CAPÍTULO 30

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NICOLAS BENEDETTI

Mi cuerpo se sacudía por los espasmos involuntarios que sufría por la cantidad de pastillas que había tomado por simple odio y nostalgia hacía la heredera de los Smirnova, en mi mente se devuelven las imágenes de ambos besándose frente a mí y mi corazón dolía a cada paso que daba hacía dentro de las puertas de la habitación de Victoria, empuje la entrada con tranquilidad ya que sabía de antemano que el fuego no me quemaría por completo.

Había instalado alrededor de los pasadizos una clase de protectores de incendio que lo mantenían controlado para que nadie saliera herido, era una especie de trampa invisible para que mis enemigos tuvieran miedo.

Cuando traspase la puerta del pasadizo observe como El Boss se encontraba sentado sobre la cama de Vic y a su compañero frente a él con un arma que a mi parecer tenía mi nombre ella, en ese momento todos los recuerdos que viví con Smirnova volvieron a mi mente logrando que un dolor agudo se instalara en mi pecho como en mi cabeza, me cuestionaba cómo había logrado contemplar traicionarla de la manera más cobarde que alguna vez habría hecho, ella había sido mi alma gemela desde que prácticamente nos habíamos conocido en esa gala benéfica que sus padres organizaron para presentarla en sociedad, tenía un bellísimo vestido color lila y un hermoso brillo en sus ojos que se fue perdiendo de a poco cuando sus progenitores emplearon la droga en ella como lo hacían conmigo ahora.

Visualicé mi panorama al mismo tiempo que caminaba por la habitación para llegar a la ventana donde figuraban los círculos que había hecho Vital en sus locos intentos de llamar su atención.

-La dejaste escapar ocasionando que parte de tu propia mansión se viniera abajo- alegó el Boss con esa patética voz metálica que ni él mismo se la creía.

-¿Algún problema?- interrogue sacando un cigarro de mis pantalones.

Lo encendí en silencio mientras escuchaba la risa del padre de Victoria.

-Sabía que la dejarías ir con el policía, sigues siendo un débil enamorado aunque en tus venas corra la droga- comentó Tairon con diversión.

-Me pregunto qué dirá Thompson cuando se entere que están alterando su droga y mucho mejor, que están modificando la fórmula de su mujer y para completar están detrás de una de las chicas más importantes para él- exclamé con gracia.

-¿Máximo está enterado que su hermana lo engañó con su muerte?- interrogó El Boss con algo de incomodidad.

Su respuesta se tardo un poco en llegar aunque tampoco tenías que ser un genio para encontrar lo que tanto él quería saber.

-Mi hijo no será un problema mayor, está muy preocupado con el miedo consciente de que Alexander quiera hacer tratos con la familia de Rusia- respondió Tairon.

Aunque me costara creerlo Victoria había salvado a Miles y McKayla de la muerte en una ocasión crucial para ambos por lo que le agarraron un cariño relevantemente extraño pero no quería saber del tema ya que me dejaba tranquilo saber que él la protegería como yo no logré hacerlo, pero no dejaría que llegarán a ella ni mucho menos que le hagan daño.

-Los Thompson es un problema a largo plazo- murmuró El Boss.

-A veces preferimos evadir los miedos en vez de enfrentarnos- comenté con la vista fija en el más allá.

El silencio fue la respuesta que quería obtener de ellos, sabían de antemano que si le hacían daño de alguna manera a Victoria todo el imperio que han creado a lo largo de los años se iría a la bancarrota porque Thompson era un hombre con el que no podías jugar ni muchos menos querías encontrarte cuando algo le debías, Miles se forjó un nombre completamente horroroso entre todos los ladrones y mafiosos que habían en Francia.

El Adiós Dorado 1LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora