Capítulo I

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"Algunas personas lo quieren todo. Pero yo no quiero nada, si no eres tu cariño."

Adora

Miré mi reloj con impaciencia. Ya llevo mas de media hora y esta estúpida reunión aun no se termina.

El Comandante espera a que el resto de los soldados le den su reporte del día. Se están tardando mucho, necesito ir a verla.

—¿Puedo saber que es lo que te sucede?

Lonnie ha estado viendo mis gesto con curiosidad. De hecho, últimamente he notado que ha estado muy pendiente a lo que hago.

—No es nada. Solo que tengo que hacer algo importante — rasqué mi nariz con nerviosismo. Lonnie volteó en dirección al General que empezó a hablar más pendejadas sobre algo que no me interesa en este momento.

—¿Ah, si? ¿Puedo saber que es eso tan importante?

No respondí. Fingí que estaba prestando atención a lo que el espermatozoide con patas decía. La morena se rindió y me atacó con otra pregunta.

—¿Sabes algo de Catra? Últimamente esta faltando a las reuniones, y a los entrenamientos.

Mi congelé por un momento. Intento disimular manteniendo mi postura erguida para que no sospechara ningún otro cambio en mi lenguaje corporal.

—Está enferma.

Es todo lo que dije antes de oír al General dar por terminada la reunión.

—Por fin.

Salí de ahí con rapidez y me dirigí en dirección a los dormitorios, antes de entrar por la puerta sentí la mirada de alguien. Como si me estuvieran observando.

Sacudí mi cabeza y tome una profunda respiración antes de entrar.

—¿Gatita?

Catra estaba recostada en la cama tapada de piez a cabeza. ¿Como podía arroparse así con este calor?

Me acerqué con suavidad y le quité las cobijas de encima. Ella gruñó con molestia.

—Déjame, intento dormir.

Antes de que volviera a cubrirse con las cobijas la detuve.

—¿Que tal te sientes hoy? ¿Has vuelto a tener arcadas?

Mi pregunta la dejó perpleja por un segundo. Resopló con resignación y se volteó a mirarme.

—No, sigo igual.

Me preocupa su estado. Ha estado sintiéndose mal estos últimos días. Debería llevarla a la enfermería, pero por alguna razón Catra se niega a ir.

—Catra, ¿Sabes que si sigues sintiéndote maluca tendré que llevarte así sea a rastras a la enfermería?

Se mordió el labio nerviosa. Me quité las botas y la correa del uniforme y me acosté en la cama con ella. La abracé por la espalda y escondí mi cara en su pelo aspirando su aroma.

—Adora

—Dime.

—Hay algo de lo que tenemos que hablar.

Voluble (Catradora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora