos mensajes en un ataque de celos que consiguió no hacer notar mucho, o eso creía. Se sorprendió en el momento que cuando tocaron su puerta se trataba de ella, una ella un tanto...despeinada que nada más entrar se peinó con sus dedos apresurada, una ella que tenía puesto lo primero que debió ver.
Una Jane herida.

Cuando le preguntó el qué había pasado le respondió con algo que ni siquiera tuvo que dudar si era cierto o no.

—Vine de cazar y bueno...sabes que ese tipo de personas son algo peligrosas.

Cierto, ella no asesinaba a esas personas corrientes que viven su vida sin hacer daño a nadie, no al menos de forma intencionada o daños que se puedan definir como ilegales. Se trataban de borrachos peligrosos, pedófilos, violadoras y ladrones, personas hostiles que por un motivo u otro decidieron tomar el camino más oscuro. Si, ellos no eran menos malos, pero sí más inteligentes a la vez que precipitados.

Si no fueran sus compañeros entonces Jane los tendría en su lista negra.

—Jeff The Killer, treinta años, profesión: Humorista.

—Muy graciosa Jane.—Se acercó a ella y se sentó a su lado, no debió contar su versión de los hechos sobre el teléfono.—¿Liu te trata así de bien?

La chica se encogió de hombros, acariciando la piel quemada de sus brazos, sabía que esas cicatrices viajaban hasta lugares que el Sol no podía ver. Quizás los daños nunca se repararían, pero había conseguido aceptar su cuerpo por más horrible que se viera.

—Liu no es una mala persona, pero no puede comprometerse como tú piensas. Susan es su único amor.

Jeff suspiró.

—Tiene sentido. ¿Entonces solo comparten hogar?

Asintió, tenía la sensación desde que empezaron a poder hablar más de parte del chico. Acarició su sonrisa, todo lo que sr alargaba por sus mejillas, aquello provocó un pequeño escalofrio: Le estaba acariciando, más bien y tacto curioso, aburrida sin saber. Quizás estaba perdiendo sangre por sus heridas.

—¿Siempre has sido más fuerte que tu hermano?

—Él siempre ha sido más fuerte que yo, supongo que se divide velocidad, fuerza y agilidad. ¿Por qué lo preguntas?

No respondió, se quedó en silencio acostándose en la cama del mayor, se sentía cansada y no quería negarse un descanso. Cerró los ojos intentando olvidarse del dolor causado por las heridas, Jeff no se preocupaba por ellas puesto sabía que era algo contra lo que ella podía, pero no pudo evitar levantarse y tomar una toalla para limpiar las heridas, no parecían golpes, claramente eran cortes intencionales.

—Slenderman sabe sobre...él.—Murmuró.

—¿¡Qué?! Mapache desaliñado, mal quemado, panda anémico, nutria monocroma. ¡¿Cómo se te ocurre?!

Jane después de su sorpresa, volvió a dejarse caer sobre la almohada, ahogando los gritos en aquella sucia funda en donde ese asesino dormía la mayoría de los días. Estaba perplejo por los ingeniosos insultos que había soltado en un segundo.

—¿A ti cómo se te ocurre decirme todo eso?

No respondió, estaba apunto de darse golpes en la cara.

—Verás, te explico por qué...

—Verás, te explico por qué

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Hemotoxin-

Text me back 『Janeff』HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora