Capítulo 38 (final)

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Sakura retrocedió varios pasos mientras mantenía la mirada fija sobre aquel ser al que casi no reconocía.  La piel de Karasu se cubría de capa escamosa tal como las serpientes, los ojos inyectados de un intenso rojo carmesí y las alas plumadas de ébano desplegadas, una imagen monstruosa.
-          ¿No me reconoces, Sakura? Soy yo, Karasu. – desplegando una sonrisa que se transformó en una mueca horrorosa.
-          Ka…rasu… - avanzando hacia él con la mano extendida.
Los demás shinigami trataron de apartarla, pero ella se los impidió y siguió caminando hacia él.
-          ¡Ven mi amada, ven! – extendiendo él también su mano cubierta de piel escamosa.
-          ¡¡NO TE ACERQUES!! – gritó el Shinigami-O
-          Déjeme acercarme a él… - dijo en tono casi inaudible.
Cuando estuvo frente a la criatura tocó su rostro, acarició la mano que él le había extendido, lo miró a los ojos, fijándose en aquellas estrellas negras que se dibujaban en ellos, secando las lágrimas escarlata que se escurrían, rozando sus labios con la yema de los dedos. Lo volvió a mirar.
-          ¿Por qué has dejado que esto sucediera? ¿Cuándo te abandonaste a la soledad y la oscuridad? ¿Cuándo soltaste mi mano y te sumergiste en este abismo?

“¿De que habla?” susurraban las voces de los shinigami que observaban la escena con detenimiento. Mientras el Shinigami- O permanecía alerta, empuñando su poderosa lanza.
-          Aquel veneno te consumió ¿Por qué? – dijo Sakura tomando el rostro de Karasu entre sus manos. - ¿Por qué aceptaste la tentación de esta serpiente venenosa?
-          ¿DE QUE HABLAS HUMANA? – vociferó el Shinigami- O.
-          Él no es quien dice ser… - sin desviar la mirada.
-          Muy astuta Sakura. – dijo aquella voz que muy bien conocía, esa voz ronca y susurrante como el siseo de las víboras.
-          Orochimaru ¿Cuándo vas a rendirte?
-          ¡¡¡¿¿¿¿OROCHIMARU???!!!! – un coro de voces se oyó en el lugar repitiendo aquel nombre.
-          ¡¡Aléjate de él Sakura!! – gritó el Shinigami de Alas Plateadas.
-          ¡¡No lo haré!! – aferrándose a él. – Nunca lo abandonaré.
Pero Orochimaru la apartó de si con una fuerza brutal estrellándola contra el suelo, pero la caída fue amortiguada por un shinigami que pudo atajarla.
-          ¡¡Vengan, vengan todos contra mí!!! – los provocó.
Y una ola de shinigami se volcó sobre él, lanzas y espadas rechinaban contra las garras del poseído Shinigami de Alas Negras. Algunos cayeron en el primer ataque otro prevalecían y habían causado varias heridas en el demonio. Sakura desde el frío mármol negro miraba aquella escena con pavor. Entonces la voz tronadora del Shinigami-O retumbó entre las enormes columnas.
-          ¡¡¡ESTA BATALLA NO PUEDE SER LIBRADA POR USTEDES, ES MI DEBER Y MISIÓN ACABAR CON EL TRABAJO QUE DEBIÓ ZANJARSE YA HACE MUCHOS AÑOS ATRÁS!!! -  gritó el Shinigami-O. alzando el arma y aventándose contra el Shinigami de Alas Negras que lo recibió de brazos abiertos para clavar sus garras sobre él. Un grito de dolor fue exhalado desde lo más profundo por parte del viejo shinigami, pero este no se dio por vencido, y a pesar de las profundas heridas que le produjo el enemigo no dudó en posicionar su lanza y atravesarlo por el abdomen, pero no causó daño alguno a aquel monstruo.
-          ¡¡¡Morirás viejo Shinigami-O y yo me coronaré como el nuevo Rey!!!
Una estocada precisa y la sangre manó a borbotones…
Aquella mirada verde cristalina observaban la escena desde abajo,  se apartó de los brazos que la protegían.
-          ¡¡¡KARASU DESPIERTAAAA!!!! NO CAMINES MÁS HACIA ESE LUGAR…

Y entre aquella impenetrable oscuridad Sasuke caminaba hacia el más profundo abismo, cuando una tenue luz, temblorosa y frágil lo iluminó desde atrás, se giró casi como un sonámbulo, miró aquella titilante llama, la tocó y de pronto una luz cegadora lo colmó iluminando todo el lugar. Frente a él estaba su hermano, Itachi, que le sonreía.
-          ¡Onisan! – dijo entre dientes. Y este volvió a sonreírle y desapareció. Luego la imagen difusa de una mujer se dibujó frente a él. Caminó hacia ella, y esta le extendía la mano.
-          Ven. – dijo la voz con dulzura.
Y en medio de aquella luz la serpiente que aún luchaba por sobrevivir cual parásito se aferra a cualquier cosa que le otorgue derecho a vivir, se asió al tobillo de su victima exhalando sus últimas fuerzas para subsistir, pero aquella luz purificaba por completo toda esencia oscura en él, aquella joven, a la que una vez amó, y cuyo amor lo obsesionó, ahora llenaba el lugar con su luz, con su pureza e inocencia; la serpiente, Orochimaru, sintiéndose miserable y cada vez más reducido a la nada se entregó al único destino que le había sido escrito, el destino del cual había huido desde aquella noche en que arrebató toda pureza de aquella joven. Miró por última vez a los ojos de su víctima, ya no había odio ni resentimiento, solo condena en aquellos ojos dorados, vacios como el abismo propio, y Sasuke dio fin a la víbora que se arrastra, dio una pisada a esta hasta reducirla a solo polvo, como una vez  San Miguel Arcángel de los Católicos hizo con el mismo diablo. Y la luz emanó de todas partes dándole una profunda calidez.

El shinigami de Alas Negras goteaba sangre desde aquella herida producida por el Shinigami- O. Miró a su alrededor, volvía a ser él, miró al frente, a los ojos del Rey Shinigami, le sonrió y dijo:
-          Solo el juez supremo puede acabar con mi vida… esta vez obedeceré la última regla, la pena a la que he sido sometido. Mi alma débil y cansada debe dar castigo a aquel que fue indultado hace ya mucho tiempo atrás y solo con la muerte todo llegará a su fin.
-          No puedo hacer eso, Karasu. – dijo paternal el Shinigami-O derramando lágrimas carmesí. Era la primera vez que lloraba – no puedo dar castigo a tu alma inocente, porque ahora lo veo.
-          ¡Debe hacerlo! – imperó el shinigami.
-          Karasu… - llamó la joven mientras extendía sus brazos. – No es justo que lleves todo la carga sobre ti, yo también quiero cargarla, contigo.
El Rey sacó el arma de dentro de Karasu y dejó que este descendiera a los brazos de su amada. Las alas negras se abrazaron al frágil cuerpo de Sakura y sus brazos se envolvieron como fuertes cadenas él uno al otro. Se miraron a los ojos.
-          Ya no habrá dolor ni tristeza, todo llegó a su final… - habló Sakura con una sonrisa plena en el rostro.
-          Todo acabará.
Y el Rey Shinigami preparó su lanza y de un  limpio ataque enfundó el filo en ambos. Silencio. Solo silencio. Un solo dolor, profundo, pero que pronto fue olvidado.
Todos miraban aquella escena como la más cruel y hermosa, ambos se miraban sin pensar siquiera en el dolor, no tenían miedo, sus rostros iluminados y sonrientes. Y aquellas Alas Negras que los abrazaban fueron perdiendo su hermoso plumaje hasta desaparecer por completo.
-          Eres tú… Sasuke. – dijo con su último aliento. Y este besó sus labios y ambos parecieron caer en un profundo sueño, el sueño eterno…




De golpe abrió los ojos, el corazón le palpitaba fuertemente, hiperventilaba, y las lágrimas no dejaban de caer. Miraba hacia todos lados confundida, quería gritar pero un grueso nudo en la garganta no la dejaba, sentía que moría.
-          ¡¡Sakura calma!! – pidió el enfermero, Sai, quien había estado cuidándola.
-          ¿Estará bien? – interrogó Naruto quien estaba a su lado.
-          Naruto – kun, es mejor que esperemos afuera. – dijo Hinata, apartándolo de Sakura.
-          ¡¡Todo estará bien Sakura!! – gritó su amigo.
Mientras ella no conseguía hablar, y la confusión reinaba en su cabeza. Cuando por fin sus labios se movieron para decir algo:
-          Creí que…había muerto…yo morí… - aún con lágrimas en los ojos.
-          No Sakura, no moriste. – dijo Sai sonriendo.
-          Pero…
-          Calma, debes descansar.
-          ¿Y Sasuke? – Sakura se había levantado súbitamente arrastrando consigo el suero conectado a su antebrazo. Mientras Sai permaneció en silencio. - ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cuánto tiempo permanecí inconsciente?
-          Tres días…
-          ¿Tres días?
-          Dime que paso con Sasuke, dímelo…
La doctora Tsunade acababa de entrar acompañada por la doctora Karin y una enfermera. Karin tomaba nota del pulso cardíaco mientras Tsunade interrogaba a Sai sobre el estado de Sakura, y la enfermera extraía una muestra de sangre.
-          ¡¡¡Díganme que está pasando, díganme por favor!!! – pero nadie prestaba atención. Un pinchazo y luego comenzó a sentir mucho sueño, los parpados se caían contra su voluntad.
-          Infórmeme si hay algún cambio… - fue lo último que escuchó, era la voz de Tsunade, seria y seca.
Cuando despertó estaba en su habitación. Había unas bellas rosas azules al lado de su cama, las cortinas estaba corridas y las ventanas semiabiertas para dejar correr el aire. Afuera hacía un día soleado y fresco, y una brisa llenó el cuarto y acarició su rostro con toda suavidad. Ya no tenía el suero puesto. Sentía el cuerpo un tanto entumecido por pasar tanto tiempo inmóvil. Con esfuerzo bajó de la cama. Caminó hasta la ventana para oír a las aves cantar.
-          Sasuke… ¿Porqué nadie me habla de ti…? – dijo afligida.
Salió de la habitación, y apoyada de la pared fue caminado por el pasillo.
-          ¡¡Sakura!! No puedes estar fuera de tu habitación, aún no.
-          Sai… déjame estar un rato en la sala de música… por favor…
-          Está bien, pero solo un poco. – sonriendo.
La sala de música estaba sola y un aire de tristeza la envolvía. Se sentó frente al piano, alzó la tapa y toco una de las teclas, una nota grave salió de él.
-          Déjame sola, por favor. – pidió con amabilidad. Y este concedió su deseo.
Recordó perfectamente cada una de las notas negras escritas en la partitura. Respiró hondo, y comenzó a tocar aquella melodía nostálgica y romántica que le había dejado él en aquellas páginas de su diario. Tocó el piano como nunca lo había hecho, las notas salían con tanta fuerza y sentimiento que invadieron todo el lugar, tenía los ojos cerrados y sus dedos finos y delicados corrían por todo el instrumento y de pronto comenzó a imaginar que las notas del violín se unían a  las notas del piano, pudo sentir el agudo sonido junto a ella, y ambas filas de notas se armonizaban componiendo aquella magnífica pieza y cuando esta llegó a la cumbre más alta, el momento en que toda música explota, sintió que las notas del violín que su mente habían creado sonaban con más fuerza y realidad que antes, la melodía era casi palpable, entonces abrió los ojos y aquella figura alta, esbelta de cabellos negros, tez pálida se movía con arco y violín en mano, y sus dedos ágiles corrían en el puente mientras con toda maestría y elegancia el arco se desplazaba sobre las cuerdas, entonces las lágrimas colmaron sus ojos, mientras sus dedos seguían tocando: “Nothing Else Matter”. Entonces la melodía llegó a ese momento lento, oscilante que precede al final, y las últimas notas sonaron como las pequeñas gotas de agua en el roció de lluvia sobre una laguna. Perplejidad. Miradas, Alegría. Sasuke dejaba caer sus brazos a los lados, aún con el instrumento en mano, Sakura aún sentada frente al piano con la mirada fija hacia él. Silencio, el habla solo resultaría un estorbo, miradas, nada más que miradas cristalinas que lo decían todo, absolutamente todo. Lentamente ella fue levantandose de su asiento y él dio uno pasos hacia ella. Poco a poco la distancia se fue acortando hasta estar uno frente al otro a tan solo centímetros, podían sentir sus respiraciones, la calidez de sus cuerpos y solo un beso, suave y profundo los unió, el instrumento calló sobre la alfombra y éste, Sasuke, la rodeó con sus brazos y ella hizo lo mismo. Unidos fuertemente el uno al otro, cualquiera podría pensar que se trataba de un solo ser, de una sola energía.

Una semana después…
El jardín del cementerio yacía tranquilo, la grama de un intenso verde brillaba bajo la luz del sol matutino, y las pequeñísimas flores bailaban con el viento expidiendo un delicado aroma, casi imperceptible. La brisa fresca llevaba sus finas y largas hebras de cabellos rosa, y sus ojos de esmeralda miraban las escrituras del mármol de la tumba, mientras sus manos envolvían un pequeño ramo de lílium blancas. Con sus dedos trazó las letras que estaban hendidas en la piedra, y de la comisura de sus ojos se escaparon algunas lágrimas, mientras sus labios se apretaban para contener el yanto, una mano cálida se apoyó sobre su hombro.
-          Están en paz, porque ahora te ven feliz. Míralos.
Y frente a ella dos figuras evanescentes y luminosas le sonreían.
-          Madre… Padre… perdónenme, siempre los amé y los voy a amar… - sonriéndoles mientras dejaba el pequeño ramo sobre las lápidas.
-          Ya todo terminó Sakura, ya no habrá penas, ni dolor, ni sufrimiento, solo vivir.
Se levantó, mientras la brisa ahora más fuerte agitaba su vestido azul veraniego. Él la estrechó entre sus brazos y luego juntos comenzaron a caminar. Y desde ese lugar sagrado Yosei y Karasu veían partir la semilla de su amor. Los dos andaban tomados de la mano, sin saber que sería del futuro, pero seguros de que nada podría separarlos.

3 años después…
Sakura había realizado cientos de exámenes de suficiencia para suplir todos aquellos años que no había cursado estudios normales y ahora se preparaba para entrar a la universidad. Había decidido estudiar medicina, como desde pequeña lo había deseado. Sasuke había fundado su propia clínica psiquiátrica en el lugar donde antiguamente había estado construida su casa. Naruto y Hinata seguían juntos y comprometidos. Suigetsu fue dado de alta en la clínica, conservaba su amistad con Sakura y ahora estudiaba música y era el guitarrista de una banda de rock que apenas comenzaba su ascenso. Karin continuaba trabajando para el hospital. Sai trabajaba ahora en un hospital infantil. El doctor Himura había fallecido pocos meses después de que Sakura fuera dada de alta. Kakashi, el Shinigami de Alas Plateadas, de vez en cuando se hacía pasar por un mortal y deambulaba por las calles de Tokio o visitaba a Sakura y a Sasuke.

Más allá de creer si lo esotérico es real o fantasía, debemos aprender a confiar, a ver a través de las personas, de creer firmemente en ellas, pues solo así llegaremos a ser mejores, llegaremos a comunicarnos y los conflictos habrán alcanzado a su fin… Así como el amor de estos dos protagonistas, que al principio estuvo lleno de dudas, así lo estamos la mayoría de nosotros, pero, aprendamos de ellos, a superar las adversidades y mirar al frente y saber que el mañana existe y que será mejor, como ellos creyeron, bendecidos por la fuerza de ese vínculo que nació entre los dos.



Fin

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⏰ Última actualización: May 15, 2022 ⏰

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