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La conmoción por la transformación tan inesperada de Bright terminó muy rápido, porque Aoi había encontrado al tan buscado Paine, en uno de los rincones más lejanos de toda la casa por supuesto.

—Bien, ¿qué quieren de mi? —preguntó el de pelo blanco, con obvia pereza.

—Paine, viejo amigo, necesito que me recuerdes el método que usábamos para comunicarnos de forma inmediata. —demandó Lorion.

—¿Cómo se pide eso? —contestó el anterior nombrado, haciéndose el difícil.

—¿Te acuerdas de nuestro pacto?

Paine se resignó de inmediato a hacer lo que le pidió su colega, no estaba en posición de pedir un "por favor" cuando obviamente soltó la lengua cuando no debía.

—De todas formas, no dije nada malo, nunca hicimos nada fuera de lo normal, solo hablábamos por medio de cartas, y obvio la mayoría de veces rechazaba tus múltiples peticiones y ruegos para que me uniera a tus aliados. —se quejó el de pelo blanco, antes de cumplir con su nuevo deber.

—Estar en esa posición tan humillante de suplicar siempre que tenía oportunidad no me enorgullece...

A los demás presentes en esa habitación se les hizo peculiar esa supuesta discusión, estaban peleando definitivamente por el pacto que tenían, pero parecía una charla que se inclinaba más a recordar los viejos tiempos.

—Bien, el método del que habla Lorion es bastante simple pero un tanto incómodo... —dijo esta última palabra un poco más fuerte para echarle en cara ciertas situaciones vergonzosas por las que pasó.

—A él le envié una carta y le llegó mientras dirigía su orquesta...

—Cállate. —demandó Paine—, ahora, necesito que Aleister elija a una persona a la que pueda mandarle en cualquier ocasión la carta.

Por obvias razones, todos observaron a Valhein, inclusive Aleister lo tomó de la mano para hacerlo pasar al frente, en señal que lo escogía a él.

—Bien, elijan una palabra clave, no algo común, para que puedan enviar sus escritos.

Paine les pasó, a cada uno, papel pergamino, y les indicó que podían poner la palabra clave en cualquier lugar.

—De ahora en adelante, deben poner esa palabra en el mismo sitio, y usarla siempre que quieran que la carta le llegue al otro. —explicó el mago, orgulloso de que sus palabras fueran entendidas—, bueno, Valhein, escribe cualquier cosa y termina tu escrito con la palabra clave.

El cazador siguió sus indicaciones al pie de la letra. Llegó a asombrarse cuando terminó de escribir, puesto que el papel apareció rápidamente en la mano izquierda de Aleister.

—Ya está hecho, sigan los mismos pasos siempre.

Paine se disculpó y se dio media vuelta para seguir con sus trabajos.

Paine se disculpó y se dio media vuelta para seguir con sus trabajos

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El Destino (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora