CAPÍTULO 26

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VICTORIA SMIRNOVA

Mis ojos se abrieron de golpe logrando que mis pulmones hicieran su función inicial mientras que con un poco de paciencia lograba observar a la chica que en ese momento me estaba colocando una pequeña sonda sobre mi brazo izquierdo, cuando mis orbes lograron identificarla logré saber con exactitud de quien se trataba.

La mujer que había besado a Alexander me analizaba con una sonrisa oculta mientras se alejaba de pronto dejándome ver como mi brazo izquierdo se levantaba cómo una clara invitación de que se acerque, la chica me observó con confusión al momento que se fue acercaba a mí con su ceño fruncido, analice mis posibilidades y simplemente la tomé del cabello con velocidad a la vez que acercaba mi boca hacía su oreja.

-Cerca di scappare prima che mi alzi- “ procura salir corriendo antes de que me levanté” le dije en italiano para luego golpearla con mi puño derecho.

Me senté sobre la camilla cayendo en cuenta que no me encontraba en la casa de sepelios de la mafia, analice mis alrededores al momento que escuchaba sus pasos resonando por la estancia tratando de apartarse de mí, moví la cabeza mientras la veía por debajo de mis pestañas, su miedo era grande pero no tan inmenso como para salir corriendo por mi sola presencia, le sonreí al instante que me paraba sobre mis pies con la mirada puesta en ella.

-¿Dónde estoy?- le pregunté con tranquilidad.

La chica simplemente me observó con los ojos abiertos por la impresión que le ocasiona verme parada en medio de esa habitación, el silencio se convirtió en mi respuesta pero se veía interrumpido por los ruidos que hacía la máquina que estaba conectada a mi brazo izquierdo, la jovén se quedó petrificada al momento que me desconecte del monitor y comenzaba a caminar lejos de su cara estúpida que me siguió con la mirada mientras yo salía de esa habitación con la frente en alto pero un poco desorientada para saber hacía donde me dirigía.

Parecía que me encontraba en una casa pequeña que a mi parecer estaba siendo habitada por la mujer que seguía tratando de dejar mi espacio personal aunque carecía de amabilidad por su tono de voz pero era lo más razonable.

La había golpeado cómo a una piñata por lo que sabía muy en el fondo que nuestra convivencia sería dura pero efímera.

Caminé en silencio mientras escuchaba como la chica que casi corría detrás de mí llamaba a alguien que al parecer no tenía la necesidad de saber lo que ella le estaba contando, ignore el momento cuando oí como la mujer mencionaba el nombre de Alexander mientras casi gritaba llamándolo para que viniera a arreglar mi temperamento pero en este instante carecía de saber a ciencia cierta que él vendría y como sabía o presentía él se encontraba en temas más importantes al parecer.

Antes de entrar en la cocina me frene de golpe logrando que la chica me golpeara la espalda consiguiendo que todo mi cuerpo doliera de una manera infernal, no tenía la certeza de saber porque parecía que estaba siendo cortada por una espada medieval pero lo único que hice fue gritar por el golpe dado por mi retaguardia, en ese instante escuche como la persona del otro lado del móvil hablaba con ferocidad.

-Ten mucho cuidado Isabella- advirtió Alexander con el odio notándose a kilómetros.

La dichosa Isabella corto la llamada al momento en él cual yo me giraba hacía ella con mi dedo índice para arriba y entrecerrando mis ojos cuando estuve frente a su porte.

-¿Todo esto de sacarme de la casa de la mafia era para traerme a una residencia segura?- le pregunté cuando la vi guardar su móvil de mi vista.

-¿No vas a preguntar por la persona que ordenó traer tu cuerpo moribundo hacía mi departamento?- interrogó cruzándose de brazos cómo toda una chica mala.

El Adiós Dorado 1LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora