CAPÍTULO 19

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[...]

LUCAS CRAFT

Conforme pasan los días mi brazo va mejorando. Hasta que ya no me duele en lo absoluto, y solo queda una pequeña cicatriz, esa que siempre me recordará el evento traumático más terrible que hemos experimentado Melissa y yo, y es que a pesar de todo lo que le digo—y es comprensible por el impacto de la situación—sus traumas se han acrecentado.

Y es que tan sólo de imaginar—de ponerme en su lugar—que mi ex me secuestra e intenta abusar de mí y me golpea, joder se me ponen los pelos de punta. Y lo único que no sé, porque no me ha querido decir, es lo que ese hombre le dijo mientras estuvo cautiva.

Melissa se cierra como una ostra y no puedo lograr convencerla de que me diga las cosas que le dijo ese maldito imbécil.

Ninguno de los dos ha podido dormir bien, las pesadillas la acechan por las noches, ella se mueve bruscamente intentando huir del monstruo retorcido de sus sueños, las lágrimas salen de sus ojos, y cuando despierta esas lágrimas se intensifican y a mi me parte el corazón verla así.

Gracias al cielo vivimos en una época en que la tecnología avanza a pasos agigantados, pues así puedo trabajar desde casa, y cuidar al mismo tiempo de Melissa y recuperarme mejor.

Sin embargo, cuando mi brazo ya está totalmente recuperado, la dejo al cuidado de Claire con la promesa de volver en un par de horas o menos. Hay algo que cada día—desde que supe que Melissa había sido raptada—tengo ganas de hacer, y cada noche antes de cerrar los ojos pienso en cómo llevarlo a cabo.

—¿Al fin irás a trabajar?—pregunta Melissa cuando me ve ponerme el saco del traje, luego siento sus brazos rodearme desde atrás, acariciando mi abdomen y pectorales.

Yo sonrío.

—Sólo iré a resolver un problema y luego volveré espero no tardar demasiado. Si acaso un par de horas o menos.—Apoyar su mejilla sobre mi espalda y yo estoy apunto de cancelar todo. «No puedo posponerlo más»—¿Acaso ya te has hartado de mí?

Siento su cuerpo vibrar por la risa.

—Aunque quisiera eso sería imposible. Deberías ir ya a trabajar de tiempo completo—suelta un largo suspiro—Me siento culpable de que te tengas que quedar aquí conmigo y no puedas atender como se debe a tu empresa, además no te puedes quedar para siempre aquí conmigo, además en tu ático estoy segura, de verdad Luc yo...

«Oh no por ese camino no intentes ir preciosa»

Aparto sus brazos de mí y doy media vuelta para poder verla a la cara.

Al ver sus ojos aún tristes sé que intenta hacerse la fuerte, pero ella aún no está bien. Me necesita aquí con ella.

—Tú no tienes la culpa de nada, no te sientas así, respecto a mi trabajo yo soy el que quiere y decide quedarse aquí.

—Sí pero...

—Nada de peros, vuelvo en un rato—le doy un beso en la nariz y luego uno en sus dulces labios sabor a café evitando sus protestas. Ella rodea mi cuello y lo acaricia, yo la rodeo por la cintura y la acerco más a mí.

[...]

El chirrido de las puertas metálicas abriéndose me saca de mis pensamientos asesinos. Me deshago del traje y se lo doy al guardia penitenciario. Luego de una pequeña charla con el director de la empresa y un fajo de billetes, me ha permitido entrar sin problemas hasta este lugar y hacer lo que se me de la maldita gana con la persona que se encuentra tras las rejas.

EL RESPLANDOR EN TU MIRADA © (Nuestras Miradas  #3) [COMPLETA✔️].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora