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Ya era muy tarde para que Lorion y Bright siguieran el "camino" hasta la casa de los rebeldes, así que no tuvieron de otra, hicieron una fogata y se recostaron en un tronco que había por ahí tirado de casualidad.

—Nunca pensé que serias capaz de hacer algo como esto. —fue el joven quién soltó sus pensamientos ahora, tenía que romper el silencio.

—Ya sabes todo lo que hice sólo por volver a verte. —respondió Lorion, extrañado por esas palabras cuando le dejó muy en claro al otro todos sus planes—, tampoco era seguro seguir con Natalya, hasta ella empezó a odiarte.

—¡Pues claro! Eres su esposo, ¿cómo no va a odiarme si se enteró de todo nuestro pasado? —preguntó con un poco de enojo el de pelo azul.

—Ya te dije que entre ella y yo no hay nada, sólo nos casamos para que yo fuera rey... Y por su comportamiento contigo, es porque empezó a creer que tu me manipulabas. —contestó con toda honestidad, pensando en la pelea que hubo hace un tiempo entre Natalya y él.

Bright no estaba del todo convencido, sentía que había algo que le estaba ocultando, pero de todas formas, habían muchas cosas que le faltaba saber.

Mientras el joven se mataba la cabeza pensando en asuntos que ya tuvieron una explicación, Lorion aprovechó para atraparlo entre sus brazos y recostarlo a un costado de él.

—¡¿Qué crees que haces?! —cuestionó Bright, alarmado.

—Hace frío, no quiero que mañana tengas un resfriado. —el mayor sonrió victorioso por tener razón—, no estaría cumpliendo mi palabra de cuidarte si dejo que te enfermes.

Bright bufo al verse acorralado, no podía escapar por la fuerza de quién lo tenía preso entre sus brazos, le tocó adaptarse a estar en una distancia muy íntima con su protector.

El tiempo se pasó rápido como el viento, y pronto, la noche se hizo más oscura, a la vez que el cielo se iluminó para dejar ver un sinfín de estrellas brillantes en el cielo. Ese espectáculo se lo estaba perdiendo el joven, quién aparentaba haberse quedado dormido.

Lorion aprovechó para analizar más a fondo el rostro de su acompañante, el cual no había cambiado mucho desde la última vez que lo vio. Su pelo era de un tono más azul que lavanda, y sus ojos no siempre acogían una tonalidad naranja como antes, ahora son dorados, aunque no le importaba su físico, siempre amaría su interior, a pesar de no ser correspondido ahora.

—Una foto dura más. —Bright sonrió cuando notó que el mago adoptaba otra posición para parecer inocente de cualquier cosa.

—No sé de qué me hablas. —contestó Lorion, incómodo por haberse quedado mucho tiempo mirando la cara del contrario.

Ese asunto se olvidó rápidamente cuando dos iris claros se abrieron, mostrando gran asombro por lo primero que vieron. Todo un cielo lleno de puntos pequeños y brillantes, al mismo tiempo, se notaban ciertas galaxias, pequeñas, pero al menos se podían alcanzar a notar por su tamaño en el cielo.

—Es increíble ¿no?

—Si, el cielo es precioso hoy... —respondió Bright, encantado por lo que veía.

—No hablo de eso. —Lorion volvió a verlo a los ojos, esta vez, era para que sus palabras se notaran más creíbles—, para mi era inimaginable que aún te siguieran gustando las estrellas, y que aún puedas tenerme locamente enamorado. —finalizó su diálogo con un fugaz beso en la frente del joven.

Bright se sintió bien por eso, hasta el momento, Lorion nunca se ha sobrepasado con él, mantiene un comportamiento caballeroso que le empezaba a gustar, a pesar de no corresponderle  sus sentimientos en todo un mes, podía empezar a darse una oportunidad para revivir el pasado con el mago.

El Destino (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora