CAPÍTULO 42

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ALEXANDER VITAL.

Mi mente vagamente me hacía recordar los días dónde Victoria formó parte de mi vida pero la escasez de esos hermosos pensamientos me hacía interrogarme en sí de alguna manera ellos me estaban moldeando a sus intereses.

No podía ser de otra forma cuándo me obligaban a estar en la misma habitación qué Isabella mientras ella buscaba la forma más asqueante para qué le prestará aunque sea una pizca de atención, pero lo único que lograba era qué me arrepintiera más de una vez cuándo se me ocurrió la brillante idea de hacerla parte de la ecuación cuándo simplemente hubiera ido detrás de esa maldita chica pelinegra que se dedicaba a robar mis pocas horas de descanso.

En éste momento me encontraba admirando el amanecer a la vez que buscaba la forma más sanguíneara para terminar con la escoria que tenía cómo segundo al mando y a la mujer qué querían para mí, había pasado mucho desde la última vez que Tairon quiso una pequeña demostración de mis habilidades pero yo no había dejado de prepararme para lo que parecía ser una casería, porque para eso me querían, además claro está darle algún heredero a la pobre solterona qué tenían como aliada.

Fue impactante saber qué ellos mismos habían hecho qué Isabella llegará ante mí cómo una simple mujer qué aceptó de inmediato mi propuesta, y en ése momento supe qué ellos me fueron buscando hasta qué caí sobre sus redes sin mucha planeación de su parte.

Me sentía estúpido por trabajar con ellos y fallarle a la única mujer qué amaba, aunque ese sentimiento se sentía más lejano a medida qué pasaba el tiempo, pero éso no quería decir qué la pudiera olvidar..

De pronto escuché cómo Isabella despertaba, no era la primera vez qué pasábamos la noche juntos y tampoco sería la última, cada encuentro me resultaba repugnante y estaba más qué seguro qué nunca le daría un maldito hijo, ni por más qué me dejen gobernar todo el mundo con tal de darle un par de alegrías a su desquiciante secuaz.

Ni siquiera me moví cuando escuché sus pasos descansos qué se fueron acercando a donde me encontraba sentado con una botella de vodka la cual estaba por ser remplazada por otra, aunque ni con mil litros de alcohol corriendo en mis venas lograba sacarme a esa mafiosa de la cabeza, podía sonar cómo un demente y probablemente lo fuera pero mi corazón me decía que vic seguía con vida, en algún lugar buscando el momento adecuado para atacar sin qué nosotros nos demos cuenta y sabía de antemano qué no la defraudaria si ella llegara a mí puerta a pedir un aliado pero cada día qué pasaba empezaba a descartar esa descabellada idea pero resurgia otra posibilidad; Qué Victoria me odiara y estaría buscando la oportunidad de aniquilarme, siendo sincero me importaría muy poco morir por su mano porqué desde que Tairon ha comenzado a usar sus experimentos en mí ya no me sentía cómo antes.

Algo dentro de mí hizo un clip logrando qué por primera vez en la vida no pudiera decir con exactitud qué por mi mente o corazón pasaba algo más qué furia y dolor por saber qué ella murió por mi culpa.

Sentí cómo unas manos pasaban por mi pecho de una manera imposible de soportar por lo qué en un rápido movimiento les sostuve ambas partes logrando qué se quejará por mi agarré brusco pero no me importaba, no era ella la que podía tocarme y nunca lo sería.

Por el simple hecho de qué la qué pedía a gritos qué sintiera mi cuerpo no estaba, por lo qué ninguna mujer podía siquiera colocar un maldito dedo sobre mi, porque no lo soportaba

Me levanté de mi asiento aun con sus manos bajo mi poder a la vez que la colocaba frente a mí, su sonrisa socarrona fue lo único qué observaba, esa mujer esperaba que algún día yo cayera a sus pies pero me parecía insultante cambiar a Victoria por una imbécil qué no le llegaba ni a los talones, la miré con todo el desinterés qué lograba mostrar al mismo tiempo qué le susurraba mientras me iba acercando a su oído.

El Adiós Dorado 1LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora