CAPÍTULO 8

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[...]


LUCAS CRAFT

Oscuridad.

Todo lo que veo, siento, y lo que soy es oscuro.

Mi visión, mis pensamientos, todos son de lo más negativos.

Esa oscuridad que había logrado permanecer fuera, esa que había desaparecido por la luz que ella irradiaba, vuelve, me acecha, me tortura. Me recuerda lo mierda de persona que he sido y que soy.

Pienso en todas esas mujeres que utilicé para mi placer, que satisfacían esa necesidad carnal, ese instinto... O todas esas mujeres que se retorcían de placer y dolor cuando las golpeaba y luego las follaba hasta perder casi la razón.

Pero luego la ví a ella, con ese brillo valiente en los ojos, desafiante, esa imagen de ella que se ha vuelto tan lejana, después de haberla visto sin brillo en los ojos, fría, distante, dolorida, con una herida supurando.

Y todo se jodió.

Ella me odia por algo que cree que hice que en realidad no hice, ¿pero qué pasaría si se hubiera enterado de lo que en realidad sí hice?, de esas chicas, de que incluso planeaba utilizarla a mi jodido favor, para vengarme de Adam Lenox.

Tengo tres llamadas perdidas y sé, lo intuyo, lo siento en las venas, que s ella, Melissa, pero no he podido devolverle la llamada, justo ahora estoy tan confundido respecto a todo, la amo, pero tampoco quiero lastimarla de verdad. No quiero intoxicarla con lo malo que hay en mí. A veces pienso que estará mejor lejos de mí, teniendo una relación normal, pero luego me contradigo.

El amor es un arma de dos filos—en este caso—llegó a sanarme, pero también a destruirla. Porque eso soy, estoy destinado a tener a todas las mujeres del planeta, menos a la que más amo.

Cuerpos distintos, cuerpos extraños, cuerpos ajenos, en donde la conexión es nula.

Y eso es lo que siempre creí que quería, no aferrarme a ninguna mujer, ser libre, disfrutar a cuantas yo deseara. Pero eso ya no me interesa, sólo estar con una sóla, con la que he descubierto muchas cosas, por la que daría mi vida.

Me la paso hundido en la miseria de mi apartamento, con Derrick haciéndose cargo de todo, puedo ahogarme en mi dolor. Puedo regodearme en la autocompasión cuanto yo quiera.

Por las mañanas, trato de llevar una vida más o menos normal, me he vuelto aficionado al ejercicio, golpeo el saco de boxeo, con todas mis fuerzas, con toda mi furia—decidí ya no romper más botellas—corriendo en la caminadora, haciendo pesas, lagartijas, todo lo que puedo hacer.

Cuando mi cuerpo comienza a experimentar el cansancio doy un poco más, hasta que siento que los pulmones me arden, al igual que los músculos, cuando el sudor moja todo mi cuerpo.

Al sol ocultarse es cuando todo empieza a volverse oscuro en ambos sentidos, en el ático y en mi interior.

Beber se ha vuelto mi segundo vicio favorito luego del ejercicio excesivo.

Emborracharme hasta ver visiones de ella, y llorar como un jodido bebé, quizá sea un patrón autodestructivo como el que siguió mi padre, supongo que también lo llevo en la sangre.

En resumen esa es la rutina de mi día a día. Y la verdad ya no sé cuánto ha pasado si tres días, una semana, un mes o un año.

El tiempo se ha vuelto indefinido, se ha vuelto eterno.

Y no me entero en realidad cuánto tiempo ha pasado hasta esa llamada que acaba de hundirme aún más en mi miseria.

El nombre de Adam Lennox aparece en la pantalla de mi móvil, no sé que me orilla a responder y no ha mandarlo a buzón, pero lo hago, pulso contestar y me llevo el móvil al oído.

—Craft—digo lo más cortante posible.

—No puedes casarte con ella—me amenaza tenaz, ni siquiera un saludo por diplomacia—Desde hace una semana que se publicó la noticia y no había podido contactarme contigo.

Yo casi me río. Sin importar lo que él dijera yo me casaría con ella, para mi desgracia la que no quiere casarse conmigo es ella, pero eso no tiene porqué saberlo.

—Y no salgas con las mierdas, de que no sabes a qué me refiero, tú lo sabías, lo supiste por un maldito accidente. Sé porqué lo haces... es una manera de vengarte de lo de tu madre ¿no?—pregunta retóricamente.

Me siento un momento. Mi respiración está agitada por el ejercicio. Mentiría si le digo que se equivoca. No respondo nada pero tampoco corto la llamada.

—¿Qué es lo que quieres con tal de alejarte para siempre de ella, de romperle de una buena vez el corazón y dejar que las cosas vayan por su rumbo natural? No sé cómo demonios lograste contactarla Lucas.

Mi mano comienza a doler y es cuando me doy cuenta de que estoy sosteniendo el móvil con mucha fuerza impidiendo tener una buena irrigación sanguínea.

Estoy más que furioso por todas las palabras que acaban de salir por su boca.

Yo la amo, amo a su...

—Aléjate de una buena vez de ella. Ella no tiene ni la más mínima idea de la clase de monstruo que eres. Hazlo o te arrepentirás de no haberlo hecho—interrumpe mis pensamientos con su estridente voz.

Yo suelto una carcajada sarcástica.

Adam no va a decidir nada de lo que ocurra entre Melissa y yo. Su amenaza puede metérsela por el culo o las amígdalas.

—Vete a la mierda Adam.

Cuelgo la llamada, y con mucha fuerza y la adrenalina a mil, vuelvo de nuevo al gimnasio, golpeo con mucha fuerza el saco, con las palabras de Adam en mi mente.

«Ella no tiene ni la más mínima idea de la clase de monstruo que eres»

Esa frase hace que la fuerza salga inexplicablemente de mi cuerpo.

Ella claro que se hace una idea de la persona que fui antes de ella, y a pesar de eso aún así continuó conmigo. Además Melissa ha tenido la capacidad de transformar a mi monstruo interior en alguien irreconocible, en alguien diferente, en alguien mejor. Es como si tuviera superpoderes en su piel y en cada caricia hubiese limpiado mi interior.

El aire comienza a volverse denso, mis pulmones arden y estoy más que hiperventilando. El sudor que cubre mi piel comienza a sentirse helado.

Me siento en el suelo.

Tengo que hacer algo. Tengo que encontrar la manera de que me escuche, de que confíe en mí, de que vuelva conmigo. La necesito.

Algo se me tiene que ocurrir.

EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas  #3) [COMPLETA✔️].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora