Capítulo 7.

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Eran las cuatro de la mañana cuando abrí los ojos. Aún el cielo estaba oscuro; me quedé tendido en la cama cerca de una hora. En mi mente rondaba lo sucedido la noche anterior, todavía sentía aquella fría lamida en mi rostro, y sus palabras en aquel sibilante tono de voz. Respiré hondo para olvidar todo lo sucedido y centrarme en el viaje. Luego de levantarme me miré en el pequeño espejo que estaba sobre el escritorio, bajo mis oscuros ojos se dibujaban dos sombras violetas. Moví la cabeza negativamente dando por cierto que sería imposible deshacerme de ellas. Resignado fui a ducharme. Saqué del armario un sweater deportivo cuello tortuga azul grisáceo y un pantalón beige junto al abrigo y la bufanda. Esperaba que Sakura estuviera tan bien equipada en cuanto a ropa como yo. Tomé su maleta y la mía y las llevé a toda prisa al auto que estaba cubierto de nieve.

Sakura estaba de pie junto a la puerta de mi consultorio, tenía un semblante de confusión. Ella permanecía inmóvil esperando a que llegara hasta ella y le diera una explicación lógica de lo que sucedía.

- ¿Por qué solo estoy yo? ¿Vas a hacerme alguna prueba?- su pregunta parecía lanzada como un dardo hacia mí. Luego se detuvo y se fijó en mis ojos.- Tienes... Unas horribles ojeras.- Aunque supe que en su mente no era la palabra perfecta para describir mi estado.

- Calma Sakura.- le pedí.- No voy a hacerte ninguna prueba. Necesito que vengas conmigo. – su rostro mostraba consternación.- Y no lo prestes atención a mis ojeras.

- Está bien pero... ¿A dónde me llevas?

- Solo ven conmigo.- tomándola de la mano.

Me detuve en seco cuando vi la ropa con la que estaba vestida. Le pedí que se abrigara, mientras yo la esperaba en el estacionamiento. Se fue sin reclamar pero mostrando aquella confusión en sus intensos ojos jade. Mientras ella se cambiaba me dediqué a deshacerme de la gran montaña de nieve que cubría el techo y el capó del auto. La vi caminar a toda prisa.

- ¿Va a decirme que tiene pensado?

- Calma, ya te lo diré, solo ponte el cinturón de seguridad y en el camino te pondré al día.

- De acuerdo.- dijo entre dientes, pasándose el cinturón por el pecho. – Pero quiero que sepa que esto no da confianza en absoluto.

- ¿Qué fue lo que dije del usted?

- Que podía tutearle...

- ¿Entonces? – no dijo nada, se limitó a ver al frente y perder la mirada.

En pocos minutos estuvimos en la autopista, Sakura miraba distraída por la ventana, contemplando el paisaje que se extendía a lo largo del recorrido. Encendí el reproductor para mantener un ambiente más ameno, ella me miró con complicidad y luego curvó la comisura del labio en una sonrisa.

- Bien... Iremos a Kioto.- comencé a explicarle.- Chiyo me contó sobre un festival que habrá durante estos días y decidí que alejarte del hospital por un tiempo sería lo mejor. Así que pasaremos tres días fuera de aquella aburrida rutina.

- ¿A Kioto? ¿Por qué no me lo dijiste antes?- su rostro mostraba una alegría contenida pero a la vez interrogante debido a la sorpresa del asunto.

- Quizás no habría sido tan interesante.- sin quitar la vista de en frente. Ella hizo una mofa y rio.

Subió el volumen de la radio y me pidió si podía bajar la ventanilla. Dejé que lo hiciera. La felicidad se reflejaba en cada centímetro de su piel, la mirada le brillaba y el viento alborotaba sus largos cabellos, volví la mirada hacia el espejo retrovisor y luego hacia ella de nuevo. Me sorprendí cuando profirió un extendido grito de liberación, vi que luego sonrió y yo también lo hice.

EL Diario del Dr. UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora