La afluencia de gente bajó, ya quedan pocas personas y la portadora de la flor rosada se está marchando junto con su acompañante, ambos complacidos por la buena atención del lugar, Silverio se encuentra en el baño lavando su cara una vez más, está molesto por no haber podido actuar, pero sabe que eso está bien, obtuvo información importante, Michelle Santos, portadora de la flor rosada, una empresaria muy destacada en los últimos meses de forma casi mágica, obteniendo varios de los mejores contratos en bienes raíces en la ciudad.
—Quien lo diría siempre soy quien las busca y les cae de sorpresa, pero esta dimensión tiene algo que a cada paso no deja de sorprenderme.— se dice así mismo, Recoge sus cosas y se marcha del lugar, justo cuando sale, ve al sujeto que la acompañaba apretándola de la cintura mientras sube a una enorme camioneta negra, luego un compañero del trabajo sale y al ver a Silverio ahí parado le pide que si puede tirar la basura, él apenas reacciona y el chico le deja la bolsa en las manos agradeciéndole, —¡Hey espera!— le grita pero ya había entrado de nuevo al restaurante.
Va hacia la parte de atrás del restaurante y tira la basura en el contenedor, su celular suena, es un mensaje de Zack, le pregunta si ya viene de regreso, una voz lo altera, parecen dos personas discutiendo, camina asomándose en la esquina, ve a una chica discutiendo con un sujeto el doble de alto y fornido que ella, — Mierda, mejor no me meto en este asunto. — dice regresando, pero —¿Qué haces? ¡Suéltame imbécil! — su grito lo hace regresar de nuevo, ¿Qué clase de hombre dejaría una mujer sola? Piensa mientras dobla la esquina, pero algo sucede, silencio, la chica se encuentra recostada contra una pared mientras que el gigante la aprieta del cuello.
—Suéltala.— dice Silverio, apuntando con su arma, a lo largo de su viaje en el tiempo y dimensiones también ha tenido que matar personas y sacrificar gente para llegar a su objetivo, un maliante no sería un problema —Yo que tú, suelto eso— Dice otro sujeto detrás de él también con un arma, —¿De dónde diablos salió?— piensa mientras baja el arma poco a poco, —¿Siempre te metes en problemas por una falda imbécil? — le dice al otro sujeto, Silverio analiza la situación, si crea un alboroto el otro se le vendrá encima y la chica podrá huir sin ningún problema.
Pone la pistola en el suelo y dando un giro le tumba el arma al sujeto con una patada, Se levanta y enseguida le acierta un golpe en el estómago para luego conectarle un gancho que lo deja en el suelo, da vuelta para recoger su arma y encargarse del otro sujeto, pero la escena cambia, en un instante es la chica la que ahorca al agresor contra la pared.
El hombre se desmaya y ella lo suelta, mira a Silverio de frente quitándose la capucha que le cubría el rostro, es ella de nuevo, la chica de ojos dorados, sus ojos brillan de nuevo, pero Silverio no sabe cómo reaccionar, ninguna de las flores brilla en ese color, —¿Quién diablos eres? — le pregunta tomando el arma del sujeto que lo sorprendió por la espalda.
—Yo puedo realizar esa misma pregunta, pero creo que no tengo porqué hacerlo ni porqué responderte. — dice mientras se marcha del lugar.
—Hey, hey espera, ¿quién eres? —
—¿De verdad quieres saberlo? — su tono es frío y serio.
—Créeme que sí, no todos los días veo a una chica ahorcar a un sujeto del doble de su tamaño. O sí, pero la verdad siguen siendo pocas. — piensa Silverio.
—Bien, solo si me dices quién eres tú, ¿No eres un humano normal, cierto? — lo mira de forma incrédula.
—¿Qué harías si te digo que sí? (Se cruza de brazos) pero deberías responder primero mi pregunta hay que mantener la educación. —
—Bien... (se le acerca) ¿Sabes que es un nefilim? — a Silverio le suena el nombre, pero no recuerda bien.
—Definición...—
Hace una respiración profunda y con una mano, estrella a Silverio contra la pared haciendo que se golpeé la cabeza, — Definición de peligro idiota, así que mejor aléjate de mí, no tengo tiempo para jugar con asesinos caprichosos como tú. — le dice y Silverio apenas logra escucharla antes de desmayarse.
La chica se marcha del lugar y no le importa dejarlo ahí tirado, piensa que si en realidad no es un humano normal no tendrá problemas por descansar ahí un rato.
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Guerra de flores.
Aktuelle LiteraturNunca fui una mala persona, o por lo menos eso creo, toda definición cambia ante los ojos de alguien pero aún así, fui condenado, condenado a buscar lo que nadie más podría, las cuatro flores del Edén, con el único objetivo de darles muerte solo par...