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—¿Dónde está él?

—En el lago de Hervaya.

—Está bien, iré por su cabeza.

Fue lo último que pronunció Errol antes de salir disparado de la torre negra en busca de Valhein.

La gran bruja se sentía orgullosa de que su fiel seguidor tratara de acabar con el guerrero más poderoso del clan de los rebeldes, el único problema era que ese tipo siempre tenía la suerte divina de recuperarse para seguir batallando. Natalya, era una bruja con mucho poder y sabía que Valhein era un simple mortal, así tuviera mucha resistencia física. Debía de tener sus límites. Límites, que en algún momento ella o uno de sus magos más poderosos, sobrepasaría sin ningún problema.

Errol corría a gran velocidad en busca de su oponente, esta vez no lo dejaría vivir, le arrancaría el corazón en cuanto pudiese. Ahora, con su nuevo poder, ese trabajo sería demasiado fácil. A no ser que Valhein estuviese acompañado de Tel'Annas, porque en ese caso, para Errol sería una pena tener que terminar con la vida de dos grandes leyendas de las batallas.

Al llegar al lago vio a Valhein caminando a paso lento por el camino que llevaba al pueblo más cercano. Estaba canturreando y aparentemente no llevaba armas consigo, era el momento perfecto para matarlo. Se acercó camuflándose entre los árboles, Valhein aún no se daba cuenta de la presencia de Errol, quien lo seguía con cautela. Tenía todo el tiempo del mundo para empezar con su macabro plan, pero decidió hacerlo rápido y así poder llegar a tiempo a la cena con Natalya. Entonces, sus pasos se hicieron sonoros, alertando a Valhein, aunque ya era tarde, Errol con el poder de su brazo infectado atravesó el pecho de su enemigo. Así estuvo por un buen rato, viendo como agonizaba su presa, le era satisfactorio presenciar cómo extinguía una vida y hacerlo con sus propias manos le hacía desear que ese momento no acabara nunca. Valhein cerró sus ojos, trató de no hacerlo, se esforzaba por seguir en el mundo de los vivos, pero su agresor no se lo permitiría y terminó de asesinarlo: sin sacar su mano virulenta le tomó el corazón para después sacarlo y lanzarlo muy lejos con una fuerza brutal. El cuerpo se desplomó en la hierba, Errol por fin podía estar en paz, acababa de cumplir su principal y más importante tarea: acabar con el guerrero más fuerte de la actualidad. Para completar tal acción aberrante, tomó entre sus brazos al fallecido y lo llevó a El último bosque del sur. Descubrir el cadáver en esa localización llevaría mucho trabajo, por lo que nadie se enteraría pronto de ello y así se evitaría que los habitantes vieran de peor forma a la gran bruja y su ejército. Al dejar el cuerpo cerca de un arbusto de abelia notó que cerca de ahí yacía el corazón que momentos antes había lanzado, no le vio mucha importancia y se marchó. Debía llegar rápido a la torre negra para la cena, celebrar su logro con comida y cerveza le haría bien. Con lo que no contaba era que ese bosque no estaba del todo abandonado...

Las horas pasaron, eran las 6:00 de la tarde, todos en el reino de Valor volvían a sus hogares para pasar lo que quedaba del día al lado de su familia o amigos

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Las horas pasaron, eran las 6:00 de la tarde, todos en el reino de Valor volvían a sus hogares para pasar lo que quedaba del día al lado de su familia o amigos. Eso también se aplicaba para Aleister, el joven mago caminaba por El último bosque del sur de camino a casa, traía entre sus brazos algunas setas, cortezas y plantas que le servirían para renovar el hechizo que protegía a su morada de todo tipo de magia. Para Aleister aquel día había sido tan común y corriente como cualquier otro... eso pensaba, hasta que vio un cuerpo que sobresalía entre unos arbustos abelia.

El Destino (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora