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                      Seguramente estaba jugando con él, había vuelto a perder su teléfono o quizás era por que la forma en la que se fue ya le estaba avisando de que Jane no estaba cómoda con lo ocurrido

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                      Seguramente estaba jugando con él, había vuelto a perder su teléfono o quizás era por que la forma en la que se fue ya le estaba avisando de que Jane no estaba cómoda con lo ocurrido. El como se sentía hacia ella era peor que el día anterior, probablemente acabaría consumido en sus sentimientos que apenas sabía si eran correspondidos. Agarró toda la ropa que tenía en su cuarto, aún le faltaba esa camisa que le había robado y no tenía claro el por qué, se le olvidó por completo preguntar. Tenía la puerta abierta y podía escuchar como Ben gritaba por cada juego al que se unía, era un obseso o eso parecía, gritaba por perdidas y ganadas. Cuando salió del cuarto se fijó en que la puerta de la habitación del menor estaba abierta, como un adolescente de trece años podía hacer tanto ruido a pesar de estar muerto era impresionante.

—Ben, ¿Puedes cerrar el pico? Eres una mala bestia hablando así.

Se asomó a la puerta, Ben continuaba mirando la pantalla con los controles de una antigua NES y un televisor cúbico que tenía en su habitación.

—También soy una mala bestia chupando pollas, así que déjame en paz o te lo demuestro.

Sin duda su vocabulario era totalmente ceñido a su edad física, sin saber bien lo que había dicho pero insultando a la vez de la peor forma posible.

—Demuéstraselo un día a Jack.

—Hijo de—Prefirió cerrar la puerta del pequeño Hyliano antes de escuchar más

Lo que oyó fueron las voces masculinas que hablaban entre sí en la sala, puso atención a lo que decían escuchando como una de ellas le sonaba en particular bastante conocida, pero la otra estaba vagamente difuminada en sus recuerdos. Se asomó en lo alto de la escalera observando su terror.

Hoodie, a quien pertenecía esa voz que claramente reconocía por el hecho de convivir con él, estaba charlando con él, con su hermano mayor y único que tenía.

—Tú...

Bajó por las escaleras mientras lo señalaba, ambos no tardaron en dejar de hablar y mirar al chico que por años habían comparado su aspecto con el de un mapache. Liu sonrió, tratando de ignorar en su cabeza el recuerdo de la última disputa que tuvieron.

—Hey hermanito, ¿Qué pasa?

Hoodie los miró a ambos y se apartó, era cosa de hermanos en la que no debía meterse, prefirió encaminarse hacia su habitación y descansar hasta su próximo turno nocturno para revisar el bosque.
Jeff se acercó hacia el ojiesmeralda al punto de quedar cara a cara, aunque Liu era ligeramente más alto, el Killer no era menor por más de tres centímetros. Liu sonreía, no le tenía miedo.

—¿Qué está pasando con Jane?

Liu se quedó pensando bajando la mirada a los labios de su hermano, los estaba apretando y los relamía nervioso, sin duda estaba confundiendo lo que ocurría, estaba tenso y nervioso, quizás algo agresivo.

—¿Te refieres a los moretones? Es un efecto secundario de la medicación para su disfunción cardiaca. Controla el corazón, la velocidad de la sangre...es normal que rompa algunas pequeñas venas.

Sonrió, seguro de lo que decía, era lo más lógico y él mismo vio como aparecieron de la noche a la mañana por sus brazos y torso. Aunque confundido, Jane solo le había dicho que ciertamente era por la medicación y que no pasaba nada.

Jeff agarró la camisa gris que llevaba su compañero de ADN y lo llevó hacia la pared de golpe, estampándolo y zarandeándolo.

—A mi no me mientas, ¿¡Por qué no me contesta?!

El movimiento hizo que algo cayera del bolsillo de la chamarra de Liu, el sonido de algo duro golpear la madera del suelo llamó su atención. La pantalla se iluminó al caer, era el teléfono de Jane quien en su fondo de bloqueo tenía una simple fotografía de sus pies conjunto a los de Sally, para no revelar mucha información. Se agachó a recogerlo e intentó desbloquearlo pero un sistema de contraseña se lo impidió.

—Mierda...—Tan rápido como se dio cuenta miró a su hermano que estaba tan sorprendido como él.—¿¡Le has quitado el teléfono?!

—¡No Jeff, lo juro! No se por qué lo tengo yo, ni siquiera me metí las manos en esos bolsillos.

Volvió a golpear su espalda contra la pared.

—¡Mentiroso! Más te vale devolvérselo o terminaré lo que empecé hace años.

—Jeff deja esa agresividad de tu yo en el 2009.—La voz de Slenderman se alzó sobre la suya, arrebatándole con una de sus manos el teléfono.—Debe haber un malentendido.

Soltó a su hermano, quien acarició su cabeza algo adolorido por el golpe ya que esta rebotó contra la dura madera. Slenderman siempre estaba al pendiente de todo lo que ocurría en la cabaña, o más bien casi todo, por lo menos Jeff rezaba por que no se hubiera enterado de que la chica se había colado por su habitación. Se cruzó de brazos esperando la teoría del ser más alto.

—¿No creen que Sully le agarró el teléfono a Jane por algo?

Eso le hizo a Liu abrir los ojos como platos, su identidad alternativa, totalmente descontrolada y psicópata, podía habérselo quitado por el hecho de que él carecía de uno y si lo necesitaba -o incluso por puro querer - probablemente su deseo le llevaría a robarlo. Jeff bufó, que su hermano estuviera casi más loco que él con su elevada edad le era algo imposible de aceptar.

—Es posible, necesito un teléfono nuevo.—Slenderman le devolvió el teléfono al mayor de los Woods.—Se lo devolveré en cuanto regrese.

El trajeado desapareció de la escena sin dejar rastro en menos de un segundo, no quería saber nada más, eran lo suficiente mayores como para tener que meterse en medio de una pelea de hermanos.

Era mejor enviarlo a la cabaña y así poder tener una respuesta de Jane, quien antes de desaparecer le dejó una llamada perdida. Desconocía si era correspondido, si le estaba diciendo la verdad en todo, el por qué se llevó su camisa, por qué no contestaba y el por qué de aquellas llamadas que apenas duraban 3 segundos y no era capaz de responderlas.

Antes de volver a su habitación observó de reojo a su hermano, que guardaba nuevamente el teléfono y salía de la Creepyhouse. Tenía demasiadas preguntas en mente y quien le podría responder le dejaba en leído.

Y su compañero de casa no era de fiar.

Quizás, muy en su perturbada mente, la mejor idea era seguirle y comprobar su comportamiento hacia ella, si lo que dijo lo cumpliría y así también sacaría de su cabeza la pregunta de "¿Y si son pareja?" Que tanto le cabreaba.
Quizás, y solo quizás, sería la mejor opción...

Hemotoxin-

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Text me back 『Janeff』HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora