Desperté y lo único que se escucha es el tic tac del reloj en la mesita de noche, que tocaban las 04:00 AM.
Ni siquiera me di cuenta cuando me dormí, pero algo me había despertado dictandome que haga mis maletas, todavía tenía esa voz interna que me alertaba cuando venía algo malo.
Me pasaba en el orfanato, cuando algo andaba mal me despertaba, ahora creo que algo anda mal, pero no me atrevo a salir y encontrarme con Alex.
Me levanto con el mal presentimiento y hago mi equipaje, me dirijo al baño me ducho y me visto con un jeans negro ajustado junto a un suéter negro con cuello tortuga, botas negras y mi abrigo grueso blanco que Sabdiel me dejó como regalo.
Me hago una coleta alta y salgo de mi habitación rumbo a las escaleras. Aún esta sumamente oscuro así que creo que me estoy volviendo loca, a esta hora los chicos deben estar dormidos.
No me esperé verlos en la sala, los tres están concentrados en sus ordenadores y tomando café con su equipaje junto a la puerta.
Mariana y Óscar están metidos en el ordenador y Alex está en una llamada telefónica caminando de un lado a otro con fastidio, dejo mi maleta en la puerta y caminando hacia la cocina con la interrogante en mi mente.
¿Que les pasa a estos tres?
Tony me hace una seña de silencio y me da una taza de café.
— Mejor no diga nada, este campo está minado, subí para despertarla pero ya estaba duchándose. — Susurra recostándose en la encimera que divide la sala de la cocina. — De este lado estamos seguros, — Lo piensa un momento — Creo.
Yo solo lo miro confundida tomando un sorbo de mi café no muy confiada, mientras Tony, me da la espalda tarareando una canción.
— ¡Maldita sea Arturo! — Ruge Alexander encabronado. — No me importa como vas a hacerlo pero cuando llegue espero encontrar esa maldito archivo en mi oficina. — Pausa. — ¡Pues me vale una verga! Búscala hasta debajo de las malditas piedras, pero encuéntrala.
Cuelga la llamada y suelta el celular en la mesa con fastidio.
— ¡Estoy rodeado de ineptos que no sirven para nada! — Maldice acercándose a los chicos. — ¿Que no estaban ustedes en Miami? ¿Como diablos se perdió esa información?
— ¡Todo estaba en orden!— Aclara Mariana alzando la voz. — A nosotros no nos vengas con esa, tenemos demasiado en que ocuparnos.
— ¡Ocupados cogiéndose en cada maldito rincón libre! — Le grita. — No estuvieron pendiente de nada más que de los malditos siete millones.
Óscar se levanta y lo empuja.
Yo me alerto y suelto la taza con la intención de intervenir pero Tony se interpone negando.
— ¡No le vuelvas a hablar así a Mariana! — Le advierte y Alex se ríe en su cara. — Si tan siquiera pensaras en los demás, más que en tí mismo sabrías muchas cosas, pero eres un maldito egoísta de mierda que solo vela por sus propios intereses.
— Te recuerdo que no los obligué a trabajar conmigo, — Aclara con tono frío, — Vendan sus acciones y no tendrán que soportarme.
Óscar se acerca amenazante con la intención de golpearlo pero Mariana se cruza en su camino
— Déjalo Óscar, no vale la pena seguir discutiendo con él.
— Porque mejor no te callas, desde que empezaste a zarandear a Óscar no se concentra, — Le grita a Mariana y está lo enfrenta. — Maldito el día que permití eso.
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"Huellas De Amor"
RomanceÉl es un hombre poderoso, frío, implacable y temido, capaz de destruir a su paso todo con su aura y su carácter. Ella es un desastre muy bien ordenado que se encontrará con el peor orden de su vida _ ¿Que haces? Dejo un dibujo en el vidrio empañad...