CAPÍTULO 22

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VICTORIA SMIRNOVA

Sus palabras no dejaban de dar vueltas por mi cabeza al mismo tiempo que lo guiaba por el camino que Máximo me había dicho con exactitud donde se encontraba la bandera.

Por los hombres que vimos pasar en dirección contrario nos dimos cuenta que ellos habían sido enviados a donde según mis recuerdos era la residencia de uno de los más grandes abismo que mis antepasados habían construido para sus planes malvados de antes, estructuras que no llegaban a nada concreto cuando de cuestión de resultados se trataba.

Ignore sus pasos mientras mi mente viajaba hacia los tiempos que había pasado dentro de ese lugar, el pastizal me acariciaba las botas consiguiendo que volviera a los días cuando me perdía entre estas extensiones de tierra, me vieron crecer de la manera más sádica que se podría haber criado a una niña que no llegaba a los ocho años.

Demasiadas veces me desaparecía de las garras de mis padres al mismo tiempo que descuartizaba pequeños animales que se me cruzaban en el camino, varias veces fueron las que volvía a casa con las manos llenas de sangre logrando que mi familia entrará en crisis por mis instintos pero nunca me dejaron reprimirlos, aun recuerdo como papá me hablaba sobre las personas que nos rodeaban en nuestro alrededor.

Mis pies se encontraban descalzos mientras mi padre me ayudaba a caminar hacía mi habitación llena de pequeñas princesas que me hacían el sueño más ameno, abrió la puerta con delicadeza al mismo tiempo que me dejaba pasar en completo silencio mientras cerraba la entrada con demasiada paciencia.

Caminé observando mi alrededor al momento que me dirigía hacia mí cama con mis padres siguiendo mis pasos, cuando me senté sobre mi lugar de descanso tuve enfrente a mi padre que me devolvió la mirada con dulzura al mismo tiempo que me acariciaba el rostro.

-Tienes mucha oscuridad ondeando por tu cuerpo de una manera que me sorprende- susurro.

Mi mente todavía parecía confusa ya que con mi edad que rondaba los ocho no entendía mucho de sus palabras.

-Siempre habrá alguien que quiera destruirte por ser quien eres y lo que representas en la mafia Hija, siempre tienes que tener un ojo abierto cuando duermes esperando que alguien te traicione porque no estás excluida para esas situaciones- me aconsejo.

El silencio se hizo a nuestro alrededor al momento que me acostaba sobre mi cama al mismo tiempo que colocaba la cobija sobre mi cuerpo y decía.

-Serás la mejor Vic y se que me encontraras- murmuró.

Abrí los ojos de golpe al momento que sentía una mano alrededor de la mía, observe como mis dedos se envolvían alrededor de unos mucho más grande que tenían pequeñas pintas de sangre seca, levanté la mirada dándome cuenta donde nos encontrábamos.

Carecía de la hora exacta para saber cuánto nos tardaríamos en llegar al final de la recta, según las instrucciones de Máximo tenía que seguir el camino hacia el sur, donde se encontraba el lago de los Smirnova, en ella estaban las aguas oscuras a simple vista pero cuando traspasamos la cubierta de esa fuente logras ver cómo se aclara de manera instantánea.

Alex me sostenía con fuerza sin dejar que mis dedos se apartaran de los suyos, pero tampoco tenía la intención de soltarlo, él me daba la estabilidad que tanto anhelé desde que mis padres desaparecieron, sin cuestionarme apoye mi mejilla sobre su brazo que sufrió un pequeño escalofrío que adore por unos instantes.

Seguimos caminando mientras nuestras manos seguían unidas sin que ninguno se sintiera incómodo por la cercanía, observe cómo el amanecer estaba próximo ya que pequeños rayos aparecían desde lejos pero era un paisaje precioso para admirar acompañado.

El Adiós Dorado 1LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora