—Entonces, ¿ya es oficial? —preguntó Tilly con emoción.
—Así es jovencita, Valhein y yo nos casaremos en una semana. —contestó Aleister, sonriendo de oreja a oreja.
Alice y Tilly gritaron al unísono de la emoción. Ambas realmente se notaban felices por aquella noticia.
—Ojalá poder ser sus hijas, nos encantaría tener a unos héroes como padres, ¿cierto, Alice? —cuestiona Tilly a la más pequeña.
—¡Si! Seríamos princesas de verdad.
Valhein entró en ese preciso momento. Su repentina aparición podría significar algo malo, así que toda la habitación del mago quedó en absoluto silencio.
—¿Qué pasa? Pensaba que celebraban mi compromiso con su futuro padre.
Aleister y las jóvenes se congelaron en sus lugares. No entendieron absolutamente nada de lo dicho por el próximo rey de Anthanor.
—Pensaba en la posibilidad de adoptarlas a ustedes dos cuando me case con ese joven de allí. —señaló con disimulo al mago, quien prefirió darse la vuelta para ocultar su nerviosismo.
—Espera, ¿es posible? —cuestionó Tilly.
—Así es, ya lo consulté, y ambas, al haber perdido no hace mucho a sus familias adoptivas, pueden quedar en mis manos fácilmente. —respondió con orgullo Valhein.
Ambas chicas se miraron un pequeño instante antes de abalanzarse hacia el cazador para abrazarlo. Aleister quería unirse a su pequeño festejo pero no se sentía del todo cómodo. La mejor opción fue irse a tomar un poco de aire fresco.
Aleister se paseaba con calma a los alrededores de los jardines del nuevo palacio. Había una calma aterradora en el ambiente, casi irreal, o se podría decir que se sentía raro tener tanta paz luego de haber participado en una guerra hace unos días atrás. Puede ser una mezcla rara de muchos motivos por los cuales se sentía así, incluso podía confesar que sentía terror por todo lo que se avecina. Una boda de él, ¿con Valhein? Está bien, lo adora, lo ama con su vida, pero una sensación rara le recorría el cuerpo de sólo pensar que por fin, después de tantos años infelices, podría llegar a tener una felicidad plena, al lado de alguien que ama de verdad. Tendría la vida que tanto soñó por muchos años, y eso le aterraba.
Sobre pensar tanto el asunto de la boda le trajo una idea, y un nuevo plan para llegar a la paz plena de todo el reino.
Se despedirá de su hermana, para luego cumplir con lo que el pueblo le exigió después de meterla en un calabozo. La pena de muerte.
Se dirigió con prisa al lugar donde se encontraba aquel monstruo que tenía como única familia con vida. Y sin mucho esfuerzo le dieron acceso al oscuro y frío lugar donde estaba ella en especial. Sola, sin compañía alguna, sin posibilidades de poder escapar y tan siquiera de ver un rayo de luz del sol
—Hermanito, pensaba que ya habías olvidado a la única persona que no te utilizó para su propio bien. —comentó Natalya cual víbora manipuladora.
Aleister sonrió levemente, demostrando que sus palabras no le hacían ningún efecto.
—Vengo a despedirme, dentro de poco dejarás de estar en este mundo y pasarás a una "mejor" vida. —contestó con ironía el contrario.
—Supuse que todo terminaría así. Aleister, el jovencito que perdió todo en su miserable vida y que todavía, terminó asesinando a lo último que le quedaba de su propia sangre.
Natalya trataba, con dificultad, de manipularlo y provocarle un pequeño ápice de misericordia, pero eso ya no era posible. El mago estaba decidido a darle la confianza entera al pueblo de que su malvada hermana no volvería a causar nunca más un desastre de la magnitud de El reinado del terror.
—Me casaré pronto con Valhein, luego de eso, siendo rey, le daré a todos lo que tanto desean. Tu cabeza. —respondió Aleister con suma firmeza—, saluda a nuestra madre de mi parte. Hasta nunca, Natalya. —añadió por último para después marcharse.
Una nueva tormenta se avecina.
Continuará...
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El Destino (EN CORRECCIÓN)
RomanceEl reino de Valor quedó bajo un terrible mandato después de la derrota de Zata, el antiguo rey que mantenía la estabilidad en esa monarquía. La ambición por el control de Natalya la llevó a desatar la más horrible y sanguinaria batalla en toda la hi...