13♥

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Abrí los ojos, ya no estaba en La Boca del Lobo. Desconocía el tiempo qué había pasado, ni quería pensarlo, porque el intenso dolor de cabeza se exacerbaba si iba más allá de recordar como respirar.

Según me acostumbraba a estar viva empezaba a notar lo que me rodeaba. Me encontraba en un lugar cálido y confortable, en un silencio que agradecía. Creo que era una cama, estaba tapada con un liviano pero caliente edredón, pero la alta temperatura no era solo a causa de eso, había un cuerpo detrás de mí, y el brazo que me rodeaba la cintura me corroboraba que no era mi imaginación.

No me asusté, sabía quien era, podría reconocer el calor de su cuerpo, su olor, lo que me provocaba, de entre todas las personas de mundo.

Mi mente debería aconsejarme que me separara rápidamente, pero no estaba en condiciones. Mantuve los ojos cerrados y me dejé arrastrar unos minutos más a aquel lugar acogedor donde todos los quebraderos de mi vida no existían.

Volví a dormir pegada a aquel hombre.

La siguiente vez que abrí los ojos la luz ya se intuía tras las cortinas, aquellas cortinas que no era la primera vez que veía.

Mi cerebro se empezó a despertar a la vez que mi cuerpo. Los retazos de la noche anterior regresaban con parsimonia a mi dañada mente.

Tenía que recuperar los datos, era demasiado importante.

Empezaría por el principio. Había ido a aquel antro con ayuda de Geonhak, había conseguido encontrar al dueño del lugar, un hombre de amable sonrisa, con el que había empezado un juego macabro en el que claramente estaba perdiendo.

Me hizo preguntas, muchas preguntas. ¿Había dicho algo que pusiera en peligro a alguien de mi entorno? Esperaba que no.

La última fue la más peligrosa, me preguntó a quién amaba, estuve a punto de confesarle la verdad, pero entonces llegó él y cortó mi respuesta.

Me separó de Christopher. Me había pasado un brazo por los hombros separándonos y me había acercado a su cuerpo, evitando que respondiera.

Miré hacia el rostro del hombre que me había apretado contra él, que me había alejado de Chris. Era el rostro más hermoso que había visto nunca, era la belleza hecha persona.

—¿Cómo puedes estar cada día más guapo? —quería levantar la mano, tocar su rostro, acariciar su pelo, pero pesaba demasiado — Tae... ¿realmente estás aquí?

No me respondió, su vista estaba fija en mi oponente.

—¿Qué pretendes, Bang?

—Solo estábamos jugando.

Sus voces se escuchaban en la lejanía, era una bruma que flotaba a mi alrededor.

—¿Has venido a por mí?

Me abracé a su cintura y me recosté en su pecho. Podían haber pasado muchas cosas entre nosotros, pero en esos momentos solo recordaba las buenas. Era tan feliz de tenerle junto a mí.

—¿Qué le has dado? —su voz era más grave de lo habitual. Estaba enfadado, ¿sería conmigo?

Cogió mi vaso de chupito, olió el líquido y bebió un poco.

—Es vodka, me gusta el vodka —dije.

—No es vodka, no al menos en su totalidad, ¿me equivoco?

Esa extraña nube de felicidad se empezaba a desvanecer por la rabia, ¿me había drogado?

—Solo es un juego, V.

—¿Un juego? —dijo mirando la baraja —Conozco tu juego, yo también sé jugar.

Levantó una carta y sacó el as de corazones.

La última apuesta (Trilogía Póker: 3) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora