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              Podía haberle dado un infarto al leer ese mensaje, sus dias se habrían acabado pero no, no dejaría que aquello sucediera, no se iría de la vida sin el final que él quería

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              Podía haberle dado un infarto al leer ese mensaje, sus dias se habrían acabado pero no, no dejaría que aquello sucediera, no se iría de la vida sin el final que él quería. Se calmó, tomó aire y sin responderle fue directamente a su casa, a la cabaña que compartía con Liu, o más bien la que él compartía con ella. Jamás pisó ese lugar, ella lo sabía, si se lo pedía se trataba de algo importante y estaba convencido de ello. Jane era totalmente consciente de que odiaria ver a su hermano de nuevo allí, después de todos los momentos incómodos que pasaron por culpa de sus celos por malinterpretarlo todo, así que esperaba que se tratara de una urgencian o que no estuviera.

Que estuviera sola, con él, juntos.

El camino fue más rápido de lo que pensaba, estuvo caminando de forma acelerada y ni siquiera se había dado cuenta. Iba con una camisa de manga corta blanca y sus clásicos pantalons negros, por más que creciera ese color era el suyo y siempre lo llevaría, con las manos en los bolsillos metiendose en la maleza del bosque que le rodeaba. Al llegar tomó aire antes de tocar a la puerta, no comprendía del todo por qué estaba nervioso.

Tocó a la puerta sin más.

—¿Si mirara por la ventana me vería rarito?—Susurró.

Pasaron los segundos y nadie le abría, ni siquiera se escuchaba movimiento dentro. Movió su pierna inquieto, posiblemente estaba en el baño, bañandose o simplemente ocupada con cualquier cosa. Volvió a tocar por si no le había escuchado, comenzaba a preocuparle.

—¿Jane? ¿Hay alguien? Ya estoy aquí.

Se escucharon algunos pasos muy suaves, como con unas zapatillas silenciosas, eran lentos y arrastraba los pies, estaba seguro. Intentó abrir la puerta pero no podía.
Aún con el pomo en la mano la puerta se abrió y ante ella apareció Jane, iba despeinada, bastante despeinada, sus piernas parecían no poder soportar su peso y temblaban ligeramente sobre unas zapatillas simples y calentitas de estar en casa, tal y como predijo. Su rostro estaba apagado, pero parecía intentar sonreir y mantenerse.

—Jane, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué me mandaste el mensaje?

Apenas parecía poder hablar, se dejó caer sobre el polvoriento sillón, las marcas moraceas de su cuerpo se estaba volviendo amarillentas en algunas zonas, curandose lentamente.

—No quería estar sola...todo me da vueltas.—Sus palabras fluían de forma lenta y torpe.

Estaba preocupado, sin duda algo le estaba pasando fuera de lo normal. Se acercó a ella y la sentó conjunto a él, el estado en el que se encontraba era pobre y no entendía el motivo. Frente al sillón se encontraba un vaso de alguna bebida, posiblemente alcohol, oscuro en tonos marrones, con un par de hielos que flotaban sobre el líquido. Tomó su rostro entre sus manos, observandola detenidamente como sus ojos se movían evitando el contacto visual.

—Jane, ¿Qué te pasa? Vamos dime, ¿Ha pasado algo? ¿Dónde está Liu?—Obsevó sus ojos con detenimiento, las pupilas estaban dilatadas más de lo que debían.—Oh mierda...

—Sully está...—No le dio tiempo a terminar sus palabras cuando dejó caer su cuerpo al suelo, inconsciente.

No tenía claro que había pasado, si estaba drogada, si era culpa de su defecto cardiaco o estaba herida, aunque lo último no parecía, solo sabía que necesitaba ayuda. La tomó entre sus brazos, por lo que él mismo llegó a experimentar parecía tratarse de una sobredosis o que el efecto de lo que sea que hubiera tomado había culminado.

La tomó de las piernas, alzándola, mientras la otra mano sujetaba su espalda rozando ligeramente con su pecho. Estaba entrando en pánico, lo único que podía hacer era llevarla con alguien que sí tuviera conocimientos.

—Mierda, mierda...solo esperame.—Empujó la puerta con el pie saliendo rápidamente de la casa.

Intentó correr, mientras la cargaba en sus brazos y sacaba el teléfono de su bolsillo, era algo complicado, pero haciendo uso de toda la fuerza que tenía la movió hacia uno de sus hombros para así tener mayor facilidad a hacer ambas cosas a la vez. Encontró el número que buscaba y lo presionó.

—Vamos contesta.—El sonido de la voz al otro lado del teléfono le relajó.—¡Kate!

—"Jeff, estamos durmiendo, ¿Qué pasa? ¿Se te ha vuelto a enganchar el pelo en algo?"

—¡No idiota, una emergencia! Avisa a Slenderman, llego en menos de diez minutos.

Colgó. Estaba con los nervios a flor de piel, podía sentir como Jane respiraba lentamente sobre su hombro, en cuanto apagó el teléfono la volvió a dejar sobre sus dos brazos, recostada intentando que estuviera cómoda a pesar del movimiento al correr.

Tenía que estar soñando. Solo se quedó con que Jane le había respondido con el nombre equivocado.

O más bien, el correcto.

O más bien, el correcto

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Hemotoxin-

Text me back 『Janeff』HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora