No estuve mucho tiempo sola en mi cuarto porque, unos minutos después, unos nudillos golpearon la puerta y esta se abrió sin esperar respuesta.
—Ven conmigo —de nuevo Geonhak.
—Preferiría no hacerlo —dije sin levantarme.
—Se han ido —salió dejando la puerta abierta esperando que lo siguiera, pero continué tumbada en la cama, unos segundos más tarde volvió a aparecer —Ven o te sacaré yo mismo.
Le miré, no era el mismo chico al que había conocido en Oxford, o al menos el que yo creía que era. Tal vez las apariencias no engañaban, tal vez era el diablo que me mostró.
No tenía escapatoria, no es que quedarme sobre aquel colchón fuera una manifestación de mi fuerza muy contundente. En el pasillo vi que se encontraba esperándome al final de él, fui hasta su encuentro con reticencias. Le seguí hasta la parte de la cocina, encima de la isla había un plato con salchichas y huevos revueltos junto a un vaso de zumo.
—Come —me ordenó.
—No tengo hambre.
Me giré para volver a mi encierro cuando me cogió del brazo y tiró hacia él, se acercó tanto a mí que podía ver mi reflejo en sus pupilas.
—Hazme caso o será peor —ese susurro grave me dio escalofríos.
—¿Qué está pasando? No me digas que la princesita es una rebelde —la voz del que fue el conductor terminó de helarme la sangre.
—No te preocupes, se está portando bien —aunque se dirigía al otro, Geonhak no apartó sus ojos de los míos.
No sé si se trataba de una amenaza o de un aviso, pero algo me decía que no tensara más la cuerda. Me senté frente al plato, y aunque el primer bocado me costó los siguientes fueron más fáciles.
Debía de dejar de comportarme como la antigua Alice, la que hacía un berrinche cuando las cosas no salían como quería, tenía que ser práctica, si quería salir de allí tenía que tener fuerza. Ni siquiera saboreaba la comida, solo me alimentaba.
Me había colocado de espaldas a ellos, pero el tipo se sentó en otra banqueta frente a mí. Me miraba fijamente mientras masticaba. Había algo en él que me daba asco, no era solo su actitud, era esa manera de mirarme, como si fuera un juguete con el que no le dejaban divertirse.
—Te voy a contar como van a ser las cosas por aquí, princesa —ese modo de llamarme era un claro desprecio, pero no le daría la satisfacción de ver que me molestaba —Mi nombre es Kang, el rubito es Leedo —dijo señalando a Geonhak —y hay varios más de los que ni siquiera te voy a decir el nombre, porque espero por todos los demonios pasar poco tiempo en esta mierda, sin contar con la cantidad de tipos que está en la puerta y rodean el lugar —estaba molesto con la situación, con tener que ser mi niñero, se notaba —¿Y qué quiero decir con esto, preciosa? Que ni se te ocurra intentar escapar —se me secó la garganta, es como si me hubiera leído el pensamiento —Puedes caminar por donde quieras, haz lo que te salga de las narices, pero no me toques las mías o tendré que castigarte, ¿me has entendido?
No era una niña, lo sabía, pero me trataba como una cría mocosa y mimada. No le respondí, solo le mantuve la mirada, aquello no le gustó, me cogió de las mejillas y apretó con fuerza. El asombro primero y el dolor después hizo que soltara el tenedor que tenía entre los dedos. Cayó contra el suelo rompiendo el silencio del lugar.
—Te he preguntado si me has entendido.
Afirmé como pude y me soltó con desprecio.
—Vas a tener que aprender a comportarte, princesa.
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La última apuesta (Trilogía Póker: 3) [Terminada]
FanficCada vez que la vida de Alice parece encauzarse, una nueva traición se cruza en su camino, pero ya está harta, si la casa de cartas se vuelve a desmoronar, será ella quien la vuelva a reconstruir. ♥ ♦ ♣ ♠ Tercera parte de House of Cards. ♥ Historia...