7♠

175 30 22
                                    

El asombro de todos fue latente. El amor era una debilidad, un impedimento para conseguir el poder, el punto frágil sobre el que atacar, pero yo lo estaba usando como un arma para fortalecer nuestra unión.

Era peligroso, era salir del fuego y saltar a las brasas, pero no encontré otra salida, para que él supiera, para que todos supieran, que solo había un hombre para mí en toda mi vida. Tal vez nos estaba condenando, pero al menos sería una condena real.

Podían verme como una chica enamorada, como alguien que se había dejado arrastrar por su corazón, no por esa frialdad que debían tener en su mundo, pero eso les aseguraba que le era leal y que, pasara lo que pasara, estaría a su lado, no de nadie más.

Decir con esa sinceridad que le amaba ante las Familias me dejaba como alguien débil para su escala de valores, pero fue lo más valiente que podía hacer. El amor no es cobarde, es anteponer a la persona amada ante todo y eso es lo que hice.

—Estás loca —se reía Jin rompiendo el silencio —Valiente como pocas, pero loca.

—Puede que lo esté, tal vez tengas razón, pero lo que soy es una mujer segura de lo que siento, y amo a este hombre —decía con convicción, sin un ápice de duda —Por eso me da igual lo que pretendáis hacer conmigo, con quien me queráis casar, porque soy y siempre seré de Jeon.

Estaba segura de mis palabras, solo esperaba que Taehyung no hablara, si lo hacía todo lo que quería demostrar se derrumbaría.

Cierto que técnicamente había sido infiel a Jungkook, pero solo en cuerpo, por una debilidad pasajera, pero haría lo que fuera por él, mi vida le pertenecía, mi alma, mi corazón, y sus objetivos eran los míos.

—¿Estás segura de ello? —la grave voz de Taehyung hizo que toda la entereza que recorría mi cuerpo desapareciera.

Por favor, que no hablara, que no soltara mi error al mundo.

Le miré a los ojos, aquellos que me observaban con una mezcla de rabia y dolor. Estaba enfadado, se sentía despreciado, y la unión de esos dos sentimientos podía ser letal para mí.

—Le amo —fue lo único que supe decir.

—Tú no amas, tú te dejas amar —repitió las mismas palabras que ya dijo cuando estaba desnuda en su cama —Fuiste prometida de Jimin cuando te mostró cariño y riquezas, te casaste con Jungkook cuando necesitabas seguridad, te aferraste a Leedo cuando no había nada más, y tú y yo... Siempre pensé que pudo haber algo entre nosotros —eran palabras dichas con sufrimiento —Por eso sé que no es verdad, es lo que crees que necesitas sentir en estos momentos, pero no es real.

Se sintió como un mazazo.

¿Sería verdad? No había salido ni una sola mentira entre sus labios. No era mentira que pudo haber algo entre nosotros más allá de lo carnal, y tal vez no era mentira que solo amaba a quien debía amar.

Miré a un Jungkook con la cabeza baja, tal vez maldiciéndome, tal vez odiándome. Quería consolarle y darle certeza y seguridad.

No. Taehuyng estaba equivocado. En el pasado fui una niña confundida, que no sabía lo que era amar, que aceptaba el cariño que tanto tiempo le había sido negado, pero ya no era así. Por fin sabía lo que era el amor. No importaba si era correspondido, no importaba si los demás lo ridiculizaran, si lo negaban, porque tan solo yo podía saber lo que se había anidado en mi pecho.

—Le amo —repetí mirando aquel hombre a mi lado.

Jungkook giró la cabeza y abrió esos ojos ya sin estrellas hacia mí.

—Te amo —susurré.

Nos quedamos anclados en el otro como tantas veces nos había ocurrido. No había desaparecido, ahí estaba esa unión tan fuerte. No sé si había sido el destino o el azar, pero nos habíamos encontrado, y el amor había entrado en nosotros como una maldición.

La última apuesta (Trilogía Póker: 3) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora