CAPÍTULO 7

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[...]

Estoy sentada en el suelo, bebiendo una Coca-Cola super fría.

Hablando con mi nuevo psicólogo. Sam.

Se ha hecho de noche muy rápido.

Sam acaba de llegar hace unos cuantos minutos, trajo dos bolsas de papas fritas y las coca-colas. Lo miro, lleva el cabello pelirrojo despeinado cayendo sobre su frente, su piel es sumamente blanca, lo que hace que sus pecas resalten de una manera espectacular, sus labios son delgados, muy finos, y sus ojos son pardos.

Quién diría que mi bienes raíces se convertiría en mi amigo. Mi único amigo.

Tiene una pierna flexionada hacia su pecho y la otra estirada en el suelo, lleva una playera aceituna con cuello de tortuga y su saco café lo dejó caer junto a él en el suelo.

—¿No te vas a comer tus papas?—inquiere percatándose de que lo estoy mirando.

Inmediatamente desvío mi vista nerviosa de haber estado observándolo así, tomo mis papas y las abro. El delicioso olor se cuela por mis fosas nasales. Tomo un puñado y me las meto a la boca.

El crujido de las papas resuena por mis oídos, y el sabor, ¡Dios! De lo mejor.

Nos mantenemos así un rato, comiéndonos nuestras frituras y bebiendo soda.

Hasta que inicio la conversación.

—A veces pienso que soy el acto de misericordia que tienes que hacer por parte de tu religión—me meto una papa a la boca y lo miro.

A Sam casi se le sale la soda por la nariz. Empieza a reírse por mi comentario, arrugando la nariz y haciendo pequeños sus ojos.

—No sé de dónde te has sacado esa idea—responde tratando de aguantar la risa—Soy ateo—confiesa y vuelve a darle un ataque de risa.

Yo me uno a sus risas.

Es ateo. Pues ya somos dos.

Sin embargo para su risa en seco. Y me mira con un rostro que no se bien como decifrar.

—¿Qué sucede?—inquiero preocupada de haber hecho algo que le haya molestado.—¿Estás bien?

Sam asiente.

—Tengo que decirte algo que quizá no quieras saber y te moleste, pero no quiero guardarme un secreto como este. Necesitas saberlo.

Siento mi corazón bombear fuertemente. Joder, que no sea lo que estoy pensando. Por favor no.

Casi cruzo los dedos para que no me diga que ha descubierto un dos por ciento de heterosexualidad en su persona.

Toma aire y yo asiento levemente poco segura de si en verdad quiero saber lo que tiene por decirme.

—Vino a mi casa ayer por la noche—suelta de un jalón y a mí casi se me detiene el corazón.

¿A quién se refiere?

¿Quién fue a su casa ayer? ¿El correo? ¿Su ex?

Porque estoy más que segura que Craft no puede ser, él no sabe nada acerca de mí, mi antiguo móvil está apagado. Nadie sabe donde me encuentro ni siquiera Kara.

Trago saliva.

—¿Quién fue a tu casa ayer?—susurro apretando mis labios en una delgada linea y me quedo mirando el suelo esperando su respuesta.

—Tu ex pareja—murmura. De repente siento el envase de la soda más fría, que casi me quema. La suelto por acto reflejo.

—Mierda—mascullo intentando evitar que se derrame sobre el piso. Sólo se derrama una pequeña cantidad.

EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas  #3) [COMPLETA✔️].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora