CAPÍTULO 18

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[...]


Despierto sobresaltada. Sintiendo el corazón en la garganta.

¿Dónde estoy? ¿Y Hayden? ¿Morí? ¿Sobreviví?

Cuando mi vista se aclimata y observo lo que hay a mi alrededor, una avalancha de recuerdos vienen a mi mente poniéndome al corriente de los sucesos.

Estoy en el hospital, recostada en una cama y se escucha un bip constante que marca los signos vitales, inmediatamente miro a mi lado y en efecto hay otra cama al lado derecho, donde mi Luc descansa, su respiración está acompasada y se le ve sereno.

Suelto el aire que estaba reteniendo en mis pulmones.

«Estoy a salvo»

Mis músculos están doloridos, y engarrotados cuando intento moverme, así que decido quedarme en la misma postura.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llegamos al hospital?

Ni idea. Pero me siento muy cansada, como si alguien estuviera robando toda mi energía, como si acabara de correr un maratón olímpico. La habitación es completamente blanca, todo se ve inmaculado y estéril, y en efecto huele a desinfectante de pisos.

Me quedo contemplando el perfil de Luc, admirando lo perfecto que es y que sin ese hombre que está ahí acostado probablemente ya habría sido abusada e incluso podría estar muerta. Un apretado nudo comienza a formarse en mi garganta, y los ojos me escuecen, me aferro con fuerza a las sábanas que cubren mi cuerpo, intentando no soltar un sollozo y despertarlo.

Calma. Por favor cálmate.

Hago varias inhalaciones profundas hasta que ese nudo se va desvaneciendo.

Una enfermera entra junto con un doctor.

—Por lo visto hoy es un gran día, al fin ha despertado, señorita Melissa ¿Cómo se siente?—el doctor se queda a los pies de la cama y me mira fijamente, mientras que la enfermera comienza a revisar mis signos vitales.

Pero mi salud justo ahora para mí es lo último, hay algo que me preocupa más.

—¿Cómo está él?

—Su prometido está bien...

—Aún sigo vivo, no te librarás tan fácil de mí Meli.—apenas escucho la voz de Luc, me incorporo como una flecha y me pongo en pie sin importarme si cada maldita fibra muscular me duele, sin importarme nada más que él.

Me acuesto a su lado y lo abrazo con demasiada euforia.

Siento como se tensa y gruñe levemente.

Mierda su brazo.

—Lo lamento Luc, es sólo que yo... yo, no debía haberme levantado de la cama, tú estás en recuperación y yo voy...

—Shhh....—intento ponerme en pie pero él se aferra con su brazo bueno a mi cintura con fuerza.—Yo también te amo Meli.—teniendo más cuidado lo abrazo a él y me aferro a su cuerpo.

—Si hoy permanecen estables, y sin ninguna complicación, mañana podremos darlos de alta sin problema.

Ambos asentimos.

Sentir su calor junto a mí, su mano aferrada a mi cuerpo y su respiración me dan una seguridad indescriptible, me da paz, y una sensación agradable se instala en mi pecho.

—¿Cómo se siente señorita Melissa? Durmió profundamente durante dos días.

Yo abro los ojos como platos luego del dato sorprendente que el doctor acaba de soltar. ¿Dos días?

EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas  #3) [COMPLETA✔️].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora