[...]
Llego a casa después de haber comido con Meredith y Sam, las manos me tiemblan y sudan como nunca antes.
Sé que ya han pasado unos meses desde que tuve el aborto, pero aún el miedo de volver a perder un bebé me acecha. Tengo miedo de ilusionarme e ilusionar a Luc para que al final nada resulte ser como debería de ser.
—Ya estoy en casa—grito nada más entrar al apartamento pero no recibo ninguna respuesta. Supongo que no hay nadie en casa.
Entro con cautela y voy al despacho de Luc pero en efecto aún no ha llegado, asegurándome de que estoy completamente sola.
Mi respiración entrecortada junto con los rápidos latidos de mi corazón me acompañan. Llego a la habitación me quito los zapatos y me quedo completamente descalza. Dejo el bolso sobre la cama y saco las cajitas de los test de embarazo.
Voy al baño y los dejo sobre lavamanos.
Me quedo allí de pie contemplándolos con ansiedad por unos minutos dejando a mi mente pensar libremente.
¿Y si sólo ha sido un retraso por el estrés y nervios de la boda?
Trago saliva.
No lo creo.
Tomo una cajita, la pongo entre mis manos, pero cuando me dispongo a sacarla y hacerme el test mi conciencia me lo impide.
«Sabes que aún siendo una sospecha él debería estar aquí contigo. ¿Acaso ya olvidaste que él mismo te lo dijo?»
No podría olvidarlo aunque quisiera, fue cuando pasó todo lo del problema de Kara.
Aprieto mis labios en una delgada línea y miro mi reflejo en el espejo dubitativa. Me muerdo la lengua.
No puedo negar que sería bonito que él estuviera aquí y que ambos esperáramos con nervios, emoción y felicidad a que pasaran los minutos hasta que la prueba diera su resultado, que él me elevara por los aires y me dijera cosas bonitas, que me besara y me acunara en sus reconfortantes brazos.
En efecto sonrío como una idiota al pensar en ello.
¿Y si se lo digo hasta la boda?
¿O me espero en la luna de miel?
¿O lo llamo justo ahora para que venga y se lo suelto así?
Me recargo en una pared sintiendo el frío de las baldosas traspasar la delgada tela de la blusa que traigo puesta.
Cierro los ojos.
«Piensa. Piensa»
Encojo mis rodillas hacia mi pecho y las rodeo con mis brazos.
Mi móvil suena indicándome que tengo una llamada entrante y sacándome de mis enjambre mental.
Me pongo en pie y miro la pantalla de móvil.
Es el número de mi madre biológica.
Rachel.
Rechazo la llamada y guardo los test en mi bolso.
No sé porque tuve la grandiosa idea de conservar mi antiguo número cuando ya lo había cambiado cuando tuve la ruptura con Luc.
Sin embargo algo se remueve dentro de mí.
¿Cómo podría ser yo una buena madre si no he sanado las heridas con mi propia madre? No por ella sino por mí, por mi salud mental y emocional. No quisiera pasarle mis traumas a... toco mi vientre, bueno sí es que en verdad hay un chiquillo creciendo dentro de mí.
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EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas #3) [COMPLETA✔️].
Romance«Para apreciar la luz hay que conocer la oscuridad» -ANÓNIMO Primera publicación: 22/04/22 Ultima publicación: 26/12/22