Capítulo 10.

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Capítulo 10.

Anoté rápidamente todas las frases que me habían parecido extrañas desde que conocí a Sakura y luego volví a guardar el bloc de notas en mi bolsillo.

Cerca de la tarde, Sakura trajo su dibujo, al contrario del otro, este era simple y carente de violencia. Era como si fuesen dos personas, entonces decidí que era el momento de hablar.

- Sakura, siéntate a mi lado por favor.

- ¿Sucede algo?

- ¿Recuerdas lo que sucedió esta mañana?

- ¿Qué sucedió esta mañana? – me quité la bufanda dejando ver las violáceas marcas sobre mi cuello.

- ¿Sabes de que son estas marcas?

- No, no lo sé, pero se ven terribles.

- ¿Estás segura de que no lo recuerdas?

- Segura.

- Me las hiciste tú, Sakura. Me extrañé de que no salieras de tu habitación y fui a buscarte, entonces te encontré en una esquina del cuarto. Al acercarme a ti me atacaste. Me tumbaste al suelo mientras me ahorcabas. Aunque estabas atacándome en tu rostro no se mostraba ninguna expresión. – Sakura me miraba estupefacta, como si acabara de inventarle una historia completa. - ¿No me crees? – no dijo nada y quedó en silencio largo rato. – El dibujo que hiciste... ¿Por qué lo dibujaste de esa forma? No era igual al modelo del que estabas copiando ¿Por qué lo dibujaste diferente?

- Porque quise... - parecía ausente, con la mirada clavada en el suelo y el cuerpo inmóvil. – Porque así me sentía.

- ¿Cómo te sentías?

- Rota...

- ¿Por qué?

- Porque así es como estoy... rota.

- ¿Hay algo que en particular que te haga sentir rota? – ella alzó el rostro y después de largo rato sin mirarme clavo sus ojos verdes en mí.

- Todo me hace sentir rota, vivir me hace sentir rota.

- ¿Yo te hago sentir rota?

- No... tú no.

- ¿Y este lugar? ¿Te molesta? ¿Te hace sentir rota?

- No, este lugar es tranquilo, me gusta.

- Entonces...

- Los recuerdos me duelen... el hospital, todo.

- ¿Quieres hablarme de ello?

- No... - y de pronto se me abalanzó y rompió a llorar copiosamente.- Perdóname, no quise hacerte daño. No recuerdo nada, no recuerdo como pasó, que fue lo que me llevó a hacerte eso, para mí es como si... hubiese habido un salto, ya ni recuerdo claramente. – lloraba y hablaba al mismo tiempo.

- Calma, puedes llorar todo lo que quieras pero no es necesario que hables. No estoy enfadado por esto, sólo quiero ayudarte ¿Está bien?

Me quedé allí abrazándola por largo rato mientras ella lloraba hasta que se calmó.

- ¿Quieres dar un paseo? ¿Comer un dulce y tomar té? – le sugerí para animarle. – asintió.

- Iré a cambiarme. – secándose las lágrimas.

EL Diario del Dr. UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora