CAPÍTULO 9

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[...]


—¿Melissa? ¿Melissa Brooks? ¿Eres tú?

Una voz femenina me llama, sólo pienso que como mencione algo de mi compromiso me voy a aventar de un precipicio.

Alzo mi vista y me encuentro con un par de ojos verde azulados, su piel bronceada y su ondulado cabello castaño con las puntas de este rubias. Tiene unas pestañas postizas largas, uñas arregladas y una nueva dentadura más blanca y alineada.

No me cuesta mucho reconocerla.

«Meredith»

—¿Meredith James?—pregunto sorprendida a pesar de la obviedad del asunto.

Ella ensancha un poco más su sonrisa.

—La misma en carne y hueso—responde haciendo una extraña clase de reverencia.—¡Cuánto tiempo sin verte mujer!

Y en efecto cuánto tiempo sin vernos.

—¿Cómo has estado en todo este tiempo? Un día desapareciste y ahora mira dónde te encuentro.

«¿Y cómo te explico que desaparecí por el maldito abusivo y violento de uno de mis ex novios. Hayden para ser precisos. Nuestro gran amigo de la uni?»

Continúo manteniendo mi sonrisa, para cambiar el tema le pregunto:

—¿Café?

Ella mira las papeletas con los tipos de café que ofrecemos entre cerrando sus ojos y luego de meditarlo un poco responde:

—Un Chai Latte. Pero por favor pide un descanso y tómatelo conmigo.

Asiento poco convencida. Sé que mi jefa y todos aquí en general son muy comprensivos, sin embargo no estoy muy segura de querer dar una charla sobre el resumen de mi vida de un par de años.

—¿Algo más?—observa con detenimiento nuestros productos y cuando da con lo que quiere vuelve a sonreír.

—Una rosquilla glaseada por favor.

—Claro.

Me muevo un poco torpe pero al final logro preparar la bebida. Pongo su rosquilla en un platito.

—Aquí tienes tu té Chai Latte y tu rosquilla glaseada—se lo entrego directamente en la mesa en la que se ha sentado. Luego de pensarlo un poco he decidido que no puedo evitar hablar con Meredith, fuimos muy buenas amigas durante mucho tiempo, así que estaría bien hablar con ella, y quizá, sólo quizá, ser amigas otra vez, como en los viejos tiempos.

Me siento frente a ella en la mesa.

Tenemos un gran ventanal al frente de nosotras, en donde se puede apreciar a todas las personas pasar. En el lugar hay algunas personas tomando café, hay un chico trabajando en su portátil, una viejecita, una pareja de novios...

Centro mi vista en Meredith. No quiero que piense que soy grosera.

Da un gran sorbo a su té y luego le da una generosa mordida a su rosquilla.

—¿No comerás nada?—inquiere sorprendida con la boca llena.

Coloco mis codos en la mesa como toda una rebelde.

Recuerdo a mi madre (abuela) diciéndome que era de mala educación ponerlos en la mesa, y ahora que lo pienso jamás ví a Lucas ponerlos tampoco. Me tenso de inmediato, ojalá mi cerebro tuviera un filtro que me impidiera pensar en él.

Trago saliva y niego con la cabeza.

—No, justo ahora estoy bien. No te preocupes, tú come con confianza—le hago saber, ya que se ha quedado como en pausa, sin masticar por mi respuesta.

EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas  #3) [COMPLETA✔️].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora