CAPÍTULO 45

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ALEXANDER VITAL

Mi reloj marcaban las doce de la noche justas mientras la oscuridad me recibía con los brazos abiertos, la presa qué sería cazada esta noche había salido con su mujer a comer ya qué la estúpida quería darle la gran noticia de qué esperaba un supuesto hijo de él, todo el mundo sabía a ciencia cierta de quién podría ser ése niño pero cómo no era mi asunto no me apetecía meterme, si él quería una porquería de hijo no iba a interferir pero lastima qué no habría nacimiento ni mucho menos un casamiento cómo planeaba él menor de los Smirnova.

Frente a donde me encontraba de pronto frenó un auto de color negro mientras la música salía disparada de los vidrios que estaban bajos, bajé mis lentes al mismo tiempo qué observaba bajar a la chica qué estuve esperando desde qué me golpeó en medio del bosque.

Mi mirada iba desde los cinco hombres qué se había parado frente a mí con los brazos sobre el pecho hasta la mujer qué me sonreía mostrando simplemente una espada qué parecía tener cierto filo qué según sus explicaciones le daría la victoria si tenía algún altercado, dudaba mucho de la procedencia de esa arma pero no era mi deber cubrir los futuros errores qué podrían darse a lo largo de la noche.

-¿Están listos o necesitan un maldito concierto para prepararse?- les interrogue con seriedad.

Kiara me observó moviendo su cabeza hacía la izquierda logrando confundirme cuando quise imitar su movimiento consiguiendo qué ambos estuviéramos del mismo lado, una chispa floreció en sus orbes pero fue efímera.

-¿Mala noche Señor Vital?- contraataco la jefa de los hombres.

-¿Le importa?- dije con furia.

Ella me sonrió por unos minutos hasta qué me respondió.

-Sinceramente no pero no voy a permitir qué traté de mala manera a mis hombres, una orden y desaparece pero no queremos eso, ¿Verdad?- comentó jugando conmigo.

Ignoré su comentario al mismo tiempo qué acomodaba mi vestimenta junto con las armas qué se ajustaban a mi cuerpo, dejé mis manos sobre el chaleco negro al momento qué corrobore qué mis municiones estaban en orden, los observé cambiando mi seriedad por una mueca de diversión, no me convenía terminar baleado por cinco hombres y cortado a la mitad por una lunática qué me admiraba esperando las órdenes, pero no sería yo quién daría las explicaciones.

Bajé los escalones qué nos separaban al mismo tiempo sacaba una mis manos de donde se encontraban y sostenía la pequeña extremidad de la mujer qué me miraba sin interés alguno en mi persona, la giré con tranquilidad sin dejar qué mi mirada bajará a su escote qué me invitaba a verlo, una sonrisa pícara surcó mis labios al momento qué quedamos frente a frente en dos escalones más arriba donde sin darnos cuentas habíamos subido.

Me arrodille ante ella a la vez que mí mirada iba hacía sus orbes qué no habían perdido de vista mis movimientos, elevé su mano a mí boca al instante qué dejaba un pequeño beso en uno de sus anillos, el qué destacaba sobre los demás.

-по вашей команде и на коленях перед вами, когда вы хотите орла- “a tus ordenes y de rodillas ante ti cuando quieras águila” le susurré aún con la sonrisa pícara.

Kiara sonrió por puro impulsó al momento qué sacaba su mano de mí agarré y me apartaba de su caminó dejando en claro qué si le estorbaba me sacaría del plan y éso lo hacía más divertido ya qué cuándo el mejor tenía competencia todo se convertía una contienda qué lo llevaría de vuelta a los años donde hacía lo que amaba y admiraba a la chica que él más deseaba. La jefa admiró al frente ignorando qué me tenía de rodillas al mismo tiempo qué decía.

El Adiós Dorado 1LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora