Capítulo 30 -Bienvenida a la muerte-

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Silverio las marca a todas con solo tocarlas, deja un pequeño ojo grabado sobre ellas y las cuatro se ponen a su alrededor, no discuten mucho la decisión, porque si lo hacen se pondrán muchos peros; el ritual comienza y con chocar las palmas la energía de las cuatro flores se deja ver, el tiempo se paraliza una vez más, la chicas dejan ver las flores al máximo, y aunque lo que está a punto de pasar no es nada agradable, la imagen es muy hermosa; Silverio duda si dar el segundo aplauso, ya que el segundo será el que acabe con ellas, —¿Enserio tienen que morir? Me pidieron que destruyera las flores nunca dijeron nada de ellas. — se cuestiona, pero sabe que debe ser así. Todo desde que comenzó a sido giros, vueltas, engaños, acertijos, pruebas y mentiras ¿quién sabe si esta es la última o solo una más de tantas?, nadie podría decírselo, ve el rostro de Aleiza por última vez y sonríe, le da gracias a las demás por siempre apoyarlo, y sabe que si este es el final de ellas también es el de él, ahora que por fin está por cumplir su objetivo tiene miedo de hacerlo, que ironía, respira profundo y choca sus palmas por última vez, un brillo consumidor empieza a emerger de él cubriéndolo todo y llevándose a las flores.

Otra vez ese sueño, llega al fondo del lago y unos brazos lo arrastran, pero esta vez hay algo distinto, ya no da miedo, —Lo lograste— le dice la voz de una hermosa mujer —¿Lo logré? — pregunta levantando la mirada y dándose cuenta de que es la creadora —Sí, confiaste en ti y en ellas, hiciste lo que tenías que hacer y abandonaste tu egoísmo. — Ellas... ¿Están bien? —

—Sí, le has dado una vida mejor Silverio, a ellas y a todas las personas que se perdieron en el proceso, incluyendo las líneas anteriores. —

—Eso implica que no me recuerdan ¿verdad? —

—Lastimosamente es así, nadie recordará lo sucedido y después de esto tú menos, pero es mejor así sabes, vivir con un mal recuerdo nos ayuda a avanzar y mejorar, pero vivir con el dolor no, ya todas las almas con las que cargabas son libres y la oportunidad de vivir su vida se les ha dado, ahora la pregunta es ¿Tú tomarás esa oportunidad? —

—No...yo morí por causa de mis malas decisiones, a lo largo de todo esto aprendí que eso es algo que debemos aceptar si queremos vivir de verdad, antes quería no estar muerto, pero ahora prefiero dejarlo así, solo tengo una pregunta ¿La volveré a ver? —  Ya sabe que se refiere a Aleiza
—Probablemente, pero tendrías que reencarnar para averiguarlo. —

—Entonces me parece bien, necesito un descanso, pero dejaría algo sin terminar, así que fue un placer. —

—Fue un placer Silverio—se despiden, y ella deja ver una hermosa sonrisa que llena de calma mientras todo desaparece.

Sí, Silverio murió, pero fue por algo que él quería, una decisión que se debía respetar y más con el hecho de que no quería olvidar nada de lo que vivió, quería llevarlo consigo hasta reencarnar para tener algo que llevar con él, las líneas de tiempo cambiaron para muchos, las relaciones familiares, entre Aleiza y Esther mejoraron; Michelle Santos se volvió una empresaria reconocida sin necesidad de ningún truco, pero también comenzó a disfrutar su vida y a dejar ir el pasado; mientras que Susan, ella siguió en las peleas, pero de forma legal, volviéndose una de las mejores; y por giros del destino Madam Sara y Zack se volvieron a conocer, y surgió esa chispa de nuevo entre los dos;  y algunas de las multi versiones de Silverio cambiaron mucho su forma de vivir, no todas porque no todo puede cambiar, no todo mejora o avanza, pero los que lo hicieron tuvieron una vida mejor de la que ya tenían o de la que podían haber tenido.

Mil años después el alma de Silverio reencarnó, se encontraba camino a casa de una chica que llena su corazón, en el camino se encuentra un puesto de flores y compra una pequeña flor morada,  va a su departamento y cuando llega la puerta está abierta, es extraño, así que entra despacio, y las luces se encienden —¡FELIZ CUMPLEAÑOS!— gritan todos mientras serpentinas de colores vuelan por todas partes, son sus amigos que están ahí reunidos con él, Aleiza se le acerca y lo recibe con un beso —espero que te haya gustado— el ríe y la abraza con fuerza —En verdad me encanto, una flor para otra flor.— le dice entregándosela con una sonrisa tan sincera que en ninguna línea se hubiese visto.

Fin



Nota del escritor.


Este capítulo quiero dedicárselo a un amigo muy especial que ya no nos acompaña por causa de una bala fría, él tenía sueños y metas que no pudo terminar de cumplir, pero usaremos su ejemplo para seguir adelante, como él lo hubiera hecho, descansa donde quiera que estés Diego Rivas.

Guerra de flores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora