Yo tenía que ser mi prioridad, lo más importante de mi vida, debía preocuparme por mí por encima de todo lo demás.
Cuando mi hermano me dijo que Jungkook había pasado página, que estaba con Alessia, una mujer que le convenía en más de un sentido, debí sentir que todo encajaba, que las cosas regresaban a como tenían que ser. Tal vez era bueno para mí, puede que de ese modo Romeo ya no me considerara interesante, tal vez podía mantener un perfil bajo, alargar la situación y quedarme en casa de mi hermano. Incluso puede que la vida me diera otra oportunidad para comenzar de nuevo, averiguar qué quería hacer sin el peso de ser la consorte de un hombre con ese inmenso poder.
Pero hay una gran diferencia entre lo que uno sabía que tenía que sentir, y lo que realmente sentía.
Mi mente y mi cuerpo actuaban por separado. No recordaba ni siquiera de si me había despedido de Nam, era como una marioneta que se movía por inercia.
Cerré la puerta de mi habitación y fue como si las cuerdas que me manejaran se hubieran cortado, no me moví, no podía. Me empezó a faltar el aire, la vista se emborronaba por las lágrimas silenciosas que anegaban mis ojos.
Sentí el frío de las baldosas bajo mis manos. ¿Cuándo había caído? ¿Cuándo había dejado el mundo de existir? ¿Podría seguir viviendo con ese dolor en mi pecho?
Pasaron las horas, o tal vez los segundos, no podían ni concebir el tiempo que me arrastraba, mi mundo había quedado desecho.
Debía ser fuerte, debía ser lo más importante de mi vida, pero aquel vacío en mi interior me gritaba que lo que yo quisiera no coincidía con la realidad. Mi vida, mi alma, mi pura existencia estaba subyugada a Jungkook, un hombre que no solo ya no me quería, sino peor, un hombre que me había utilizado para llegar a una posición de poder, con quien se había entretenido, y que cuando ya solo me había convertido en una carga había regresado con su primer amor, su verdadero amor.
Pero él era el mío. Ojalá amara a Taehyung, o a Jimin. Ojalá amara a un chico sin dinero, ni poder, que su mayor preocupación fuera las horas libres de su tarde. Ojalá no amara a nadie. Pero el deseo y la realidad distan mucho. Yo quería a Jungkook con todo mi ser, y aunque me arrancara el corazón, en esos últimos latidos, el condenado susurraría su nombre una y otra vez.
Los golpes en la puerta me despertaron del letargo en el que me encontraba. Creí oír una voz, pero no entendía sus palabras.
—¿Angelito? —vi el rostro de Geonhak frente a mí, parecía que me había estado hablando, pero no respondía, puede que por eso había ido hasta la cama donde estaba tirada.
¿Cómo había llegado hasta allí? Oh, ya lo recordaba, yo mismo me había arrastrado hasta llegar a ella porque era desde donde mejor observaba el cuadro, su cuadro, aquel amanecer que me recordaba mi dolor.
—Tu hermano me ha pedido que venga a verte —no sabía si tan solo había dicho aquello o llevaba un rato hablando, la verdad, no me importaba.
Namjoon debía estar preocupado si había dejado entrar al temido Leedo a mi habitación. Pero es algo que, obviamente, tampoco me importaba.
—¿Puedo hacer algo por ti?, ¿necesitas algo? —su voz no se detenía, ¿o lo había dicho tras minutos en silencio?
—Quiero dormir —mi voz sonó extraña cuando salió.
Quería que me dejaran en paz, quería caer en un sopor profundo que hiciera pasar el tiempo, dicen que lo cura todo, ¿pero podría curar una herida tan profunda?
Cerré los ojos, la siguiente vez que los abrí no había luz, el día había desaparecido, no así mi dolor, pero mi mente se sentía un poco más despejada. Me habían tapado con un edredón, pero el frío estaba instaurado en mi corazón, no sanaría tan fácilmente.
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La última apuesta (Trilogía Póker: 3) [Terminada]
FanfictionCada vez que la vida de Alice parece encauzarse, una nueva traición se cruza en su camino, pero ya está harta, si la casa de cartas se vuelve a desmoronar, será ella quien la vuelva a reconstruir. ♥ ♦ ♣ ♠ Tercera parte de House of Cards. ♥ Historia...