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              No había despertado en tres horas, llevaba mucho tiempo acostada en la cama no tan cómoda de quien era su compañero de hogar, la llevaba observando por diez minutos, se le veía tan cómoda que no pareciera que había llegado hacía hora...

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              No había despertado en tres horas, llevaba mucho tiempo acostada en la cama no tan cómoda de quien era su compañero de hogar, la llevaba observando por diez minutos, se le veía tan cómoda que no pareciera que había llegado hacía horas con, según Jeff, una sobredosis de cualquier droga. Slenderman más tarde descubrió que se trataba de otra cosa pero no muy lejos a ello. Jane estaba tapada, cubierta por las sabanas de la cama de Jeff, durmiendo hasta el punto de babear.

Zero sonrió al darse cuenta que empezaba a mover los ojos, apunto de abrirlos.

—Veo que duermes muy bien en la cama de Jeff, que cosas...

Al abrir los ojos solo pudo ver el rostro monocromo de Zero con una sonrisa pilla por lo que había dicho.

—¡Aaaaah!

—¡Aaaaah! ¿Por qué gritas?

Se incorporó en la cama, no se esperaba verla después de tanto tiempo a un lado se la cama, parecía que llevaba mucho tiempo y para Zero lo era, así que podía confirmarlo. Apretó la sábana con una de sus manos, apenas podía recordar bien lo que ocurrió tiempo antes de que Jeff apareciera en su casa bastante preocupado desde el momento que abrió la puerta haciendo todo el esfuerzo que su cuerpo pudo. Agarró a Zero de la mano ya que esta se la ofreció y la ayudó a sentarla hacia un lado. La cama del Killer parecía limpia, preparada para antes de acostarla, se había tomado todas las molestias en no echarla dobre el sillón de la sala, tan viejo e incómodo.

—No sé como puedes dormir en cama de Jeff, ¿No te topaste con ningún cuchillo?

La chica negó y bostezó antes de contestar.

—No se Zero, ¿Qué hora es?

La peliblanca tomó su teléfono, podía asegurar que se trataba de un Blackberry antiguo color blanco con las teclas algo sucias. Lo revisó un momento y después lo volvió a dejar en el borde de la cama. Estaba agachada a su lado comprobando su estado y que el rumor era cierto: Jeff estaba teniendo sentimientos.

Lo parecía, parecían ciertos, nunca se había preocupado por una persona.

—Las nueve casi diez de la mañana, nunca vi a Jeff despertarse tan temprano para visitar a alguien.

Jane frotó sus ojos, podía escucharlo todo y eso le daba dolor de cabeza: Los pájaros cantando de buena mañana al otro lado de la ventana, la brisa del viento contra las hojas, la madera crujir, las ratas de la cocina y sobretodo cada paso dentro de la casa. Pudo escuchar como alguien se acercaba al cuarto e intentaba abrir la puerta.

—Puerta asquerosa....¡Aaagh! ¡Go to Sleep!

—Ya se puso nervioso jajajajaja.—Zero se levantó a abrir la puerta.—¿Enserio el gran Jeff The Killer se pelea con una puerta?

Entró a la habitación con una bandeja algo oxidada en la que había un desayuno simple de huevos revueltos con jamón y un jugo de naranja, algo bueno para la mañana que le esperaba con dolores. Le dio una mala mirada a su amiga.

—Cállate o te acuso al Jack Skeleton que tenemos abajo de que te robaste mis calzones para usarlos como pantalones.

—Uy quieto, adiós.

La chica en blanco y negro se fue corriendo dejandolos a solas, fue una amenaza bastante efectiva. Slenderman era cerrado con temas que le provocaban vergüenza ajena y estaban seguros de que algo así sería digno de provocarle vergüenza y asco, como por ejemplo también que alguien tuviera relaciones sexuales en la Creepyhouse. Jeff gruñó e intentó ignorar aquello acercandose a la pelinegra.

—Jane, ¿Cómo te encuentras?

—Mejor que tú peleandote con una puerta...

—Otra, creo que eso me dice que estás bien.—Le dejó la bandeja en sus piernas.—Lo he hecho yo, come un poco y ya hablaremos de lo ocurrido.

Se quedó a su lado mientras la menor solo comía, lento, con el pensamiento de que podría echar todo lo que entrara en su cuerpo. Comenzó a sentir de un momento a otro como a su lado la sonrisa de Jeff rozaba contra su mejilla, sintiendo el cálido aliento chocar con ella. No se movió, solo suspiró.

—Jeff, ¿Qué haces?

Se alejó de inmediato.

—Perdón, pensé que te darías la vuelta y nos besariamos como en las películas de medianoche.

—Puedo vomitarte si quieres.—Se echó sobre la almohada sujetando la bandeja.—Quiero irme a casa...

Dejó un beso sobre su mejilla algo avergonzado, no estaba buscando algo cariñoso, más bien volver a besarla en los labios pero sabía que no podría conseguirlo.

Tendría que regresarla a la cabaña en algún momento.

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Hemotoxin-

Text me back 『Janeff』HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora