Capítulo 12

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Estaba pensando en las mil formas posibles de morir en un avión, principalmente porque nunca e subido a uno.

Le tengo pánico a las alturas y definitivamente viajar en el aire es uno de mis miedos.

Ya estábamos sentados esperando que el piloto despegara y aún no estábamos en el aire y ya sentía que moriría en cualquier momento.

Me había sentado junto a Alexander mientras que Óscar y Mariana estaban frente a nosotros y Tony iba con el seguridad de Mariana del cual había olvidado el nombre.

Aprieto mis manos en mi regazo con nerviosismo y el tic de mi pierna empieza a moverse de arriba hacia abajo con rapidez.

— Preferí irnos en otro jeep porque quiero que estés tranquila.— La voz de Alexander me saca de mis pensamientos. — Relájate, todo va estar bien.

Posa su mano encima de la mía y me brinda una sonrisa de boca cerrada.

Suspiro con frustración. — Le tengo miedo a las alturas. — Confieso.

— Si te tranquiliza no eres la única Jess, yo tambien le temo y mucho. — Mariana me sonríe tratando de calmarme.

— Muchachos, — Suena la voz del piloto vamos a despegar, pónganse los cinturones de seguridad.

Todos obedecemos y enseguida el Jeep empieza a moverse.

El transcurso a sido tranquilo, Óscar y Alexander siguen en sus carpetas al igual que Mariana, mientras yo miraba por la ventanilla pasar las nubes y pensaba en todo lo que me estaba pasando.

Nunca creí que mi vida diera un giro tan inesperado, de salir de un orfanato, a una vida completamente distinta llena de esas personas de las que tantas veces había leído un montón de barbaridades.

Internado.

Tratan de disfrazarlo con esa palabra que suena muy bonita para todo lo que se vive ahí dentro. Desde necesidades hasta depresión, desolación, rechazo y muchas veces maltrato.

Alrededor de los años que estuve allí, pude ver muchos niños llegar, ser adoptados y otros simplemente morir y enfermar de tristeza.

Porque la depresión, aunque parezca algo normal no todos son capaces de salir de ella, no todos tienen la oportunidad de hablarlo y muy pocos tienen la oportunidad de ser apoyados.

Y siempre me pregunte:

¿Serán felices esos niños que se fueron con esas personas que juraron ser padres ejemplares?

¿Serán felices esos que cruzaron el cielo?

Tuve la respuesta de la primera pregunta cuando a los diez años fui adoptada por una pareja que más que un hijo querían una esclava, Sol Ana se enteró y me sacó de allí.

Pasaron situaciones similares dos veces más de las que salí perjudicada.

Desde ahí no dejó que nadie me adoptara por ese temor.

Sol Ana fue mi madre, mi apoyo y mi amiga y cuando cometí lo errores de mi adolescencia, ella me cuidó, me protegió y aunque no aprobaba mi relación lo aceptó hasta el final.

Hubiera querido que otros tuvieran ese apoyo que yo tuve desde niña.

Es duro ver a miles de personas siendo felices con una vida normal, mientras tú te pudres dentro de un recinto lleno de personitas pequeñitas que son invisibles frente a un mundo que aparenta tener felicidad cuando en realidad están más perdidos en ellos mismos, que a penas respiran.

"Huellas De Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora