Capítulo 24

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(CAMBIO DE NARRACIÓN)
El cielo estaba de un tono grisáceo y Sakura lo miraba con atención como buscando algo. Bajó la mirada hacia sus manos que estaban ligeramente moradas por algunos hematomas. Una lágrima solitaria rodó por su mejilla, por más que lo odiara no podía evitar extrañarlo, a pesar de que solo habían pasado una par de horas desde su partida.
Sai entraba a la habitación para llevarle el desayuno.
- Todos los pacientes bajaron al comedor ¿Por qué tú no, Sakura? – dijo con una amable sonrisa.
- No tengo hambre. – dijo con la mirada clavada entre sus manos.
- Te vas a enfermar Sakura, estas muy delgada.
- No importa, no tengo hambre. Sai por favor déjame sola. – dijo con la voz quebrada.
- Está bien, pero de todas formas dejaré el desayuno aquí, por si te da hambre. – sonriendo nuevamente.
Sakura se giró hacia una pequeña mesita al lado de la cama, abrió la gaveta y sacó el alhajero que Sasuke le había regalado aquellos días del festival. Abrió la cajita y de ella salió una melancólica melodía, se acostó en la cama y la dejó cerca de su almohada, sumergiéndose en un profundo sueño.

Habían pasado ya varios días desde la partida de Sasuke. Hatake Kakashi el nuevo doctor caminaba a paso decidido hacia la sala de terapia, donde Sakura lo esperaba sin mucho ánimo. Él se sentó detrás del escritorio y ella al frente en una silla acolchada. El doctor Hatake revisaba una carpeta donde estaba el historial de su paciente. Los ojeó un par de veces y luego los apartó de sí para dedicar toda su atención a Sakura que miraba hacia la ventana que estaba al otro extremo de la gran sala.

- Bueno… háblame sobre ti. – pidió el doctor con una sonrisa en los labios mientras se desaliñaba los plateados cabellos.
- Ya no volveré a confiar en nadie más, incluso en usted que se ve muy amable. – recelosa.
- Veo que las cosas van a ser muy difíciles. – dijo para sí mismo, pero en voz alta. – Bien, estuve leyendo las notas que ha dejado el doctor Uchiha. – el escuchar aquel apellido le causó un escalofrío. - ¿Pasa algo?
- No nada… continúe.
- Él ha escrito mucho sobre tu caso, pero no es lo que se podría llamar una patología normal, tiene que ver con cosas… ¿Cómo decirlo? Sobre naturales… ¿Cierto? Claro que esto no está reflejado en el historial médico sino esto. – mostrándole un cuaderno forrado en cuero. - Antes de marcharse me dejó esta libreta, me dijo que tenía libre albedrio de interpretarlas para así ayudarte, pero estas notas no me sirven de nada si no colaboras Sakura. Al menos tenemos una ventaja, no soy una persona escéptica, creo en muchas cosas, por esto el doctor Uchiha me confió sus notas.
- Tal vez… a pesar de marcharse y dejarme aquí, quiso dejarme una tabla de madera para aferrarme a ella como hace un náufrago en medio del mar. Está bien, hablaré. – dijo la joven con un destello en los ojos. – Quizás esta sea mi última oportunidad.
- Disculpa la indiscreción, por supuesto, pero. – acercándose a ella para que nadie más pudiese escuchar. - ¿Tú y el doctor Uchiha tenían una relación? – las palabras calaron en Sakura como estacas.
- Si… - dijo entre dientes.
- Ya veo… Sakura no voy a ocultarte nada sobre mí, o mejor dicho voy a decirte porque estoy aquí. – la conversación se tornaba extraña para Sakura que no comprendía las intenciones del doctor Hatake. – No puedo hablar aquí, mejor vayamos a la capilla, allí nadie nos molestará. – Sakura no estaba muy segura de aceptar pero igualmente asintió y ambos caminaron hasta el lugar.

Como Kakashi lo había dicho la capilla estaba sola y nadie los molestaría allí. Ambos se sentaron en la primera fila. La mirada de Sakura paseó desde los vitrales hasta el rostro del doctor quien parecía un poco nervioso.
- ¿Se encuentra bien?
- Si, por supuesto… - dijo llevándose una mano a la nuca. Bien te contaré porque estoy aquí, no es una casualidad mi venida al hospital. Tengo una misión.
- ¿Misión? – repitió ella extrañada.
- Así es, yo… como explicarlo. – el doctor se quedó mirando el suelo como si allí pudiese hallar una forma clara de explicarse; se mordió los labios y se frotó las manos. - ¿Sabes lo que es un shinigami? – serio.
- Si… Dioses de la muerte ¿No es así?
- Si…
- ¿Y eso que tiene que ver con usted? – cuestionó Sakura.
- Yo soy un shinigami. – mirándola fijamente, mientras los ojos de ella se abrían lentamente tras el asombro. – Estoy aquí porque fui enviado para sellar a los tres demonios, y uno de ellos es… Orochimaru… el ser que está dentro de ti. Pero yo no puedo extraerlos de los cuerpos humanos, debo encontrar al que pueda hacerlo para así sellarlos y enviarlos al mundo al que pertenecen.
Sakura sintió que algo se movió dentro de ella, como una especie de sentimiento de ira, pero que no le pertenecía a ella. Era él, inquieto y oculto dentro de su cuerpo. No había previsto que vendrían por él, que alguien tenía el poder de encontrarlo. Se movió más y más dentro de ella inquieto, perturbado y lleno de rabia, deseaba explotar, pero no debía, tenía que ser paciente y guardar energías para un momento apropiado, por ahora conocería a su enemigo, le brindaría confianza a través de Sakura. Observaría desde dentro y nada más.

El doctor Hatake se acomodó en su asiento y continuó.

- Debes contarme todo sobre lo que has vivido desde que ese demonio entró en tu cuerpo, debo tener la mayor cantidad de información.
- ¿Sasuke sabe de esto? – preguntó de repente.
- No, él no sabe nada. Consideré prudente no hacerlo, dadas las condiciones en que se encontraba. – el doctor hizo una pausa mientras se frotaba las manos. -  ¿Vas a ayudarme? – mirándola fijamente. Sus ojos oscuros le irradiaron una ola de confianza.
- Si… Todo sea con tal de ser libre, aunque sea por muy poco tiempo. Últimamente mi cuerpo se ha hecho muy pesado  y escucho más voces en mi cabeza.
- Es porque son varios los que lidian por un puesto dentro de ti. El alma es fuerte pero una sola no puede combatir contra varios, aun así has tenido una increíble fortaleza al resistir tanto y mantener tu mente protegida Sakura. No debes rendirte.
- Lo sé,  pero siento que ya no puedo más, estoy agotada y ahora que él…
- ¿Qué él se fue? No puedes depender de ello, debes seguir adelante. Se trata de tu futuro Sakura, un camino que solo te concierne a ti, todo dependerá de las decisiones que tomes de ahora en adelante. – mirándola fijamente. - Aún no sé las razones por las que esos demonios se están alojando dentro de ti, para eso debo conocer tu alma, pero necesitaré tiempo.
- Alguien debe odiarme demasiado para hacerme padecer tanto mal.
- O te ama demasiado y quiere que seas fuerte.
- Entonces es el amor más doloroso que he sentido.
- El amor no siempre es dulce, pero nos hace ser fuertes y eso es lo importante. Bien, será mejor que volvamos al hospital.
- Si. – asintió con la cabeza.

Había sido un buen comienzo para el doctor Hatake, al menos se sentía más ligero en cuanto a Sakura, ya que le había contado todo sobre la razón de su venida. Por otro lado Sakura escuchaba la melodía mientras deseaba que todo acabara de una vez, y soñó con volver a los brazos de Sasuke, aunque se sintiera resentida por su actitud.

Caminó hasta la sala de música donde se sentó en el piano y comenzó a tocar una tonada llena de furia, mientras las escenas más dolorosas de su vida se le venían a la mente. El día en que sus padres murieron, el día en que su cuerpo dejó de pertenecerle, el día en que Sasuke la rechazó, las burlas de los niños en la escuela, las profundas heridas que le causaban su lucha interna, todos aquellos momentos terribles, todos se vislumbraban en la melodía furiosa del piano que iba de notas graves y fuertes a las más agudas y delicadas, todo un tornado de sentimientos, el hospital entero escuchaba la melodía. Sai irrumpió en la habitación enviado por Tsunade.
- ¡Detente Sakura! – le pidió tomándole las manos e interrumpiendo de golpe la música. - ¡Basta, Sakura! Dijo con el rostro ligeramente preocupado. Sé cómo debes sentirte…
- No Sai, no lo sabes… - dijo con los ojos llenos de lágrimas.
- Es cierto, no lo sé. Solo sé que cada día empeoras tu salud y que no has comido bien, también se que no es bueno que estés aquí sola ¿Por qué no tratas de congeniar con alguno de los pacientes?
- ¡¡¡¡Porque ellos me temen!!!! – gritó.
- No te temen, tú te alejas de ellos, los alejas de ti, porque temes que te hagan daño.
- Sai…
Sakura no pudo decir nada más y abrazó al enfermero y este le correspondió.
- Tienes visita, alguien vino a llevarte a pasear.
- ¿Naruto? – dijo con una nota de alegría en la voz.
- Sí, vino con una amiga. La patrulla del hospital los llevará hasta su casa y luego pasará a buscarte.

Chiyo que esperaba a Sakura en su habitación ya había preparado un bonito conjunto para que saliera, ella la abrazó para agradecerle y esta le dio un beso en la mejilla. Sakura se alistó en pocos minutos, se puso los guantes y el abrigo y bajó. Naruto estaba sentado junto a Hinata en una pequeña salita a la entrada. Ambos amigos se abrazaron al verse y juntos salieron del hospital. Subieron a la patrulla que esperaba en la entrada.
- ¿A dónde vamos a ir?
- A un lugar que llevas tiempo sin visitar, además, alguien llegó de muy lejos para verte.
- ¿Iremos a tu casa? – inquirió con alegría.
- Sí, mi madre insistió y convenció al director de que te dejaran salir. Te tiene preparado ese pastel que tanto te gusta.
- ¡Qué alegría!
- ¿Cómo te has sentido? – preguntó Hinata con voz dulce.
- Últimamente, no muy bien,  he sentido mucho cansancio.
- Ten esto. – entregándole una cadena con un hermoso relicario de jade. – Esto te ayudará a estar más tranquila, llévalo siempre contigo. Fue bendecido en nuestro templo, ¿Recuerdas a Neji?
- Si ¿Cómo está él?
- Está bien. – dijo con una sonrisa en los labios.
- ¡Ya basta de hablar de cosas tristes! – se quejó el rubio. - ¡Anímense!
- Tienes razón Naruto. – dijo Sakura con el rostro iluminado.
Y así el trío llegó a casa de Naruto donde los esperaba Kushina – San.

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