Capítulo 6☀

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Entré al salón de mi primera clase con una enorme sonrisa y ahí estaba Sarah con sus audífonos viendo hacia la ventana, me acerqué con cuidado y la abrecé fuerte con mi mano libre.

-Quítate idiota.-Se quitó los audífonos y se dio la vuelta.

-Así tratas a tu amiga ahora, me hieres. ¿Cómo estás?- dije feliz

-Nunca amiga, pensé que regresabas la otra semana, pero vaya que sorpresa. Ya te sientes mejor. Te extrañé tanto, he estado aburrida.

-Solo me deben quitar esto y estoy como nueva.

-Entonces podemos ir por un café al salir y hablar de lo que te has perdido y explicarte la materia –dijo sonriendo.

-Lo siento, tengo que hablar con Alicia cuando salga, seguro es sobre el examen que perdí.-Me sentí mal por mentirle pero era necesario es un poco cotilla a veces.

-Claro, lo había olvidado, suerte con ella. Seguro te da tiempo para cuando puedas volver a escribir.

Mi día transcurrió con normalidad, solo mis profesores preguntándome si estaba bien. Contaba los minutos para ir a buscar a mi profe favorita.

Con eso que me dijo de hablar conmigo seriamente me puso muy nerviosa, si quiere que me aleje de ella, si he sido muy evidente de que la quiero. No dudo de mis sentimientos hacia ella, soy bisexual he tenido relaciones amorosas con ambos y mis padres están bien con ello. No es una confusión o una etapa, pero no he tenido nada demasiado serio o formal.

La última clase llegó a su fin, me despedí de mi amiga y salí casi corriendo a su oficina, toqué suavemente la puerta y de nuevo su suave voz, adelante, entre y estaba recogiendo unos papeles para salir.

-Estás segura de que quieres tomar un helado con este frío, yo me estoy congelando -Quería un café no un helado pero bueno, al menos yo estaba congelándome.

-Yo no tengo problema, pero tu si tienes frío no hay problema lo dejamos para después, te puedes enfermar con ese vestido y tu abrigo que al parecer no cubre lo suficiente -me quité mi abrigo que era literalmente una cobija de lana beige y se la entregué -Toma abrígate, no quiero que te enfermes vamos a tu casa mejor.

-Muchas gracias, en casa te lo devuelvo, creo que dejaré mis vestidos de lado este otoño.

-Tranquila no hay prisa. Es una lástima porque te quedan geniales y te ves muy guapa en ellos, pero es lo mejor si no te quieres enfermar.

-Todo listo por acá, nos vamos. Estás segura que quieres ir, no quiero que pienses algo malo de mí.

-Vamos tranquila, no me matarás ni me harás daño -Tomé su mano con fuerza y le sonreí.

-Eso nunca, vamos a casa y preparamos café con galletitas -Mi pecho saltó de alegría dijo a casa como si fuese nuestra.

Salimos conversando hacia el parqueo, me pidió que la esperara afuera de la universidad para no tener problemas. Accedí y caminé in poco hasta que ella llegó con su Mercedes negro, me subí con cuidado, lo tenía muy limpio y me daba miedo ensuciarlo y lo mejor fue que olía a ella a su perfume floral.

-Ponte el cinturón por favor, ¿puedes o te ayudo?-Dije con suavidad.

-Me podrías ayudar, no puedo alcanzarlo.-Me sonrojé, que pena.

-Está bien, te ayudo no tienes que avergonzarte, ya está. Estás lista para conocer mi casa.

-Gracias, más que lista, un café con galletas nos espera y una conversación.-Sentirla tan cerca me puso nerviosa.

El camino a su casa fue tranquilo, nada incómodo al contrario me sentía a gusto con ella. Al parecer vivía en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, las casas eran enormes y preciosas. 

Amor en el OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora