«Solo era un sueño»
Fue el primer pensamiento y conclusión de Aleister al darse cuenta que el otro lado de su cama se encontraba vacío.
Se sentó con pereza, el dolor habita por todo su cuerpo, en especial en sus muñecas, las cuales estaban rojas, algo muy extraño...
—¡Buenos días, mi amor! —exclamó Valhein cuando entró a la habitación, como es costumbre, abrió la puerta de una patada.
Cargaba entre sus manos otra bandeja con un desayuno que se veía apetitoso, el motivo por el cual entró como un salvaje. El mago apenas si le dio un vistazo a la comida, ya que se quedó viendo el torso desnudo del hombre con el que se acostó esa noche, y parte de la madrugada de ese nuevo día por supuesto.
El castaño se levantó de la cama, pero, de inmediato sintió un terrible dolor que comenzaba desde la cadera y llegaba hasta sus piernas, casi cae al suelo a pesar de haber caminado con suma lentitud.
—¡Eres muy brusco! ¡¿Hace cuánto no tienes relaciones?! —cuestionó Aleister, enojado por no poder desplazarse bien.
—Creo que la última vez fue hace un año... O más, no recuerdo muy bien. —contestó un poco inseguro, también asombrado por la poca movilidad que tiene su amado mago.
—¡¿Qué es esto?! —señaló sus muñecas irritadas—, ¡¿Qué tanto hicimos?! —volvió a preguntar, tenía dificultad para hablar gracias a los dolores que empezaban a aparecer.
—¡Oye! Tranquilo, hace unos minutos me estabas mirando con deseo, ahora me regañas por todo lo que querías que te hiciera.
Las palabras de Valhein sorprendieron al castaño, no recordaba exactamente lo que pasó después de la primera vez, y si él le pidio más, no debería de enojarse tanto.
Se volvió a sentar, tenía mucha hambre como para seguir esa discusión, así que Valhein colocó la bandeja sobre sus muslos, los cuales también dolían.
A la vez que empezaba a comer, aprovechó para curarse un poco en las muñecas, no soportaba verlas rojas, mucho menos aguantaba que la piel de esa zona ardiera con cualquier mínimo roce.
—Ayer me suplicabas para que te amarrara a la cama, y todavía tuviste la osadía de pedir que fuera más rudo contigo. —confesó el azabache, quien se sentía orgulloso de que su desayuno le agradara a Aleister—, no te iba a dejar con las ganas, de ahora en adelante, te voy a complacer en todo lo que quieras, cariño. —añadió antes de salir del cuarto.
El mago no se esperaba tal información, y mucho menos, ese compromiso de Valhein por satisfacerlo, aunque, al fin y al cabo, ambos obtienen placer, no solo uno de los dos, ese es el motivo de su emoción por tenerlo feliz con todo lo que pida, todas sus fantasías las iba a disfrutar al igual que él.
—Querido, ya no queda comida, ¿vamos a comprar algo al mercadillo? —preguntó el cazador cuando asomó su cabeza por la puerta entreabierta.
—Claro, tengo que bañarme y cambiarme.
—Tenemos que bañarnos, querrás decir. —corrigió Valhein antes de volver a irse, no sin antes guiñar un ojo y tirarle un beso al aire a Aleister.
El castaño levantó una ceja por su comportamiento, se le hacía extraño tener a alguien que fuese tan coqueto, tal vez, su incomodidad sea porque nunca había tenido a alguien así como pareja.
«¿Él es mi novio ahora?»
Se preguntó Aleister al darse cuenta que ahora en sus pensamientos lo trata como si fuera algo más que solo amigos, pero supone que es normal después de haber tenido relaciones. De ahora en adelante, su amistad debe quedar en el pasado, sin embargo, no se pueden considerar como pareja aún, el azabache no ha dicho nada al respecto. Mientras más vueltas le da al asunto, más enredada queda la cabeza del castaño, esto lo obligó a olvidarse de todo por un tiempo para poder comer en paz.
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El Destino (EN CORRECCIÓN)
RomanceEl reino de Valor quedó bajo un terrible mandato después de la derrota de Zata, el antiguo rey que mantenía la estabilidad en esa monarquía. La ambición por el control de Natalya la llevó a desatar la más horrible y sanguinaria batalla en toda la hi...