CAPITULO 8

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VICTORIA SMIRNOVA

La música no hacía más que ir en ascenso mientras mis servidores bailaban con tranquilidad al mismo tiempo que tomaban cerveza como si la vida se basara en eso, veía caras sonrientes por donde quiera que mirara, los analizaba buscando algo inusual que me pudiera decir con seguridad de que algo tenían planeado pero no lograba concentrarme en lo absoluto por la simple presencia de un soldadito que se paseaba por mi mente como si fuera normal.

-Proklyatyy soldat- "condenado soldado" murmuraba contra el vidrio de mi copa con champán que tenía en su interior.

-Kontsentrirovannyy boss, - "concentrada jefa" reprendío mi hermano por medio de comunicador que se escondía en mi cabello negro en donde Carmen había hecho pequeños bucles en él.

Asentí sabiendo que él podía verme por el simple hecho de que fue el encargado de colocar las cámaras de seguridad en todo el perímetro sin ningún inconveniente, sin más que hacer camine por mi alrededor mientras levantaba la copa hacía las personas que me saludaban con su bebida y me sonreían con simpleza.

Al instante sentí la presencia de alguien que se iba acercando a mí pero eso quedó en segundo plano cuando las puertas del salón fueron abiertas de par en par dejando entrar a un hombre alto, blanco con su cabellera negra y ambas cejas se separaban en partes por cortes muy bien hechos, su vestimenta estaba completamente de negro que complementaba con mi vestido, sus ojos ambar se dejaron guiar por toda la estancia mientras buscaba algo que encontró cuando sus orbes se centraron en mí.

Alexander Vital sonrió cuando sus ojos se enfocaron en los míos, parecía que nuestro alrededor dejó de existir cuando el se encamino hacía mi ignorando la presencia de Manuel y Ethan que se quedaron petrificados por la cantidad de mafiosos que había en esa sala.

Sin verlo venir quedó frente a mí con su sonrisa socarrona que logró desestabilizarme por unos minutos sin dejar que el aire llegará con normalidad hacía mis pulmones que batallaban contra la ausencia del oxígeno que tendría que estar circulando por ellos.

-Señorita Victoria- saludo mi enemigo mientras alzaba su mano hacía la mía que no dudo en sostenerla.

Llevo mis nudillos hacía su boca para luego dejar un casto beso sobre ellos que le sacaron una sonrisa.

-Señor Vital- le comente sosteniendo su mano entre la mía.

-¿Llego a tiempo?- interrogó acercándose más a mí ocasionando que tuviera que levantar mi mentón con sus dedos para poder mirarlo a los ojos sin estorbo alguno.

Iba a contestar a su pregunta de que si había tardado, de que se había tardado demasiado en mirarme como lo hacía ahora, como si fuera lo único importante en su vida pero no podía decirle, las palabras se negaban a salir de mis labios porque esto solamente era profesional y era realmente imposible que una ladrona de una índole perfecta se enamorara de un policía que ponía por delante su honor intachable.

Entre nosotros había un gran abismo que nunca me atrevería a cruzar y estaba completamente segura de que él tampoco lo haría.

Volví a la realidad cuando escuche la voz de Máximo en mi comunicador al mismo tiempo que sentía la mano de alguien alrededor de mi muñeca con posesividad, parpadee unas cuantas veces hasta que me enfoque en mi presente.

Alexander Vital se encontraba detrás de mi espalda mientras me sostenía de mi muñeca al mismo tiempo que Víctor con su hermano Lucius y Calum nos miraban con rabia.

-¿Vic amor?- preguntó Alex dándome vuelta y sosteniendo mis mejillas entre sus manos con una sonrisa tranquilizadora.

Mi boca se abrió por la pura impresión de sus palabras, pero su cara no me decía nada más que una sola cosa: Sigue el juego.

-Dime Cariño- le dije con tono dulce aunque por dentro me estaba pudriendo por la dulzura que emanamos en ese momento.

-Los hombres querían saludarte pero por tu estado parece que no será posible, que disolución en verdad- dijo con falsedad sin quitarle la mirada amenazante a los otros dos idiotas que tratan con todas sus fuerzas no hablar porque sabían que terminarían muy mal parados.

Pero por lo visto los imbéciles querían morir.

-¿Ustedes están saliendo? Con razón te propusiste tener un trato con él- dijo Calum rebajando con la mirada a mi acompañante.

Lo golpee con sutileza en las costillas tratando de que no armara alboroto en medio de esa fiesta de mafiosos pero no fue necesario ya que él se supo defender de la manera más "razonable" que encontró, por lo visto.

-Victoria ha decidido el hombre que quiere en su vida, nada comparado contigo Petrova que por lo visto te vales por lo grande de tus músculos, disculpa mi rudeza -mencionó con una filosa sinceridad y una sonrisa que dejó impactada a más de una mafiosa que pasó cerca de nosotros.

Escuché la risa exagerada que se proyectó por mi comunicador al mismo tiempo que sentía el brazo de Alex por mi espalda con gran facilidad que me daba una sensación de familiaridad como si ese acto tan anormal entre nosotros fuera de lo más común.

Voltee la mirada hacía los hermanos Volkova que estaban a punto de explotar, en especial Víctor que observaba como la mano del soldado me acariciaba sutilmente, en cambio Calum que no apartaba su escrutinio de mi cara como si buscara algo en mis facciones que le dijera la resolución de un enigma muy importante para él.

-Me disculparan pero mi chica tiene asuntos más importantes a los cuales tiene que prestar atención- se disculpó como todo un profesional del engaño al mismo instante que me sacaba de ese embrollo con gran velocidad.

Logró que coordinara mis pies al mismo tiempo que no perdía de vista a sus compañeros que analizaban todo a su alrededor como unos espías de alto nivel que habían sido reclutados para una misión imposible, caminamos hacía ellos con gran destreza al esquivar miradas y saludos o siquiera la mención de alguna palabra para que se comenzará una conversación cordial entre ellos y yo, cuando estuvimos frente a frente con los otros policías hable.

-¿Me puede explicar como se te ocurre la fantástica idea de hacerte pasar por mi pareja?- interrogue golpeando su abdomen con gran fuerza logrando que se doblegara ante mí.

Como el gran ilusionista que era se inclinó hacía mis tacones al momento que arreglaba los lazos que se ceñían a mis piernas descubiertas por el vestido hasta las rodillas que me había obligado a poner mi secretaría, se levantó aguantando la carcajada que estaba por salir de sus labios en cualquier momento pero antes de siquiera poder hablar con tranquilidad las luces se apagaron de pronto.

Me coloque en posición de defensa mientras sacaba mi arma entre el jilguero que tenía mi pierna derecha, quede de espaldas a los compañeros de Alexander mientras apuntaba todo a mi paso.

-Blizko- "está cerca" advirtió mi hermano con desesperación.

Me congele por completo cuando sentí como alguien me sostenía de la cintura y agarraba mi mano donde no tenía mi arma, pero el perfume que solamente Alexander había usado desde que prácticamente aprendió para que se usa el perfume inundó mis fosas nasales al instante que alguien me susurraba en mi oído.

-Ty prekrasnyy orel, i eto ochen' privlekatel'no dlya takoy sovy, kak ya , he estado practicando ruso para que puedas comunicarte conmigo- "estas hermosa águila y eso es muy atractivo para un búho como yo" dijo con suavidad para después dormirme como a una damisela.

El Adiós Dorado 1LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora