CAPÍTULO 10

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[...]

—Meli.

Sus profundos ojos cafés me miran, y desnudan mi alma.

Sus labios se fusionan con los míos en un voraz y húmedo beso, que me sabe a gloria. Sus manos viajan a través de mi cuerpo, me acarician, me tientan, me provocan.

Separa sus boca de la mía y lame mi cuello con delicadeza, yo enredo mis dedos sobre sus cabellos cafés.

—Esas manos, mi pequeña pervertida.

Me mira desde abajo. Sonrío.

—¿Mis manos qué?—pregunto risueña, cuando quiero volver a tocarlo, mis manos inexplicablemente están atadas sobre mi cabeza. Y por más que intento, no puedo moverlas de lugar.—Luc. Necesito tocarte. Te extraño.

Él niega y chupa y succiona uno de mis pezones sin delicadeza. Gimo.

—Soy todo tuyo preciosa, aunque no puedas tocarme.

Asalta mi otro pezón.

Yo me retuerzo.

Y grito cuando sin previo aviso mete dos dedos en el interior de mi vagina. Y comienza a moverlos dentro y fuera. De nuevo me devora los labios.

Quisiera decirle que me dejara tocarlo, que me liberara, pero las palabras no salen de mi boca, sólo puedo respirar entrecortadamente y gemir.

Su sabor, anhelaba poder sentir su sabor inundar mi boca, su aroma impregnar mi piel, su cercanía y su calor. Todo él. Acaricia cada espacio, cada recoveco de mi cuerpo, me besa entera, antes de poder correrme, se separa de mí, y yo estoy más que necesitada.

Se pone de rodillas en la cama, flexiona mis piernas, y luego las eleva, para ponerlas sobre sus hombros. Es cuando sé que es lo que va a hacer, pero no lo detengo, no le grito que pare, porque en el fondo lo deseo, deseo todo lo que él pueda darme.

Su caliente boca y su experta lengua se hunden en mis pliegues.

Qué esté cerca jamás será tan cerca, siempre querré más de él.

Mueve su lengua formando espirales, siento como toda yo palpito, mi corazón late tan desbocado que en cualquier momento podría salir disparado por mi boca.

Me retuerzo como una persona que tiene convulsiones, sólo que en mi caso son una placenteras convulsiones, su lengua es taaaan... Mmmmmm... ¡Joder!

Estoy tan pero tan mojada.

Succiona mi clítoris y esa es mi perdición. Cierro mis ojos lo más fuerte que puedo, sintiendo esa presión acumulándose en mi interior que luego estalla en miles de fuegos artificiales.

—¡Ahhhh!—exclamo abriendo los ojos de par en par, corriéndome tan ferozmente.

Miro a mi alrededor, mi respiración está tan acelerada que me cuesta tomar aliento. Tardo un poco en calmarme, y es cuando me doy cuenta de que estoy completamente sola.

Todo fue un maldito sueño. Un maldito sueño erótico con él.

¡Mierda!

Todo se sintió tan jodidamente real, como si él estuviera conmigo, como si todo fuera como antes de que nos separáramos. Y en efecto me corrí en el sueño y en la vida real, y mis bragas están muy húmedas bajo la toalla que me envuelve.

Mi piel está cubierta por una capa de sudor pegajoso.

Y yo que me acababa de bañar.

Me quedo mirando la nada por unos minutos, pensando en todo y nada a la vez.

EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas  #3) [COMPLETA✔️].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora