Salí del coche junto con mi hombre de seguridad.
—Tengo un déjà vu —dijo a mi lado.
Aquella situación se parecía demasiado a la de hace unos días, frente a la nave en la que se decidió el destino de la ciudad, mi divorcio y futuro casamiento.
—No se parece en nada —dije intentando quitarme el mal sabor de boca que me dejó aquella reunión.
—Tienes razón, esta es peor.
Miré hacia abajo, ya no iba de emperatriz soberbia como aquel día, ni como la princesita remilgada de hacía unos momentos, era una joven normal que iba a pasar la noche en el local de moda, aunque con ropa demasiado cara.
No tenía miedo. No sabía si era que ya casi nada de mi vida me importaba o la esperanza de saber algo de Jungkook, pero estaba muy tranquila cuando crucé la calle ante ese local con un pequeño cartel bastante discreto donde se podía leer en letras oscuras La Boca del Lobo.
—¿Estás segura? —decía Geonhak en voz baja según nos acercábamos.
—Tranquilízate, no va a pasar nada.
Sabía que era una mentira, no podía estar segura de lo que fuera a ocurrir, pero la realidad es que no me importaba, aunque aquello no se lo podía decir.
—Cuando estés dentro busca al chico menos peligroso que te parezca y pregúntale por Bang, su jefe —me decía Geonhak ya convencido de que no iba a echarme atrás. Su nombre me sonaba a sonido de disparo, no auguraba nada bueno.
—Que no tenga pinta de peligroso no significa que no lo sea —dije con conocimiento de causa, ninguno de los hombros de los que me había rodeado, Jimin, Tae, Hobi entre otros, y hasta el mismo Jungkook con su cara de ángel, parecían seres inofensivos antes de conocerlos más a fondo.
—Y no lo es, pero es uno de sus hombres de confianza, y el más fácil de reconocer.
Llegamos hasta el tipo que estaba en la puerta, era un chico muy atractivo de cabello largo y bien vestido, acompañado de otros dos que gritaban peligro con la mirada.
—Buenas noches señora Jeon, es un placer tenerla con nosotros —me sorprendió que supiera quien era, pero supongo que la élite de las Familias era un círculo muy pequeño.
—Buenas noches —disimulé como pude e intenté mantener la compostura.
Cuando fuimos a entrar, y como habíamos supuesto, impidieron la entrada a mi acompañante.
—Me temo que su hombre de seguridad, Leedo, no puede entrar, normas de la casa.
Este los miraba con el cuerpo en tensión y los ojos llenos de fuego. Había dicho su nombre, había dicho el mío, no era una coincidencia, querían que supiéramos que no eran unos cualesquiera.
—Espérame fuera, no te preocupes —cogí del brazo a Geonhak para intentar que se relajara.
—Le tengo que pedir que no se quede en las inmediaciones, otra de las normas —continuaba el chico —Sino estaríamos rodeado de coches con gente demasiado peligrosa, y no es lo que pretendemos.
Geonhak no se movió, ni pestañeaba, aunque es lo que esperábamos no le gustaba.
—Regresa a casa.
Por fin dejó de mirarle para hacerlo hacia mí, pero me arrepentí de haberlo conseguido al momento.
—¿Estás loca?
—¿Sabes que me haces mucho esa pregunta?
—Por algo será.
El chico de la puerta carraspeó un poco, estábamos dando un pequeño espectáculo a aquellos tres hombres que no nos conocían.
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La última apuesta (Trilogía Póker: 3) [Terminada]
FanfictionCada vez que la vida de Alice parece encauzarse, una nueva traición se cruza en su camino, pero ya está harta, si la casa de cartas se vuelve a desmoronar, será ella quien la vuelva a reconstruir. ♥ ♦ ♣ ♠ Tercera parte de House of Cards. ♥ Historia...