Capítulo 8

91 62 13
                                    


ALEXANDER

— Alex sabes bien que no puedes ligar tu vida personal con tu trabajo, eres un hombre exitoso, no lo arruines ahora.

Me giro para encarar a mi estúpido asistente dándome el sermón sobre cómo manejar los negocios de mi empresa y la relación con mi ex esposa.

Cuando una persona no sabe cuánto te a costado ser una mejor persona siempre salen con comentarios como estos. Así que respiro antes de agarrarlo y tirarlo por la ventana de cristal a mi espalda.

— Te has olvidado quien es tu jefe Asthon, yo puedo arruinar lo que me dé la gana porque yo soy el dueño. — Golpeo mi puño contra el escritorio encabronado.  — Ahora lárgate, te llamé para que me dieras los informes no para que me digas lo que tengo que hacer.

— Lo siento señor no pasará de nuevo. — Responde de mala gana mi asistente personal.

— No, porque estás despedido.

— Eh, eh, Bro cálmate. — Óscar aparece en la puerta haciéndole una señal de que se largue rápido. — ¿De que te enteraste que estás tan de malas vibras?

Le tiro la carpeta levantándome aún con la ira encima. La idea de tener que lidiar con Nathalia por una semana me saca de mis casillas.

— No entiendo que compone Nathalia aquí, quien iba a ir era yo contigo.

— Si pero ahora es ella, no entiendo que quiere conseguir con esto, no quiere darme el maldito divorcio y para completar ¿Tengo que lidiar una semana con ella? ¿No les basta con tener que soportarla todos los días?

Óscar se sienta analizando cada propuesta y la agenda de la semana, si hay algo que arruine mi humor son los cambios sin aviso, lidiar con gente que detesto, pero si algo me enfada hasta el límite es que excluyan a mi gente de confianza y que tomen decisiones sin mi presencia.

— No podemos hacer nada para impedir que valla, pero si podemos hacer que la pase muy mal.

— Iré a hablar con ella.

Salgo de la oficina y entro a la de Nathalia sin avisar tomándola por sorpresa.

— ¡Oh! Hola cielo.

Su voz sale mas fingida que emocionada, pongo mis manos en mis bordillos y la miro sin interés.

— ¿Desde cuando tienes permiso para tomar decisiones en mi empresa?

Nathalia se ríe burlesca acercándose a mi. — Puedo desde que me convertí en tu esposa.

Rosa su mano por mi cuello acercándose.

— En tu cajita de estupidez porque en mi mundo tú ya no existes. — Lo digo tan cerca de su rostro que nuestros alientos se mezclan.

— Eso ya lo veremos Grey, — Amenaza rosando su nariz con la mía.

Si supieras que lo único que produces en mi es odio.

— Vamos a ver qué piensas después de esta semana, te conviene tenerme contigo, tu sin mi no eres más que un niño ñoño que extraña a su papito,— Sonríe con malicia y me señala. — Ten algo en claro Alex, yo soy la que te ha convertido en lo que eres ahora y no te vas a librar de mí tan fácil, yo soy lo único que tienes.

— ¿Y tu crees que esos perfumes caros que usas te hacen una reina o algo diferente a lo que eres? — Levanto mi mano hacia ella y tomo su barbilla con fuerza para que me vea. Si ella cree que puede lastimarme le demostraré lo cruel que puedo ser — ¿Enserio crees que esa ropa, tu cabello, tus prendas o tu auto cambia lo sucia que está tu vida? O es que crees que estando aquí te conviertes en alguien importante.

"Huellas De Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora